Una vez más, la plaza del Pilar de Guanarteme se convierte en el punto de encuentro. El espíritu festivo sigue impregnado en cada esquina y también en el rostro de los vecinos. "Los cochitos" que llevan instalados varios días en la zona comienzan a rodar entre luces y melodías de feria, mientras los más pequeños esperan que llegue "la chica" para poder comprar el billete a la aventura sobre raíles. Los mayores se acomodan en las sillas de plástico que hay frente al escenario para no perder puntada. Las 200 palomas mensajeras que en cuestión de minutos surcarán el cielo, aguardan en sus jaulas, bajo la atenta mirada de los más curiosos. Y en el local de la comisión de fiestas hace un intenso calor que se compensa con el rico olor a paella. Todo está preparado para recibirla a ella, a la patrona del barrio. Y es que es su día.

La inconfundible voz de Pepi González, esa mujer incombustible que forma parte de la organización, se escucha sobre el tablado por el que tantas personas han desfilado a lo largo de las 12 jornadas de festejos. Con el micrófono en la mano, enseguida capta la atención de los asistentes y logra abrir el pasillo necesario para que la imagen de la Virgen del Pilar pueda recorrer los escasos metros que la separan de los devotos.

Arropado por numerosos feligreses, un agente de la Guardia Civil y el párroco José Manuel Cruzado, el trono avanza hacia un lateral del proscenio, mientras los miembros del grupo músico vocal Tamadaba ponen el ritmo de la tierra. Es precisamente uno de sus miembros, Felipe Borges Villalba, quien agasaja a la patrona -a pesar de haber estado enfermo, según cuenta Pepi González- con un emotivo canto del Ave María que arranca el aplauso emocionado del público.

Acto seguido, llega uno de los momentos más esperados de la jornada: la suelta de palomas, a cargo del club colombófilo Fondo Club Guanarteme. Las dos primeras aves en alzar el vuelo lo hacen desde las manos del presidente de la Comisión de Fiestas, Simón Alejandro Urbano, y su compañera Mari Santana. El resto, en torno a 200 pichones más, lo hacen poco después desde las jaulas que la asociación deportiva ha preparado. En otras ocasiones, también se ha realizado una exposición con los ejemplares más bellos y que tienen mayores méritos en cuanto a los recorridos que realizan, pero "este año no daba tiempo", explica el presidente del club colombófilo, Nicolás Quevedo.

Lo que sí tuvo lugar después del espectacular vuelo en honor a la Virgen del Pilar, por segundo año consecutivo, es la paella popular que se ha preparado para dar de comer a 600 personas. Quienes no pueden resistirse a probarla, tan solo tienen que pagar un precio simbólico de 1,50 euros para degustar un plato hecho con mucho cariño por vecinos del barrio. Y mientras se llena el estómago también se alegra el oído porque los del grupo músico vocal Tamadaba continúa sobre el escenario durante un rato más.

Los últimos actos con los que quedan clausuradas las fiestas quedan previstos para la tarde. Tras la procesión de la Virgen del Pilar por las calles del barrio, acompañada por sus feligreses, el broche final es musical. La cantante aruquense Fabiola Trujillo presentó su espectáculo Un Rocío de canciones, en homenaje a Rocío Dúrcal y Rocío Jurado.