La jornada festiva de Santo Tomás de Aquino en el Instituto Superior de teología de las Islas Canarias (Istic) brindó la ocasión para tener un emocionado recuerdo al recientemente fallecido sacerdote, Policarpo Delgado. El "In memoriam" estuvo a cargo del profesor emérito Segundo Díaz que animó a los asistentes a tener un recuerdo agradecido hacia Poli, en una muerte por sorpresa, "y que nos llenó a todos de abatimiento". Segundo Díaz calificó a Poli como "integrador de diálogo e inquieto por cuestiones eclesiales. Poli, adornado de una bonhomía natural que facilitaba los encuentros; estaba dotado de una humildad que acercaba los más distantes desde el punto de vista ideológico. Segundo Díaz calificó también a Poli de "buen compañero y compañero al compartir la fuerza de la eucaristía en la pastoral diocesana. "Fue un gran sacerdote, un hombre de Fe. Arriba ya no necesita de la teología para seguir confortando a los más débiles y necesitados. Ya no te tenemos aquí pero seguirás presente en tus obras y en tus enseñanzas y legado". Segundo Díaz hizo referencia a su gran inquietud como pastor y fue la preparación y formación de los seglares en las Escuelas del Laicado, en la Escuela de Formación Socio Política y Fe Cristiana, y en su ultimo destino pastoral antes de fallecer, en la Parroquia de Nuestra señora de la Vega, en el barrio de la Vega de San José, donde profundizó en la idea de la corresponsabilidad de los laicos con sus feligreses, en especial entre los pobres y enfermos, recordó Díaz.

Cristobal Déniz, director del Istic, también tuvo cariñosas palabras para el fallecido profesor. "De carácter bromista, Policarpo era el primero a apuntarse a llevar a cabo cualquier labor que se le encomendaba, y lo hacia siempre con buen talante, con la seguridad de que Dios estaba con él. Cerró el acto el profesor del Istic, Luis María Guerra, sustituto de Policarpo Delgado en la Vega de San José.

Por su lado, la Unión de Hermandades, Cofradías y Patronazgos de Gran Canaria celebra el lunes, a las 20,30 horas una misa en la ermita del Espíritu Santo de Vegueta por su consiliario fallecido.