"De los granujas del Frente Popular que nos acompañaban, los largamos al Tajo con una onza de plomo, pues había que librarse de las malas compañías". Estas palabras son la prueba del asesinato de diez canarios en Talavera de la Reina (Toledo), el 13 de septiembre de 1936, a manos de los falangistas. Fueron escritas por José Ignacio Ojeda y Martínez de Escobar, jefe de Falange de San Mateo, en una carta a un amigo, descubierta por el historiador y actual concejal capitalino Sergio Millares, en un archivo del Museo Canario. Desde el pasado lunes, estos diez hombres tienen una placa que les rinde un homenaje en el Cementerio de la localidad toledana, gracias al esfuerzo de las asociaciones de Memoria Histórica de Las Palmas, junto a la de Talavera, el Foro por la Memoria Histórica de Castilla-La Mancha, y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.
La noche del 5 de septiembre de 1936, la motonave de Trasmediterránea Domine se preparaba para viajar a la Península "cargada de falangistas", en el primer contingente de Las Palmas que Falange enviaba al frente, según explica el investigador y miembro del Consejo Asesor de la Memoria Histórica municipal, Maximiliano Paizer, que ha trabajado sobre la vida de uno de los represaliados, el doctor Manuel Monasterio, junto al historiador de la ULPGC, Agustín Millares.
Los falangistas, "aún no se sabe bien de quién surgió la idea", decidieron llevar en este viaje como rehenes a diez dirigentes comunistas, socialistas y sindicalistas.
A las doce de la noche sacaron a dos de ellos de la Cárcel Provincial: al tinerfeño Amadeo Hernández, de la CNT, y al oficial de Telégrafos Andrés Zamora, que era presidente de la Agrupación Socialista, y fue el abuelo del actual teniente de alcalde capitalino Javier Doreste. Los otros ocho estaban en el Campo de Concentración de La Isleta. Eran Arturo Camino, Félix González, Joaquín Masmano, Manuel Monasterio, médico y fundador de la Mutualidad Obrera Médico Farmacéutica de Las Palmas de Gran Canaria; José Ochoa, Primitivo Pérez, que fue concejal de la capital grancanaria; José Sans, y José Suárez.
"Tenemos testimonios de la gente que los vio salir. Luego, se los llevaron al buque donde viajaron en condiciones precarias, primero a Vigo, de ahí, en tren, hacia Astorga y Cáceres, donde hacen noche. Después, a Talavera de la Reina, donde, el 13 de septiembre, son ejecutados en el puente de Hierro y arrojados al Tajo", relata Paizer.
El indicio más importante de que estos hechos se produjeron y de que, por tanto, este grupo de dirigentes republicanos fueron asesinados en Talavera de la Reina es una misiva que localizó Sergio Millares en un archivo de la Biblioteca del Museo Canario. Como se ha dicho, en estas letras, el máximo responsable de Falange en San Mateo reconoce y casi alardea de los luctuosos hechos que acaecieron aquel 13 de septiembre de 1936.
Las asociaciones de la Memoria Histórica locales se pusieron en contacto con las de Talavera y Castilla-La Mancha , a través de uno de sus miembros, Emilio Sales Almazán, que fue muy sensible a la historia de los diez isleños. "Estuve en diciembre de 2013 en Talavera y recorrimos la zona donde fueron asesinados. Entre el Puente de Hierro y una especie de molino. Ellos habían hecho un trabajo bastante grande, sobre todo un historiador, Benito Díaz, pero desconocían el asunto de los canarios", revela Paizer, que es coautor del libro Doctor Monasterio (1909-1936). Un joven isleño asesinado por falangistas, junto a Agustín Millares. El trabajo saldrá a la luz en unos meses y cuenta con el testimonio de una hermana del médico que vivía en Venezuela y que falleció hace dos años.
Emilio Sales, del Foro por la Memoria Histórica de Castilla-La Mancha, fue quien solicito al municipio de Talavera la autorización para que pudiese colocarse una placa en memoria de estos republicanos en el cementerio de la ciudad, hecho que se produjo el pasado lunes, 1 de febrero.
"En las próximas semanas se organizara en Talavera un acto de homenaje popular, que contará con la participación de representantes de las organizaciones de la Memoria Histórica de Canarias y de Talavera de la Reina, así como del Ayuntamiento de Las Palmas", aclara Paizer. "No hay que olvidar que entre los asesinados se encontraba el concejal socialista del Ayuntamiento capitalino Primitivo Pérez Pedraza; así como el médico de la Beneficencia Municipal, Manuel Monasterio Mendoza, quien también contara con una plaza dedicada a su nombre en nuestra ciudad próximamente, tal como acordó la Comisión de Cultura en septiembre de 2009 y que, por desconocidas circunstancias, no se ha efectuado hasta el momento".
Sergio Millares y el Consejo Asesor de la Memoria Histórica Municipal de Las Palmas de Gran Canaria están realizando las gestiones necesarias para que la ciudad cuente igualmente con un espacio dedicado a estos dirigentes republicanos "ignorados y olvidados durante tan largo periodo", concluyó el investigador.
