¡Chin, chin! Dora Díaz y María de los Ángeles conversan animadamente mientras chocan, de vez en cuando, sus copas de cristal en cuyo interior un caldo se agita levemente. No son las únicas que realizan este gesto. A su alrededor, numerosas personas repiten esta misma imagen entre la treintena de puestos que se reparten por todo el patio del teatro Cuyás. El murmullo ameno y la constante entrada y salida de gente en el recinto podrían hacer pensar a cualquiera, desde la calle, que se trata del estreno de una obra gran elenco. Pero lo cierto es que la noche tan solo tiene un protagonista (eso sí, muy polifacético): el vino.

Tintos, rosados, blancos, secos, semisecos o dulces, ligeros o con más cuerpos. En la sexta edición de la Degustación Anual de Vinos Canarios que se realiza en el enclave cultural, hubo caldos para todos los paladares. Y es que este evento ha reunido este año a una treintena de bodegas canarias (tres más que en 2014), de las que siete se han incorporado por primera vez en esta ocasión.

"Empezamos con unas 15", apunta Juan Márquez, gerente del Cuyas, también con una copa en la mano. "La idea surgió porque este es un espacio que está bien ubicado y queríamos vincular a los ciudadanos al teatro, más allá de la programación. La oportunidad la vimos en el auge de los vinos canarios. Y actualmente por aquí pasan entre 800 y 900 personas que, por una entrada de seis euros, pueden degustar cinco vinos y llevarse la copa a casa. Además, también hay tapas", explica.

Javier Granell aún saborea en su recipiente de cristal "el Yaiza de Lanzarote", uno de los que más le gusta. Todavía tiene algunos que probar, pero hay tiempo hasta las 23.00 horas, cuando finaliza la degustación a la que no ha ido solo. Acompañado por Dora Díaz y María de los Ángeles Rodríguez, que beben caldo grancanario de Los Berrazales, cuenta que el de ayer es un evento que no se pierde ningún año.

Por el contrario, Dolores García es la primera vez que acude al evento, motivada por lo "mucho" que le gusta el vino. La primera parada la ha hecho en la bodega Agala, de Tejeda, donde asegura que hacen un caldo "magnífico". El suyo es un paladar que se ha hecho experto a base de probar muchos caldos. No obstante, aprovecha la oportunidad del Cuyás para conocer vinos de otras islas. "Creo que esta es una buena iniciativa, pero falta ambiente". Sus acompañantes, Desireé Rodríguez y Angie Artiles coinciden en lo mismo. "Aquí estaría genial una música canaria de fondo, porque al final el evento se queda pobre", opina Artiles, quien ha optado por probar un vino del que había oído hablar mucho, el Oro Blanco de Tirajana de la Bodega Tunte que regenta la familia de Alberto Santana.

En su puesto, antes de servir una copa a dos de las asistentes, Santa explica que la suya es una bodegafamiliar. "Empezamos como hobbie allá por el 97 y desde hace tres años producimos con la nueva imagen". Para la ocasión, han llevado un semiseco, si bien a partir de enero también tendrán disponible un vino seco y otro dulce de moscatel. "Este tipo de eventos nos hace más visibles y ayudan a que se reconozcan los vinos canarios", asegura Alberto Santana antes de coger una de las botellas de su vino Oro Blanco de Tirajana con el que participa por segundo año consecutivo en la degustación anual que se realiza en el patio del teatro Cuyás.

Luis Delfín Molina Roldán también es la segunda edición en la que está presente. "Este es mi proyecto de vida", asevera quien es enólogo desde hace un cuarto de siglo. No obstante, fue hace dos años cuando comenzó con su propia empresa a producir caldos en las bodegas de La Vica y Plaza Perdida. Entre las variedades que lleva para la muestra están la del listán negro con tintilla que "se vendimian por la noche y se congelan a 0ºC durante seis horas" y cuyo caldo se clarifica con dos claras de huevo por cada cien litros, según especifica Molina Roldán. Asimismo, ofrecen un malvasía seco, el Plaza Perdida, que también se hace con el listán negro (algunas de las parras tienen una centuria) y se cría en roble francés durante tres meses. No obstante, la "joya" es Desentidos, elaborado con tintilla y criado en roble francés durante medio año.