La frase 'caen tres gotas y la ciudad está patas arribas' se ha repetido hasta la saciedad durante estos últimos días en los que las fuertes lluvias han estado presentes en la capital grancanaria. El concejal de Aguas del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Roberto Santana, reconoce que si estos fenómenos meteorológicos se repiten, el caos circulatorio y las inundaciones son inevitables. "El problema grave va a seguir, requiere de grandes inversiones y el alcalde es consciente de la problemática", indicó Santana, que añadió que esa problemática está relacionada con la red de saneamiento, que en la ciudad baja es unitaria -tanto las aguas pluviales como las de saneamiento achican en la misma tubería- en vez de estar dividida. La solución está en separarlas, aunque "eso requiere de un plan integral con obras costosas, por lo que se hace necesaria subvenciones o financiación externa".

La fisonomía de la capital grancanaria juega un papel importante a la hora de generar situaciones como las ocurridas esta semana. Uno de los aspectos que cobra una especial importancia a la hora de que se formen grandes inundaciones y, por ende, retenciones de tráfico se encuentra en las infraestructuras de drenaje de la ciudad, que están obsoletas debido a que no se han adaptado al crecimiento urbanístico de las últimas décadas. "En su día se creó una red unitaria para 20 casas. Ahora, está esa misma red, pero hay 150. Eso hace que cuando cae una tormenta de este tipo se salte el alcantarillado", explica Gerardo Henríquez, gerente del Consejo Insular de Aguas. Esa urbanización, con la fabricación de edificios y calles, provoca a su vez que el suelo pase de ser permeable a impermeable, "lo que incrementa el caudal que genera la lluvia", precisa José Chirivella, ingeniero del organismo dependiente del Cabildo de Gran Canaria.

Otra de las causas que agrava los destrozos que se producen durante estos fenómenos meteorológicos es la ocupación de los barrancos por carreteras y viviendas, como apunta el concejal de Aguas del consistorio capitalino. A pesar de que los cauces naturales cuentan con canalizaciones e instalaciones hidráulicas, "cuando hay casos de lluvias muy fuertes las tuberías a veces no funcionan como deberían", afirma. Y es que "lo primero que tiene el agua es memoria, entonces recupera lo que es suyo", comenta Henríquez.

Estos barrancos, combinado con las laderas, crean una orografía que también influye a la hora de originar riadas por las calles de los barrios. "No podemos olvidar que es una ciudad que tiene una parte muy antigua y una nueva, que además la antigua está abajo y la nueva arriba, lo que hace que el agua baje con mucha velocidad y eso no lo puedes cambiar", alega.

Todo ello genera un cóctel que acaba con inundaciones, escorrentías y desprendimientos en algunas partes de la ciudad baja. "¿Que se puede solucionar?", se pregunta Chirivella. "Sí, poniendo una red de aguas pluviales nuevas o dimensionando las redes a los criterios actuales de población en tres cuartas partes de la ciudad", responde. Sin embargo, esto "obligaría a levantar toda la ciudad", resalta. Y coincide con el concejal de Aguas en apostillar que llevar a cabo estas mejoras "tendría una ficha financiera que no es viable".

Asimismo, Henríquez dice que hechos como los acaecidos no son exclusivos de Las Palmas de Gran Canaria sino que también suceden en otras urbes. Pone como ejemplo las ciudades del levante peninsular cuando se produce el fenómeno conocido como agua fría, con lluvias torrenciales. "La ingeniería no puede cubrir el 100% de la lluvia porque sino abriríamos túneles en vez de instalar tuberías. Toda ingeniería, en este caso también, se hace para cubrir una probabilidad de ocurrencia", recalca José Chirivella.

Ambos directivos de la institución insular apuntan que en su día se buscaron soluciones en el barranco de La Ballena con un proyecto para construir un depósito de tormenta. "Esta infraestructura trabaja como una presa, primero acumula el agua de la lluvia y una vez pasada la borrasca se deposita en la red; tiene unas dimensiones muy grande y su coste no es precisamente barato". Por ahora, las primeras intervenciones que realizará el Consistorio serán para solucionar problemas puntuales, entre otros las continuas inundaciones del túnel de Julio Luengo o las que se produce en la calle Churruca, según Roberto Santana.