El centro comercial Sotavento intentó mantener ayer su actividad cotidiana como un sábado normal, pese a la orden de cierre del Ayuntamiento, y comenzó la jornada a ritmo de zumba. Mientras el resto de locales abría sus puertas y atendían a los pocos clientes que a esa hora pasaban por allí, en el patio central aterrizaban las personas que habían acudido a practicar la zumba. La jornada continuó durante la hora de la comida y la tarde, pero a medio gas, porque la gente, advertida de que el plazo para el cierre voluntario expiraba sobre las doce del mediodía, no acudió. Por la noche, sí que se notó la falta de afluencia de la gente, algo anormal para una noche de sábado. "Aquí no pasa nada. Ni precinto, ni nada", exclamaba un usuario del Muelle Deportivo, sobre las nueve de la noche, al ver que el centro seguía abierto. Sin embargo, a las ocho de la noche, la Policía Local ya había recibido la orden de acudir al Sotavento para echar el cerrojo y le había encomendado la misión al Grupo de Espectáculos, que apareció por el Muelle Deportivo sobre las nueve de la noche. Teresa García