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La Isleta vuelve a las andadas

El edil e historiador Millares realiza un recorrido por los puntos conflictivos del barrio durante los años de la Guerra Civil española

La Isleta vuelve a las andadas

El campo de concentración, la Casa del Pueblo y el escondrijo donde un obrero pasó 30 años oculto fueron los tres puntos de visita del encuentro Escenarios de la represión en La Isleta tras el golpe militar de 1936, que forma parte del ciclo de paseos históricos por la ciudad Vuelta a las andadas. Los vecinos piden más recorridos como este, y en diferentes barrios, para recordar los errores del pasado y que no se vuelvan a producir.

El concejal del Distrito Isleta-Puerto-Guanarteme e historiador Sergio Millares condujo el primer itinerario que reivindica la memoria histórica de los años de la guerra y la represión. El paseo se inició en la Plaza del Pueblo donde Millares narró los primeros acontecimientos que sucedieron en el barrio y en la zona militar. "Está muy bien recordar para no volver a cometer los mismos errores", manifestó el vecino de La Isleta Fernando Mireles.

"Narramos acontecimientos en los lugares donde sucedieron", comentó Millares justo al comenzar la cita. En la Plaza del Pueblo, el historiador y otros vecinos contaron anécdotas y recordaron una de las etapas "más crueles" en la historia de Gran Canaria, el campo de concentración de La Isleta, que "dejó una huella muy profunda en el carácter de la sociedad". El historiador recordó que en el Archipiélago hubo 1.200 fusilados entre 1936 y 1939.

Millares y alguno de los vecinos de mayor edad rememoraron cómo fue la vida de los que estuvieron internados en el campamento y el traslado en barco de muchos a otro campo de concentración en Gando. "Mi abuelo estuvo unas semanas", comentó Orlando Rodríguez. "Obligaron a trabajos forzosos a sus prisioneros", hasta 1.500 en febrero de 1937. "En La Isleta murieron los primeros fusilados en Gran Canaria", explicó el edil, que destacó las figuras de Fernando Egea, delegado gubernativo del norte de la isla, y Eduardo Suárez Morales, líder sindical y diputado por el Frente Popular.

También hicieron hincapié en la dinamitación de la Casa del Pueblo en 1936, donde varios vecinos se animaron a contar como ellos o sus familiares vivieron aquel día. "La explosión retumbó toda mi cocina", remarcó una de las de mayor edad. "El estallido rajó mi casa", detalló Mireles. El edificio fue dinamitado por militares y falangistas. Era un lugar clave de la lucha obrera en la ciudad y punto de reunión de sindicatos y partidos de izquierda.

Antonio Delgado, vecino de La Isleta, opinó que "todo lo que sea cultura e historia está bien recordarla". Los jóvenes fueron los ausentes en estas "clases de historia al aire libre", a la que acudieron unos 50 ciudadanos. "Es una pena que los jóvenes no vengan por aquí", lamentó Delgado. "Todos se creen que la vida en Canarias era sol y buena vida como la de ahora", añadió.

En La Isleta, según Millares, hubo un total de 50 personas desaparecidas o fusiladas, ya que no se sabe la cifra exacta.

El segundo punto del recorrido se centró en el tiroteo de la esquina entre las calles Bentayga y Faro. Aquí murieron dos militares que fueron sorprendidos por un grupo de obreros que les quisieron robar las armas. Los obreros fueron fusilados, excepto uno que consiguió esconderse durante años. "Era la sorpresa de la noche", comentó Millares, que introdujo a Francisca Soto, sobrina del obrero que consiguió huir y esconderse en la casa de la madre de Soto durante 17 años. "Lo conocí en persona, se escondía debajo de las pilas del agua y entraba por un pequeño agujero", relató. El tercer y último punto del recorrido fue la casa donde se escondió en la calle Bentagache. Soto comentó que cuando su madre murió, su tío se refugió otros 15 años en casa de otro familiar hasta que en la década de los 60 fue exculpado y vivió dos años en libertad antes de morir. Millares concluyó el recorrido comprometiéndose a realizar más paseos históricos por otros barrios.

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