¿Qué supone para una empresa local como Astican la unión con una multinacional como Rolls-Royce?
Es algo que no se puede medir ni cuantificar en dinero. Diría que la ventaja de que el nombre de Astican y Astander Shipyard aparezcan al lado de una marca como Rolls-Royce no tiene precio, es como el anuncio de Mastercard que dice que para lo que no puedes comprar no hay precio, para todo lo demás Mastercard. Pues más o menos es lo mismo. Lo de Rolls-Royce no somos capaces de ponerle un precio porque te genera un efecto multiplicador. Ya nos hemos dado cuenta de que toda la red de Rolls-Royce a nivel mundial está vendiendo el Puerto de Las Palmas y Astican como la zona para hacer mantenimiento de cualquiera de sus productos de la división marina. Si a eso le sumas que hay cuatro sitios donde hacerlo y nosotros somos uno de ellos, eso quiere decir que tenemos asegurado el 25% de la cuota de la totalidad de productos en el portfolio de Rolls-Royce, que tiene como unas 30.000 referencias. Eso de primeras. Como segundo, Astican y Astander tienen una experiencia, tradición y una reputación, además del puerto de Las Palmas. Pero si ahora dices que Rolls-Royce está con Astican en el puerto de Las Palmas es un salto cualitativo cuando vas a entrar a cualquier cliente actual, o que vienen siendo de la casa, o cualquier cliente potencial. ¿Cuánto vale eso? No soy capaz de cuantificarlo.
¿Ha sido duro llegar a este momento en el que ya se estrenan las instalaciones de la multinacional en el Puerto?
Ha sido duro, ha sido muy duro. Además, hay que destacar a un par de personas de Astican que han estado negociando muy duro, sin olvidar a todo el grupo de personas que hay que reconocerles el trabajo. Pero particularmente José Carlos Álvarez (director de Astican) y Joaquín Bosqued (desarrollo de negocio de Astican), junto con el abogado que intervino que es con el que nosotros trabajamos en Londres, conformaron el equipo clave para llevar esto adelante. Esto empezó hace dos años, pero durante uno de ellos se produjo la negociación, momentos que hubo que destrabar y hacer negociaciones con abogados de ambas partes fuera y pensar solo en el negocio para llegar a puntos de encuentro que finalmente se consiguieron. Y ya después la clave fue construir el centro de servicios de Rolls-Royce, que se inauguró el jueves, en un año. Hasta los de Rolls-Royce se pensaban que no íbamos a ser capaces. Y hemos demostrado que en Canarias se puede hacer, porque además lo hemos construido con proveedores canarios: la ingeniería y el diseño de la instalación ha sido Trama Ingenieros y la constructora Satocan y subcontratas también son canarios. Lo único que fuimos a contratar fuera fueron los proveedores de grúas que aquí no los hay tan potentes, pero nos fuimos a un fabricante nacional, del País Vasco, y lo incorporamos al proyecto. Y todo salió como un reloj, lo cual demuestra la capacidad no sólo naval sino también industrial que tenemos en estas Islas.
Después de estos primeros días de trabajo, ¿qué destacaría de la multinacional?
Su transparencia, la forma que tienen de compartir la información. Desde el momento que firmamos el acuerdo comercial vamos de la mano todas las veces que haga falta, ellos nos recomiendan a nosotros con total seguridad a sus clientes cuando ellos por su cuenta van a sus clientes y nosotros viceversa. Y ellos desde el segundo siguiente de la firma no han dudado ni un momento en poner a Astican al nivel de Rolls-Royce en todo el mundo, cosa que es de agradecer. Se ha generado una confianza entre nosotros de forma muy rápida.
Los trabajos ya han empezado con dos embarcaciones que están varadas.
