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"Juan Rejón, de toda la vida y con orgullo"

Vecinos de La Isleta se niegan a modificar el nombre de la vía

La calle Juan Rejón, en el barrio de La Isleta. ANDRÉS CRUZ

Joaquín Santana tiene 77 años, su principal ocupación ha sido la psicoterapia, pero ha trabajado en diferentes oficios pasando desde la albañilería hasta la carpintería. Este grancanario lleva toda su vida en La Isleta y ha visto cómo el barrio ha ido cambiando con el paso de los años. Rememora cuando la calle Juan Rejón era un área de comercios donde los isleteros de antes iban a cubrir sus necesidades: "Mi madre me decía que fuera a La Carretera a comprarme unas alpargatas a Calzados Vicente, cualquier otra cosa a Víveres Juan Rejón o ropa a Casa Mercedes".

"Es verdad que mi madre solía llamar a la calle La Carretera", prosigue Joaquín Santana, quien recuerda que en un principio reconocían las vías por números. "Por ejemplo, la número uno era Juan Rejón, la dos La Naval, la tres Anzofé... y así hasta llegar a la siete, que era Fontanales", refiere. "Aun así, para mí es Juan Rejón desde que tengo uso de razón y me gustaría que se quede como está, porque mira lo que hicieron con la calle Olof Palme, que le pusieron ese nombre que nada tiene que ver con Canarias, y Juan Rejón sí hizo mucho por nosotros", añade emocionado al hacerle pensar sobre "cosas que no recordaba desde hacía años".

En el número 38, "antes 42", de Juan Rejón viven los hermanos Margarita y Justo Martín. Llevan toda su vida residiendo en esa calle, lo que supone más de 77 años. "Es verdad, Justo, mamá la llamaba La Carretera, y es algo bonito", recordó Margarita dudando entre si votaría a favor o en contra de cambiar el nombre de la vía. Por su parte, el hermano varón se negó a cualquier modificación posible: "Esta calle es Juan Rejón de toda la vida, y es un orgullo, porque este señor fue conquistador de la Isla y él y su ejército se rompieron el alma por su defensa. Se merece el nombre de la calle y no estar cambiándolo ahora por un nombre de los años de Cristo y, además, tener que modificar la dirección, recordar la nueva..."

El matrimonio formado por Ángeles Figueroa, de 43 años, y Juan Antonio Batista, de 54, vecinos de toda la vida, también, de este barrio del Puerto, tienen claro que votarán "no" a este cambio del nombre de una de las calles principales del lugar que ha sido su "hogar" desde que nacieron. "La verdad, mientras que no afecte a mi bolsillo, me da un poco igual, pero no veo la necesidad de que se tenga que cambiar el nombre de la calle. Por mí que se quede Juan Rejón y ya está, porque, además, este hombre ha tenido siempre un papel importante en Gran Canaria", expresó el marido.

Ángeles, por su parte, se muestra indignada con la prioridad que, según ella, se le da desde el Gobierno a cosas sin relevancia "habiendo temas más importantes que solucionar". "Veo todo esto una estupidez y creo que deberían preocuparse menos del nombre de una calle y ocuparse más de arreglar el alcantarillado del barrio o ayudar a las personas que, tras las inundaciones, han visto sus casas destrozadas, como le ha pasado a mi hermana", añadió.

No se trata de un asunto de edades, puesto que tanto los mayores de la zona como los más jóvenes coinciden en que no ven la necesidad de cambiar el nombre de la vía. "Yo tengo 27 años, llevo toda mi vida aquí y creo que volver a la denominación antigua es una bobería, si ya en su tiempo se le puso este nombre, cambiarlo ahora no tiene ningún sentido", expresó Adrián Perdomo, vecino también del distrito.

En la misma postura se mantiene Ángela López, residente en la calle Guayarmina del mismo barrio desde hace 77 años: "Mi casa tiene alrededor de 130 años, yo nací y crecí en ella y hasta la fecha he estado aquí. Desde siempre he conocido la calle como Juan Rejón, de toda la vida, y no me gustaría que se cambiara. Así es como la conocemos y así se debe quedar".

Parece que los vecinos de La Isleta han hablado, pero todavía quedan por ver los resultados de las votaciones en consenso que se tiene previsto que sean el próximo 17 de noviembre. Antes, la propuesta pasará por asambleas vecinales, donde se llegará a un acuerdo respecto a este tema entre otras cuestiones del barrio. Aún así, por el momento, parece que los residentes se resisten al cambio, y La Carretera se quedará como un nombre del recuerdo.

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