La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fiestas del Rosario Reconocimientos

"El traje de Néstor es mi chifladura"

Demetria González, experta en vestimenta canaria, recibe un homenaje en las Fiestas del Rosario

Demetria González García pasa muchas horas en el taller donde todavía se entretiene frente a su máquina de coser de pedales.

El timbre es la señal. Apenas unos segundos después el portón gris del número 11 se abre y tras él aparece una mujer menuda. La sonrisa es el primer gesto de bienvenida. "Yo soy Demetria", anuncia poco antes de cerrar la puerta. No hace falta dar ni un paso para darse cuenta de que su hogar tiene un toque especial. De los objetos antiguos que decoran los altillos de las paredes, a las telas de colores que se dejan entrever en los percheros. En el taller de Demetria González García cuesta decidir dónde dejar quieta la mirada. Y ella tampoco da mucha tregua. Sobre la marcha, con agilidad, empieza a mostrar sus creaciones: camisas, chalecos, pantalones, faldas, bordados y calados a mano, con las suyas. Los hay de todas las tallas y tonos posibles y, en muchos de ellos, está impregnado el legado de Néstor Martín Fernández de la Torre. "Es mi chifladura", confiesa unas horas antes de desfilar por el escenario de la plaza de Santo Domingo donde ayer el Ayuntamiento reconoció su arte, en medio de las Fiestas del Rosario de Vegueta.

"Estoy nerviosa, tengo que reconocerlo", confiesa sentada ya sentada en un sofá en el que hasta los cojines son un canto a la canariedad. Tanto es así, que hasta ha ido a la peluquería por la mañana para recibir el homenaje que compartió con unos grandes conocidos para ella: la agrupación folclórica Roque Nublo. Y es que González García trabajó durante 33 años en el Pueblo Canario, "donde ellos iban a tocar los domingos". Allí limpiaba en la tienda de quien fue en gran parte su mentora, Teresa Marrero Rosales. "Era una mujer muy estricta a quien le guardo un profundo cariño y respeto porque me enseñó muchas cosas", recuerda.

Natural de Firgas, Demetria González nació en el seno de una familia muy numerosa, conformada por sus padres y sus diez hermanos. Fue a los diez años cuando se trasladó a la capital grancanaria y, desde entonces, no ha parado de trabajar. "Conocí a mi jefa porque yo le hacía algunos calados y al final me contrató para limpiar en su casa y después en su negocio". Con 15 años se casó con su marido, Juan Guedes Santana, y a los 16 ya tuvo al primero de sus dos hijos. Con esa edad, alternaba su trabajo, los quehaceres en el hogar y la crianza de su prole con la que ella define como su "ilusión".

Su primer traje lo hizo sin haber alcanzado la mayoría de edad. "Me enseñaron a bordar en la escuela del Rey, que era la única que había en Firgas. Yo también sabía calar, pero no marcar, así que tuve que ir a que me enseñasen", cuenta. El resto lo hizo su tesón y, desde luego, un talento con el que nació hace casi 78 años. "Ni sé cuantos vestidos he hecho", comenta mientras se levanta para enseñar un chaleco y una falda que están por terminar. "Yo siempre tengo muchas cosas a medias", se ríe, "porque cuando me canso de una cosa me pongo con otra".

Aunque su taller es donde más tiempo pasa, cualquier sitio es bueno para bordar. Por ejemplo, el Estadio Insular, a donde Demetria va a ver todos los partidos de la Unión Deportiva Las Palmas con su hijo. "Ahora él no puede, pero yo iba con mi marido y llegábamos dos o tres horas antes así que yo me ponía a hacer encajes mientras esperábamos que empezase el partido". Y por si aún quedan dudas de su rejo futbolero, en los corchos donde están colgadas las fotos de sus nietas y bisnieta, están también muchos de sus abonos.

Esto no es la única curiosidad que González se guarda bajo la manga. "Si te lo digo no me vas a creer", avisa con antelación, a sabiendas de que lo que va a revelar puede parecer algo casi imposible. Son muchas las personas que han llevado a alguna romería la indumentaria tradicional de cualquiera de las islas que esta artesana aún confecciona en una máquina de coser de pedal Werthein. Pero ella nunca en su vida se ha vestido con el traje típico canario. "Yo siempre he estado agobiada de trabajo para poder mantener mi casa y dar de comer a mis hijos. Cuando terminaba en un sitio, me iba a otro. Así que no tenía tiempo para irme a las fiestas. Eso sí, todo lo canario lo tengo hasta en los huesos metido", aclara. "Mis nietas quieren que me vista con uno de mis trajes para hacerme una foto en grande. ¡Ahora, a mi edad!", apunta divertida antes de despedirse tal y como dio la bienvenida, con una sonrisa.

Compartir el artículo

stats