La armada de los Reyes Católicos, formada por más de 600 peones y 30 jinetes, arribó a la bahía de las Isletas el 24 de junio de 1478. Juan Rejón, hidalgo y conquistador castellano, envía exploradores que capturan a un indígena canario que les indica el mejor lugar para asentar el campamento. Ese fue el germen de la ciudad, ayer se decidía si quitar o no su nombre de la calle que le recuerda en la Isleta.

El Real de Las Palmas debe su nombre a dos circunstancias. Una, a ser el primer campamento militar en la isla. La otra, a las tres palmeras que señalaban el lugar en el barranco de Guiniguada. Fue allí, en su margen derecho donde se fundó la ciudad y Juan Rejón mandó a construir una ermita para la advocación mariana de Santa Ana. Hoy es la ermita de San Antonio y en una modesta placa recuerda que allí se fundó la ciudad.

Aquel enclave sería luego conocido como el Real de Las Palmas o de las Tres Palmas. Días después de su llegada, Rejón tuvo que enfrentarse al Guanarteme de Telde y al guaire Adargoma, a quien hizo prisionero. Ese mismo año, en verano, tuvo que hacer frente también a los portugueses que arribaron a la bahía con la idea de echar a los castellanos. Rejón envió un grupo de hombres que les tendió una emboscada nada más tocar tierra. Gracias a esta jugada los castellanos se aseguraron la conquista de Gran Canaria sin la llegada de más portugueses.

Los canarios habían colaborado con los lusos antaño, con lo que Rejón mandó a quemar los higuerales y las sementeras, lo que provocó que muchos aborígenes fueran al real a rendirse y ser convertidos al cristianismo. La expansión de la ciudad se daría primero en lo que hoy es Vegueta y algo más tarde en Triana, cuya comunicación se hacía por rudimentarios puentes de madera.

Surgen entonces desavenencias entre Rejón y el deán Bermúdez, creándose dos bandos en el real. Estas rencillas comienzan a ralentizar tanto la conquista que los Reyes envían como gobernador de la Isla a Pedro del Algaba a finales de 1478 con la intención de que mediara. El 18 de agosto de 1480, llega Pedro de Vera, nombrado por los Reyes Católicos nuevo gobernador de Gran Canaria, capitán de su conquista y alcaide de la fortaleza de la Isla en sustitución de Pedro del Algaba. Rejón es enviado de vuelta ante los Reyes, que le encargan la conquista de Tenerife y La Palma. Tras una tormenta llegó a La Gomera donde el señor de la isla, Hernán Peraza, intentó hacerle prisionero. Rejón fue atravesado por una lanza y murió el mes de mayo de 1481.