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Un vecino del Secadero afronta 18 años de cárcel por decapitar a su madre

Domingo Suárez compró un hacha de leñador y se puso a practicar con sandías antes de matar a su progenitora - La sedó con ansiolíticos para ejecutar su plan

Los agentes informan a la comitiva judicial del crimen ocurrido el 26 de junio de 2014 en el barrio de El Secadero. Q. CURBELO

Se compró un hacha de leñador y aprendió a manejarla con melones y sandias antes de cortarle la cabeza a su madre, María Rosario Jiménez García, de 86 años. Su hijo, Domingo Martín Suárez Jiménez, se enfrenta a una pena de 18 años de cárcel por esos hechos, que ocurrieron el 26 de junio de 2014 en la casa familiar del barrio capitalino del Secadero.

El fiscal Pedro Gimeno ha solicitado la apertura de juicio oral contra Domingo Suárez, que se celebrará en la Audiencia de Las Palmas mediante el sistema del jurado popular en fecha aún por determinar. El representante del ministerio público le acusa de asesinato, con la agravante de parentesco y la atenuante de confesión, pues se entregó a la policía y confesó el crimen la misma tarde de cometerlo, cuando el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) aún desconocía el parricidio de la calle Farmacéutico Francisco Arencibia Cabrera.

Suárez vivía con sus padres en la casa familiar desde 2003. Estos se separaron en 2012 y, desde entonces, el acusado se quedó al cuidado de su madre, a quien le diagnosticaron alzhéimer al año siguiente. En esas fechas surgieron "diversas desavenencias" en el núcleo familiar por el patrimonio de los progenitores, aunque las causas por las que el hijo decidió acabar con la vida de su progenitora no han sido "aclaradas", según las conclusiones provisionales del fiscal.

Esa determinación la tomó a principios de 2014, seis meses antes de ejecutar su plan. Domingo Suárez adquirió un "hacha de leñador" y aprendió a manejarla a base de cortar "melones y sandías", con los que "practicaba" para "iniciarse" en el manejo del arma, añade el misterio público en su escrito de acusación.

Asimismo, "con la finalidad de asegurarse el resultado", el acusado disolvió en un vaso varios ansiolíticos y se los dio a su madre para dejarla dormida. Volvió a repetir la sedación a la mañana siguiente, con las mismas pastillas disueltas en leche. La anciana perdió la conciencia al llegar al salón y su hijo la colocó en el suelo con la espalda apoyada en el sofá. Luego bajó al sótano de la casa terrera, cogió el hacha y le asestó un primer corte a la altura de los ojos. Al errar en su propósito, tendió a la víctima en el piso y le propinó una "docena" de golpes en el cuello, hasta que finalmente le seccionó la cabeza del cuerpo. María Rosario Jiménez murió en pocos segundos.

Tras perpetrar el parricidio, Domingo Martín cubrió el cadáver con una sábana, se aseó y deambuló por varias zonas de la ciudad. Se entregó por la tarde en la Comisaría de Distrito Sur de la Policía Nacional. Desde entonces se encuentra en prisión provisional por orden del Juzgado de Instrucción número 7 de Las Palmas de Gran Canaria, que se hizo cargo de la investigación al estar de guardia.

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