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Cristóbal, con el timple a bordo de un velocípedo

La fiesta de las dos ruedas cierra la Semana de la Movilidad con una menor asistencia que otros años al coincidir con la Romería del Rosario

Muchas fueron las familias que aprovecharon que no hacía excesivo calor para sumarse a la Fiesta de la Bici y el Peatón. SABRINA CEBALLOS

No le faltaba detalle. A saber: velocípedo pintado a brocha de amarillo UD, una bufanda del equipo enredada en el manillar, traje de romero, con cachucho y acompañamiento de timple. Cristóbal Falcón, de La Garita, instalador de gas, 70 años y una marcha que ya la quisiera un adolescente. De la necesidad, virtud, se dijo este peculiar ciclista. Para él la coincidencia de fecha y hora del Día de la Bici y la Romería del Rosario fue la excusa perfecta para dar rienda suelta a uno de sus "vacilones". En medio de una serpiente multicolor, un poco más mermada que en ediciones anteriores, quizá por la competencia de la fiesta de Vegueta, su vehículo a dos ruedas brillaba por méritos propios en la calle Venegas, donde se dio la salida al circuito que puso fin a la Semana Europea de la Movilidad.

"Esto es un velocípedo, mi niña. Lo tenía mi suegro en un almacén, yo lo cogí, lo pinté y a darle rueda. Tiene por lo menos 50 años", reveló Falcón, justo antes de dedicarle una canción a la sede de Hacienda, furrunguiando el timple con jeito. "Hacienda pulsa un botón y lo manda todo a la tumba, Hacienda pulsa un botón y todo se derrumbaaaa". Pura poesía.

Cristóbal Falcón es un asiduo de los días de la Bici que se han organizado hasta ahora en Las Palmas de Gran Canaria. "Me gusta porque me activa", reconoce con una sonrisa y el aspecto de tener diez años menos. "De aquí me voy a la Romería del Rosario, seguimos la fiesta. La parranda se lleva en la sangre", asegura.

El velocípedo, que es el padre de la bicicleta actual, es un vehículo de dos ruedas de principios del siglo XIX. "Es Orbea", puntualiza Falcón, que, tras encontrarlo en el almacén medio abandonado, decidió pintarlo de amarillo, el color del equipo de sus amores, como demostraba la bufanda de la Unión Deportiva Las Palmas que llevaba como tarjeta de visita. "A los jugadores yo les voy a dar un consejo, apunta ahí, mi niña. Que para desayunar se tomen una ralea de gofio de trigo y aceitunas del país y verás tú lo que va a suceder", aconsejó. Que se prepare el Eibar el sábado que viene. Y tras la receta y la folía de Hacienda, Cristóbal siguió su camino y se perdió por el fondo de la calle, camino de Luis Doreste Silva, y vuelta por León y Castillo... Ya nunca volvió a pasar, quería coger sitio en la Alameda de Colón entre carreta y carreta.

José Eduardo Ramírez, concejal de delegado de Movilidad y Ciudad de Mar; y Pilar Álvarez, edil de Sostenibilidad, hicieron acto de presencia al inicio de la prueba, aunque sin bicicleta. "También es el día del peatón", bromeaba el de Nueva Canarias.

Muchos pequeñines se pusieron el traje de Indurain y se echaron a la calle a superar su particular Tourmalet, que no es otro que aprender a controlar la bici sin ruedines. En algunos casos, los padres hacían de perímetro de seguridad. "¡Quita la burra, Álvaro!", advertía un progenitor pertrechado hasta los dientes con vestimenta para la ocasión y salvando a su hijo de una catástrofe.

Cristo Gutiérrez tiene 20 años y es de Pedro Hidalgo. "La verdad es que en mi barrio no hay muy buenas condiciones para ir en bicicleta". Tiene su Orbea desde hace siete años y tiene un mensaje para los conductores de coches: "Respeten más al ciclista".

A su lado, su novia, Zara Rodríguez, de 16 años, que es aficionada a este deporte por contagio romántico. "Desde que estoy con él", responde cuando se le pregunta si es asidua al rey de los vehículos sostenibles. Es de Casablanca I, pero estudia en el IES El Pilar de Guanarteme. Ayer iba a bordo de una Topbike que le trajeron los Reyes. Ha notado una carencia en la red de bicis públicas implantada por el Ayuntamiento. "Estaría bien aumentar el número de bicicletas y poner un punto en el intercambiador de Hoya de La Plata", recomienda, al tiempo que reconoce que la app de ByBike LPA funciona "muy bien".

La madre de Zara, Mar Sánchez, cumple 41 años el próximo jueves, pero aparenta ser treintañera. "Hay que disfrutar de esta actividad que te permite estar al aire libre. Yo conduzco durante la semana y viene bien relajarse", afirma, sobre una TopBike que le prestó la hija de una amiga, Andrea.

Raúl Rivero, de 34 años, no es aficionado a manejar el manillar, pero cree que ya es hora de ponerse a ello, sobre todo porque su pareja es toda una deportista. También tiene una TopBike y ha decidido darle una oportunidad al deporte de las dos ruedas sin motor. El informático luce un tatuaje de agua y fuego en el tobillo. "Representan el bien y el mal, me tatué el agua en el empeine porque duele más... el bien cuesta más hacerlo", explica muy filosófico y con su vestimenta amarillo fosforito.

El frutero

No sólo es una cara inconfundible del Mercado de Vegueta, experto en productos de la huerta y un hacha del marketing que es capaz de vender una nevera en el Polo Norte, también colecciona bicicletas. José Quintana, de 48 años, frutero de profesión, lucía ayer orgulloso su Cinelli Campagnolo, un modelo muy codiciado por los coleccionistas, ya que es "campeona del mundo en cinco ocasiones". "Esto es excepcional, el Ferrari de las bicis", aseguraba acariciando el manillar de su ejemplar. "Es un hobby, no cojo la bici para pegarme matadas, sino para dar una vueltita", confesaba. Guarda nada menos que 24 vehículos y tiene casi otros tantos desmontados. Ayer disfrutó paseando su joya de la corona, la jornada era propicia.

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