La Audiencia de Las Palmas dejó ayer visto para sentencia el juicio por agresión sexual y malos tratos habituales celebrado contra un matrimonio que cuidaba a una mujer de 87 años en el barrio de La Feria. La Fiscalía mantuvo la acusación por violación, pero el abogado particular, que representa a las tres hijas de la anciana, cambió ese delito por el de abuso sexual al no considerar acreditado el uso de la violencia para doblegar la voluntad de la víctima.

La diferencia entre un delito y otro es importante a la hora de concretar una hipotética pena de cárcel. El fiscal solicita 15 años de cárcel para Eduardo V. U. por agresión sexual con penetración, tres años más por malos tratos continuados y un año de prisión por lesiones. Su mujer, Yohania Virginia C. M., se enfrenta a cuatro años de cárcel porque no está acusada por la supuesta violación.

El representante del ministerio público se apoyó en el informe de la directora del Instituto de Medicina Legal, María José Meilán, para elevar a definitivas sus conclusiones provisionales, así como en las declaraciones de las tres hijas de la víctima, que falleció en junio de 2013 por causas ajenas a los hechos juzgados en la Audiencia. Las testigos, en líneas generales, aseguran que su madre empeoró entre febrero y junio de ese año, meses en los que el matrimonio comenzó a cuidar a la anciana a cambio de vivir en la casa familiar de La Feria. Ésta, además, reveló a sus hijas que unos "monstruos" le tapaban la boca por la noche y la violaban.

La defensa, en cambio, rechaza que existan pruebas concluyentes contra los acusados, pues atribuye los moretones a la piel delicada de la anciana y a sus frecuentes caídas de la cama. También achaca "las violaciones de los monstruos" a los delirios de la anciana, cuyo nivel de conciencia era confuso, según el médico forense de la defensa, Carlos Lamela, que no aprecia evidencias objetivas de agresión sexual.

La acusación particular tampoco vio indicios de violación, pero si de un abuso sexual. Por eso cambió el delito y solicitó dos años y tres meses de prisión frente a los 15 reclamados por el ministerio público.

Asimismo mantuvo la misma pena que el fiscal por los malos tratos y, además, pidió tres años y medio de cárcel por la vulneración de la intimidad de la anciana, que fue grabada por el principal acusado mientras se masturbaba debajo de las sábanas. Éste, sin embargo, asegura que puso el móvil a grabar para acreditar que Julia, la víctima, tenía comportamientos extraños porque había perdido el juicio.