Rubile y Simon Handley, ejecutivos de banca, ella de Lituania y él de Inglaterra, se casaron hace unos días en Gran Canaria y ayer partieron rumbo a la isla de Santa Lucía, en el Caribe, a donde llegarán dentro de cuatro semanas. Antes, harán escala en Cabo Verde, en un viaje por el mar salado en el que disfrutarán de su particular luna de miel, que se prolongará -al menos, ese es el deseo de ambos- durante tres años más, un espacio de tiempo en el que le darán la vuelta al mundo. Los doblemente afortunados Rubile y Simon forman parte de la avanzadilla de la 30 edición de la Regata ARC, cuyos primeros 64 veleros, la conocida como regata chica o ARC Plus, se hicieron ayer a la mar. Los recién casados conocían Gran Canaria de otros viajes anteriores, les gustó y, sobre la marcha, optaron por firmar el contrato de matrimonio aquí, tras colgar sus respectivos trabajos.
Moon Shine (Luz de luna en inglés) se llama el velero de Rubile y Simon, que fueron despedidos ayer en el Muelle Deportivo por una pequeña representación de los 70 amigos y familiares de medio mundo, a los que citaron en Las Palmas de Gran Canaria para la celebración de la boda, con sólo diez días de antelación. Entre ellos, estaban la madre y el hermano de Rubile, Dalia y Tomas. Y también sus amigos, la húngara Imola y el italiano Roberto, que hablaba un excelente español, con el que puede hacerse pasar, perfectamente, por un peninsular de Madrid. "Lo aprendía por amor", bromeaba ayer Roberto, mientras lamentaba no poder participar en la regata porque, como buena parte del resto de los mortales, tiene obligaciones laborales. En la comitiva de despedida participaba la pequeña Oona, que subida a los hombros de un familiar, no paró de llorar hasta que el barco, un Franchini 45, se perdió por la bahí. Parece que la pequeña también quería embarcarse. Una avería inesperada, como ocurrió con varios barcos de la ARC +, obligó a los recién casados a volver al muelle y hoy intentarán hacerse a la mar, según explicaba el diario de a bordo de la regata. En el otro extremo del muelle, en la zona que linda con el espacio de la Vela Latina, estaban más relajados, Sybille Coppex y Edwin Kolliler. Ellos también parten hacia Santa Lucía, pero lo harán el próximo 22 de noviembre, con los 139 barcos que han recalado en la marina o están a punto de hacerlo, para arreglar los últimos detalles y poner a punto el barco para una travesía que cruzará el Océano Atlántico. Sybille, de Suiza, y Edwin componen la tripulación de un gran catamarán, un Laguna de 15 metros de eslora por 85 de largo. Ambos se ganan la vida ofreciendo "vacaciones privadas de lujo" a bordo de su catamarán. En este caso, la travesía del Atlántico la realizarán con tres pasajeros. a bordo del Koco, cuyos últimos viajes han tocado los puertos de varias islas y ciudades del Mediterráneo y el Atlántico, antes de llegar a la isla canaria.
Las naves que partieron ayer llegarán al puerto de Mindelo, São Vicente en Cabo Verde, dentro de cuatro días. El próximo 18 de noviembre volverán a hacerse a la mar para unirse al resto de la flota que partirá el próximo 22 de noviembre de Las Palmas de Gran Canaria. Las 260 embarcaciones, en las que participan 1.250 personas, realizarán juntas el periplo empujadas por los vientos alisios, que les ayudarán a recorrer las 2.700 millas náuticas que separan la capital grancanaria de la isla de Santa Lucía. La Atlantic Rally for Cruisers (ARC) cumple en esta edición 30 años, una cifra redonda que celebra con la mayor participación de toda su historia.
Aún quedan barcos por llegar al Muelle Deportivo y tienen de plazo para hacerlo hasta el próximo 12 de noviembre. Algunos de los navegantes que salieron ayer reflejaban en el foro de la página web de la ARC sus impresiones sobre la ciudad, la fiesta carnavalera que les ofreció el Ayuntamiento y los miembros de la organización. Los navegantes esperaban una primera noche "animada" por los vientos del este, algo revueltos.
