La Provincia - Diario de Las Palmas

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Un comerciante íntegro y honesto

La Real Sociedad Económica de Amigos del País acoge la presentación de un libro de notas para una biografía sobre el exconcejal capitalino Manuel Campos Padrón

Manuel Campos Padrón (a la derecha en la fotografía) en el interior de su negocio en la calle Triana LP / DLP

"Haga cuanto bien pueda". Este es uno de los lemas que tenía Manuel Campos Padrón (Las Palmas de Gran Canaria, 1875-1950), quien fuera concejal del Ayuntamiento capitalino a principios del siglo XX, y una de sus frases célebres que destaca su nieto y coautor junto a María de los Reyes García Gómez de Notas para una biografía sobre Campos, Javier Campos Oramas, licenciado en Geografía e Historia. Aunque no lo conoció personalmente, en sus indagaciones para escribir el libro ha llegado a saber mucho acerca de la filosofía de vida de su abuelo, del que destaca especialmente su faceta como comerciante y lo describe como una persona trabajadora, creativa y, sobre todo, consecuente. "Me he reconvertido a su modo de vida, porque aquel señor, muy de derechas, era una pantalla de un hombre íntegro y honesto", asegura.

Hijo de un carpintero que se vio obligado a emigrar, Manuel Campos había salido de la clase trabajadora antes de convertirse en un exitoso hombre de negocios. En la calle Triana, donde también había edificado su casa, tenía Almacenes Campos, su negocio.

En este ámbito, su honestidad en el trabajo lo convirtió en un referente en la sociedad de Gran Canaria e incluso en la canaria en general. Prueba de ello es el caso del Banco de Cataluña que Campos había traído a la ciudad y expandió por todo el Archipiélago. "Gracias a su prestigio", cuenta el autor del libro, "había comprometido a muchísimos pequeños accionistas. Cuando se cierra el Banco de Cataluña, Campos, en lugar de echarse a correr, creó un concurso de acreedores ad hoc y restituyó a los pequeños accionistas, con riesgo de perder lo suyo, sus inversiones. Y a partir de ahí intenta recuperar su dinero, si bien él muy inteligentemente no tenía todo su capital en el mismo lugar".

Ayuda al emprendedor

Según su nieto, Manuel Campos era igualmente un auténtico protector de los emprendedores. "A todo aquel pequeño empresario, por modesto que fuese, como eran los jarabandinos, les daba crédito ampliamente. Él sabía que estos emprendedores le ofrecerían, a la larga, más beneficios que gastos", apunta.

Cualquier comercio de la Isla que se prestigiara se abastecía de Almacenes Campos, dedicado a la construcción y los préstamos. Es en el negocio donde se producía una situación que Javier Campos resalta por encima de otras: "Mucha gente cuando iba al ne-gocio solamente admitía que le atendiera él. Y él dejaba lo que estuviera haciendo y le atendía", comenta.

"Debía tener mucha mano izquierda", prosigue, "porque acababa vendiendo más a la persona que lo que había ido a comprar. Y se trataba a sí mismo como un empleado más, a quienes pagaba más de lo que marcaba el convenio".

Gracias a una lotería que se había ganado en el año 1901 y, sobre todo, a su notable capacidad en el mundo de los negocios, Manuel Campos era el principal contribuyente del municipio en la época de la dictadura de Primo de Rivera. Aunque se sumerge antes en el mundo de la política con su lucha por la separación provincial como un comerciante más, su condición económica lo llevó a ser concejal durante tres años por imperativo legal, puesto que por aquel entonces los consejos municipales no se formaban por libre elección sino que lo integraban los que más cotizaban. En su etapa como edil en el Consistorio capitalino coincide con dos alcaldes: Federico León García y José Mesa y López.

Como político, en palabras de su nieto, era un tecnócrata y destilaba honestidad. "Hay entrevistas en prensa en las que habla sobre cómo solucionar problemas, y sus respuestas son de una candidez enorme", declara.

Cuando acaba la dictadura, se presentó incluso a las elecciones durante la Segunda República a pesar de que no le gustaba la política. Su objetivo era ponerse a disposición de la ciudad, pero no obtuvo apenas votos porque muchos lo presentaban como monárquico o como colaborador del dictador. "Él, en cualquier caso, era prorrepublicano, si bien la República le hirió en algunos aspectos importantes de su vida, como la religión", señala Javier Campos, que además añade que cuando termina la Guerra Civil Española no aceptó ningún cargo público, "lo cual evidencia que no tenía sentir político". Finalmente admitió el cargo de vocal segundo del Tribunal Tutelar de Menores, sin percibir ningún sueldo.

A pesar del brusco cambio que supuso el paso de la dictadura a la República, nunca fue molestado e incluso contaron con él. "Sus teóricos oponentes políticos le respetan y lo consideran como el oráculo de la economía canaria", relata su nieto.

El historiador subraya asimismo la "tremenda" inclinación de su abuelo hacia el mundo religioso y en las tareas de ayudar a terceros. "Entrega una gran cantidad de dinero vía mecenazgo o vía religiosa, entendiendo que en aquel entonces las instituciones religiosas eran las que atendían a los enfermos", aclara. De hecho, lo define como un marxista cristiano. "El tenía su dinero en tres montones: uno para sus gastos, otro era el de los beneficios para la inversión y nuevos negocios, y otro que es el de la plusvalía, el cual ponía a orden y disposición de la sociedad canaria. Era tanto lo que se sabía de su bondad para con la gente que incluso había personas que le pedían dinero a través del periódico".

Todo esto y más lo explican el propio Javier Campos Oramas y María de los Reyes García Gómez en Notas para una biografía, un trabajo literario fruto de la recopilación de documentación consultable en el portal Jable de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y documentos y fotografías particulares.

El libro, que pretende servir de base a una biografía propiamente dicha sobre Manuel Campos Padrón, fue presentado este mes en la Real Sociedad Económica de Amigos del País, en el barrio capitalino de Vegueta.

También aportó documentación el Fondo Bibliográfico y Documental Manuel Campos, fundado por Manuel Campos Gómez, también nieto del exconcejal.

Manuel Campos fallece un 31 de diciembre, y a su funeral acuden miles de personas. Tal y como recuerda el propio Javier Campos, cuando iba con la viuda del que fuera concejal -su abuela- a llevarle flores al cementerio, siempre se encontraban flores ya adornando su nicho, puestas por personas agradecidas que mantenían su tumba arreglada. Dada la humildad del exedil, el autor del libro asegura que lo mejor que se ha hecho en su memoria es "no haberle dedicado ni una plaza, ni una calle, ni nada". Sea como fuere, en su biografía se podrá descubrir la interesante vida de un hombre que contribuyó al desarrollo social y económico de la ciudad durante la primera mitad del siglo pasado.

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