Un guardia civil retirado, acusado de matar a un vecino de 24 años en 2011 en el barranco de El Salto del Negro, ha negado este lunes ante la Audiencia de Las Palmas haber matado al joven, del que ha dicho que se defendió y redujo porque le lanzó una piedra en la cabeza y temió por su vida.

El acusado, Pedro Tomás S.G., de 69 años, se enfrenta a 13 años de prisión por un delito de homicidio, que juzga desde este lunes un tribunal del jurado en la Ciudad de la Justicia de Las Palmas de Gran Canaria, y por el que la acusación particular ejercida por la familia de la víctima, Elvis Fernando García Almeida, reclama 15 años de cárcel.

El procesado, para quien su abogado solicita la absolución, ha negado haber puesto sus manos en la cabeza y "apretado el cuello" de la víctima, pese a que las acusaciones afirman que lo asfixió, tendido boca abajo, con las vías respiratorias ocluidas contra el suelo de tierra, porque mantenía una mala relación con el joven.

El acusado ha manifestado que, a última hora de la tarde del día de los hechos, el 1 de abril de 2011, salió a pasear con su perro y sobre las 20.00 horas, cuando iba por una ladera del barranco de El Salto del Negro, este se puso a jugar con la víctima, que venía con dos sacos de recoger chatarra, por lo que fue a su encuentro para ponerle la correa, momento en el que le arrojó la piedra.

La víctima le dijo "hijo puta, chivato, aquí te entierro", por lo que temió por su vida e inició "una acción defensiva, nunca ofensiva", según ha señalado el procesado, quien ha dicho que desconoce los motivos de la muerte del joven, al que conocía de niño, porque ambos vivían en el barrio de El Salto de El Negro, pero no mantenían relación y siquiera se saludaban por la calle porque "no tenían nada en común".

Ha explicado que la "lucha defensiva" duró unos 30 minutos y concluyó con la inmovilización boca abajo del joven para poder llamar por el teléfono móvil a su familia y para que avisaran a la policía, a la que ha reconocido que a su llegada dijo: "Estoy tranquilo, no me arrepiento de nada, esto tarde o temprano tenía que pasar", aunque, según ha precisado, en el sentido de que tenía que defender su vida y escapar de esa situación.

El procesado, que incurrió en varias contradicciones en relación a su anterior declaración judicial, ha indicado al tribunal que se percató de que el joven había fallecido cuando le dio la vuelta porque ya había llegado un hijo suyo en su auxilio.

Así mismo, ha declarado que le hizo el boca a boca y le dio masajes cardiacos, a lo que también le ayudó su hijo.

El acusado ha asegurado que actuó en su legítima defensa, cuestión que no comparte la acusación, pues, según el fiscal, existe "numerosa prueba" sobre la "falsedad del relato" del procesado para "ocultar el delito cometido: quitar la vida a la víctima".

La acusación particular además sostiene que aprovechó su superioridad física y técnica, adquirida por haber sido guardia civil, para acabar con la vida del joven, así como que se ayudó de su hijo para "manipular la escena del crimen" y autolesionarse, cuestión que ha negado el procesado, quien ha indicado que la brecha que se hizo en la cabeza fue "considerable", pues le dieron unos 14 puntos de sutura.