Una de las cosas que más llama la atención de Jade Vega Pueyo es su sonrisa. No la pierde, a pesar de estar pasando su recreo entre las cuatro paredes de un despacho. Y mucho menos se le borra cuando habla de algo en lo que se nota que verdaderamente cree. "Podemos cuidar nuestro planeta con pequeños actos", asegura con dulzura y firmeza. Esta afirmación es la que ha llevado por bandera esta estudiante desde que comenzó a trabajar hace tres años por el medio ambiente en las aulas de IES Poeta Tomás Morales Castellano. También es la que iba a defender junto a otros jóvenes el pasado fin de semana en la Cumbre del Clima de Francia. Hoy es cuando tenía que estar de vuelta a casa, pero no pudo ser. El nivel de alerta decretado en París, después del último atentado terrorista que tuvo lugar el pasado día 13, lo ha impedido.
"Me hacía mucha ilusión ir", confiesa a sus 16 años. De hecho, hasta que el Gobierno de Canarias no se pronunció oficialmente, Vega Pueyo estaba dispuesta a seguir para adelante con el viaje que tanto tiempo llevaba esperando. Y es que fue el pasado mayo cuando se enteró de que representaría a España junto a una chica catalana en uno de los encuentros mundiales más importantes. La noticia se la dieron en Bruselas durante la celebración de la Conferencia Internacional de jóvenes Cuidemos el Planeta (Confint), una iniciativa que acerca la política ambiental a la educación a través de un proceso interactivo entre chicos de diferentes edades y localidades, en la que participa el instituto de Jade al formar parte de la RedEcos de la Administración regional.
A Bélgica llegó tras haber superado la fase regional de la Confint, en Tenerife, en la que participó con otros compañeros del Poeta Tomás Morales Castellano y de otros centros del Archipiélago. De ahí, consiguió pasar a la fase nacional y también viajó a Barcelona junto a la lanzaroteña Haridian Betancor. Fue en territorio catalán donde expusieron aquellas medidas que, desde sus puntos de vista juveniles, consideraban que deben ejecutarse para velar por el buen mantenimiento de la Tierra. El resultado de dicho trabajo y, muy posiblemente, de la actitud positiva y coherente que transmite a su corta edad, le abrieron las puertas de Europa.
Al recordar cada uno de los eventos no puede evitar volver a sonreír. "Hicimos muchos talleres y aprendimos mucho", señala. No obstante, el hecho de haber conocido a gente de otros lugares es una de las cosas que guarda con mayor cariño. "Esperaba reencontrarme con algunas personas que son de otros países en París", revela, "era una oportunidad única". Se refiere también a la labor que unos 4.000 estudiantes iban a desempeñar durante la celebración de la Cumbre. "No se trataba de una fase más de la Confint, sino que se iba a crear una especie de grupo de prensa joven en el que nos íbamos a encargar de informar a través de las redes sociales sobre la Cumbre".
Menores de edad
Los billetes, tanto de ella como el de la profesora que la iba a acompañar, ya estaban comprados cuando la organización notificó que no se hacían responsable de los menores de edad, así como que no tendrían lugar las actividades previstas en lugares públicos parisinos. "Hasta el último momento yo quería ir porque no quería darle la satisfacción a los terroristas de conseguir lo que quieren con este tipo de actos, que tengamos miedo", cuenta con madurez. No obstante, y a pesar de su deseo, una parte de ella supo desde aquel fatídico viernes que la situación había cambiado para todos. "Estaba de viaje y al encender el televisor fue cuando me enteré de todo. No pensé en mi próxima visita, la verdad. Me quedé paralizada al saber que algo tan horrible había sucedido en el país que tenemos al lado".
