La Casa del Niño, un antiguo macrocentro de acogida de menores en el barrio de Zárate en la capital grancanaria, lleva cerrado ya más de 25 años. Los edificios se siguen deteriorando cada día que pasa porque las administraciones que forman parte del patronato que lo gestiona han sido incapaces de ponerse de acuerdo para darle un nuevo uso.

Óscar Roque, coordinador del movimiento vecinal del municipio de Las Palmas de Gran Canaria, lidera una propuesta para que la Casa del Niño vuelva "para las personas necesitadas". Roque presentó una denuncia-propuesta a la subdelegación del Gobierno de Canarias, en la que sugieren un proyecto para reformar y habilitar el complejo, y darle un uso social, que "hace falta en el cono sur de la ciudad", declara.

En la propuesta han trabajado también Carmelo Suárez, arquitecto y miembro del Partido Comunista del Pueblo Canario, y Juan Samper, antiguo alumno en la Casa del Niño en la década de los 60. Roque lamenta que tras 100 días del nuevo gobierno, no se haya hecho más por las personas necesitadas, teniendo en cuenta que "las personas necesitadas eran el emblema de los partidos".

El coordinador del movimiento vecinal opta porque las tres instituciones que están en el patronato que la gestiona, Ayuntamiento, Cabildo y la subdelegación del Gobierno de Canarias, "lo entreguen a los movimientos sociales". Roque quiere "empezar a trabajar ya", y acusa al gobierno de "deficiencia en todo lo social". En la misma línea se ha pronunciado Suárez, quien cree que los colectivos sociales tienen que gestionar el Centro Socio Cultural el Niño. Pese a que el Ayuntamiento no se ha mostrado muy favorable, "e incluso a evidenciado cierto rechazo", comenta Suárez, insiste en que continuará luchando para que en los próximos dos años se abra el nuevo centro. "Una vez que hemos empezado esta lucha la terminaremos", explica Suárez, quien bromeo invitando a todos "a la inauguración dentro de dos años, donde Óscar Roque cortará la cinta".

Por otra parte, Samper, insistió en que se deben recuperar los archivos del antiguo centro, del que se escapó con apenas 14 años. También quiso hacer un llamamiento a los antiguos alumnos para recuperar el complejo y destinarlo a labores sociales. "Pasábamos el día cantando el cara al sol y dormíamos 25 alumnos por aula", explica Samper de sus años en la Casa del Niño, que lleva más de 25 años "cayéndose a trozos".