Juan Carlos Paz se va a levantar hoy sin uno de sus regalos. Los Reyes Magos tienen magia, pero no la suficiente como para conceder todos los deseos. Y es que este pequeño de 8 años sólo suplica una cosa: "Quiero un hermanito", decía con timidez. Su madre, Yaiza Cortés, le comentaba que "ya el paje dijo que iba a poner un poco de magia", aunque para este 6 de enero el obsequio no va a ser posible. Juan Carlos era ayer una de las 8.000 personas que durante la mañana dieron la tradicional bienvenida a sus majestades de Oriente en su llegada a la capital grancanaria.

Y es que en el largo viaje que realizan Melchor, Gaspar y Baltasar hay etapas que sus camellos no pueden salvar, como el inmenso Océano Atlántico. Con este impedimento, llegaron al muelle de Santa Catalina a bordo de los tres remolcadores de Boluda: Melchor lo hizo en el V. B. Balear, Gaspar en el V. B. Mediterráneo y Baltasar, cerrando la comitiva, en el V. B. Alborán y medio de los chorros de agua. En tierra, miles de niños ojipláticos esperaban bajo las amenazantes nubes para saludar a alguno de los magos que como cada año hace las delicias de pequeños y mayores.

Era el caso de los primos Isabella Pérez (8), Alma Quintana (6) y Diego González (6), quienes consiguieron tocar la mano de Melchor. "No me ha dicho nada", declaraba la primera, que reconocía que éste era su preferido. Alma, con sus enormes ojos azules, era la más atrevida. "Le he pedido un poni de mentira", comentaba con una gran sonrisa. Y continuaba: "Porque el de verdad se hace caca". Diego es más de nuevas tecnologías: "Quiero el videojuego del Fifa". Aunque no se olvida de juegos tradicionales como el Monopoly o el de la cucaracha.

Mientras ellos hablaban, los pajes y reyes acumulaban en sus manos cartas y más cartas de los deseos que se cumplirán cuando este miércoles el sol comience a aparecer por naciente. Entre esas misivas estaba la de Cayetano Valle, otro pequeño de 9 años que agotó hasta el último instante para dar a conocer a sus majestades lo que había pedido este año. Lo hacía empapado en agua, con un salvavidas puesto y a bordo de una de las cuatro lanchas en la que navegaban unos cuarenta componentes del Equipo de Regata del Real Club Náutico de Gran Canaria. "¡Melchor! ¡Melchor! ¡Melchor!", gritaban al unísono para atraer la mirada de su majestad. Y bien que lo consiguieron, porque éste no dudó en ponerse de rodillas y estirar la mano para coger el sobre mojado que Tano, como le conocen, le entregó para que sus deseos se hagan hoy realidad.

Los Reyes siguieron su paseo agasajado por miles de personas. Michelle del Pino, de 11 años, tenía claro qué le iba a decir a Gaspar, su favorito. "Quiero unas zapatillas Adidas Torsion, una PlayStation 4 y juegos de manualidades", afirmaba con rotundidad. Pero, "de todas formas me contento con lo que me traiga", añadía, para levantar así la risa de su padre, Juan Gustavo Pérez, que cada año viene desde Vecindario para saludar a los magos de oriente. Junto a ellos, Eisa Tinoco, de 5 años, que quiere "un helicóptero teledirigido para mí, un coche de los grandes para mi madre" para que lo dirija por control remoto, "y para mi hermano un juego".

El desfile de sus majestades se alargó durante más de media hora hasta que finalmente subieron al escenario para recibir lo que todos los niños y mayores esperaban. "Bienvenidos", les decía el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo. "Aquí tienen la llave de la ciudad para que puedan abrir todas las puertas y ventanas de todas las casas de la ciudad para entregar los regalos", agregaba. Hidalgo, quien estuvo acompañado por el presidente de la Autoridad Portuaria, Luis Ibarra, y el director de la Casa de Galicia, Ricardo Villares, se mostraba contento en su primer recibimiento de los Reyes como regidor de la capital grancanaria. El alcalde reconocía que sólo pedía una cosa: "Trabajo para todos".

Y subidos en unos flamantes Mercedes y Rolls-Royce antiguos se fueron Melchor, Gaspar y Baltasar en su paseo por la capital grancanaria entre multitudes, que continuó hacia la playa de Las Canteras y acabó por la tarde con la Cabalgata que recorrió las calles de la ciudad baja bajo la lluvia. Todo para que anoche se pusieran a trabajar y esta mañana los más pequeños disfruten de un día inolvidable.