Hay dos barcos supply varados en el astillero, pero ellos en su red mundial están visitando a los distintos armadores y ya se está hablando de Las Palmas, por lo que vendrá más trabajo. Y lo que es más importante, no vendrán sólo del sector offshore, va a venir de todos los sectores. Hay uno muy pujante, que es el de la pesca, que la estamos intentando recuperar en Las Palmas a través de las descargas y su distribución, que creo que es un buen movimiento. Pero no sólo es eso, sino que el armador de pesca es un sector muy rico, muy prolífero, que tiene mucha vida a lo largo de los años y que encima está habiendo un cierto boom en Asia, sobre todo en China y Corea, donde está habiendo un crecimiento de la demanda de pescado de calidad. Estamos viendo que hay muchos armadores asiáticos comprando flota, invirtiendo y que están viniendo al Atlántico. Y eso también nos da un valor añadido más para dar otra razón a que la pesca vuelva a Las Palmas con toda la potencia que se merece. En cruceros también. Y después Rolls-Royce tiene referencia en distintas armadas. Nos abre unas puertas que en cierta medida hasta nos da una especie de vértigo, es como verte en el precipito y decir: bueno, todo lo que viene delante. Es muy importante porque vamos a compensar la caída brutal que estamos viendo en el sector del offshore y que en el 2016 va a seguir. Y veremos qué pasa en 2017, que esperemos que se pare la sangría y a finales de 2017 y 2018 vuelva a haber algo más, pero no va a ser la gran fiesta que hubo en el sector de 2004 al 2014.
Habla del sector pesquero porque esta nave no va a ser sólo para los thruster
Inicialmente se diseñó para los grandes thrusters -hélices-, pero cuando otra gente de rango superior en Rolls-Royce visitaron el Puerto y Astican comprobaron el sector naval que hay detrás, toda la serie de talleres específicos, y consideraron que es el sitio idóneo para hacer todo el portfolio de Rolls-Royce. Esto se ha producido durante los últimos meses. Ellos decidieron que dedicarnos solo al offshore sería renunciar a todo un negocio potencial para el resto de equipos porque se han dado cuenta del enclave geoestratégico y el nivel de competitividad que le da la localización de Las Palmas para todo el Atlántico.
Antes hablaba de lo que supone para Astican la colaboración con Rolls-Royce. ¿Qué cree que significa para el Puerto?
Creo que significará que otros fabricantes y proveedores de equipos de la industria naval, no sólo del offshore, quieran venir a instalarse al puerto de Las Palmas. Y eso supone la sostenibilidad del negocio portuario a largo plazo, porque al final cuando tú sólo vendes servicios, que nosotros lo hacemos muy bien, siempre podrá haber alguien que en África a poco que le den seguridad comercial podrá prestar un servicio igual de bueno que se hace en Las Palmas, porque todo el mundo es capaz de aprender. Cosa distinta es que asegures que los proveedores de equipos y fabricantes de la industria naval, tanto para barcos como para plataforma, se establezcan en Las Palmas con inversiones considerables. Será difícil que deslocalice su inversión a corto plazo en puertos africanos porque primero hay que amortizar lo que tiene aquí. Eso es lo primero, un criterio puramente económico y contable. Y segundo: si tú consigues que varios fabricantes claves, con cuotas de mercado importante de la industria, se localicen en el Puerto de Las Palmas lo que estás consiguiendo es un El Corte Inglés, un lugar donde te puedes ahorrar tiempo porque tienes de todo. ¿Qué vamos a conseguir a la larga si vienen más fabricantes del nivel de Rolls-Royce para otros equipos complementarios y resto de equipo que van a bordo? Que el armador que entre por la bocana del Puerto tenga todos los servicios. Aunque aquí, por cuestiones de nuestra idiosincracia o nuestro nivel económico, el coste sea más alto, pero a la larga la productividad y las sinergias que se generan harán que la factura global del armador cada vez que entre en el Puerto sea más barata y competitiva que cualquier otro entorno o puerto cercano en África.
¿El futuro de las reparaciones navales pasa por esas colaboraciones con multinacionales?
Sí, sin duda. El valor añadido para el cliente del sector naval local es poder tener el servicio oficial de inspección, reparación y mantenimiento de los equipos originales del fabricante, que no podemos hacer directamente el sector naval local porque no somos fabricantes. El camino va por ahí.
