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Miedo en Reina Mercedes

Los vecinos temen que los edificios se hundan tras haber quedado anegado el garaje

El barro cerca las casas de Reina Mercedes. JUAN CARLOS CASTRO

Miedo, indignación e impotencia. Los vecinos de la urbanización Reina Mercedes se recuperan poco a poco del susto por la última inundación, la décima que sufren en los últimos 16 años, pero ahora temen que los edificios se hundan por el viaje de agua y barro que se les metió en el garaje la pasada semana. Más de seis millones de litros sacaron los bomberos hasta el viernes pasado y los residentes temen que el peso del agua haya afectado a la estructura, por lo que han solicitado al Ayuntamiento que envíe a los técnicos para que averigüen en que estado se encuentran las columnas y cimientos. Un arquitecto advirtió hace algo más de un año que las columnas del garaje están tocadas por la corrosión de los hierros, debido a la humedad.

Javier Rivero y Juan Guerra, presidente y vicepresidente, respectivamente, de la comunidad de vecinos, volvían a expresar ayer la impotencia de los residentes, ante la incapacidad del Ayuntamiento para evitar las inundaciones que sufre la urbanización cada vez que llueve. Guerra recordó que el Ayuntamiento sabe lo que hay que hacer para acabar con el problema, que consiste en desviar por la calle Profesor Reina los colectores por los que baja toda el agua de Siete Palmas, Almatriche y Los Tarahales hasta Reina Mercedes. Estos colectores conectan con el de la urbanización, que es incapaz de absorber tanta agua y revienta.

"Es la obra que tenían que haber hecho hace veinte años y que no quieren hacer. Toda esa agua va a parar al colector que tenemos aquí. Esa es una obra que tiene que hacer Emalsa y el Ayuntamiento. Lo tienen que hacer sí o sí. El estudio está hecho desde hace más de tres años, pero sólo se hizo la primera fase de la obra", se quejó Juan Guerra, que ya ha perdido la cuenta del dinero que se ha gastado la comunidad en arreglar los sucesivos desperfectos ocasionados por las inundaciones, por no hablar de los coches y motos siniestrados. "En estos años, hemos perdido más de treinta coches y motos. En esta última tromba han sido siete coches y dos motos, entre ellos un taxi, lo que impide a su dueño ganarse la vida", explicó. "Una vez más, gracias a Dios no ha habido que lamentar desgracias personales, escapamos de manganilla. No sé qué tiene que pasar para que los responsables de este Ayuntamiento nos arreglen este grave problema", sostuvo. Hasta ahora, el Ayuntamiento se ha gastado 180.000 euros en realizar unas obras que no han impedido las inundaciones, porque la causa del problema no se ha resuelto. La primera fase de la obra consistió en arreglar un talud que está en la zona de la Pantera Rosa y en poner cuatro tuberías que, a juicio de los vecinos, son "sólo parches" que no resuelven el asunto más grave. Según Guerra, tanto el alcalde Augusto Hidalgo como el concejal Roberto Santana han asegurado que van a retomar la segunda fase de la obra. Mientras tanto, Javier Rivero, tuvo que plantarse ayer en la Concejalía de distrito para que el Ayuntamiento mandara un tractor y operarios a limpiar la zona. "Esta vez, la limpieza la va a tener que hacer el Ayuntamiento", advirtió Guerra. Los ascensores siguen parados, porque la fosa, que está en los garajes, está llena de humedad y lodo, y usarlo es peligroso.

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