La bahía de Las Palmas luce desde ayer la presencia en fondeo de la mayor grúa flotante y semisumergible del mundo, SSCV Thialf, operada por la empresa holandesa Heerema Marine Contractors y con capacidad para elevar 14.200 toneladas cuando sus dos plumas trabajan simultáneamente.
La plataforma, que se erige sobre dos pontones con cuatro pilares cada uno, llega procedente del yacimiento Alba, cuyas instalaciones de procesamiento se encuentran en la isla guineana de Bioko, en la que se considera uno de las mayores bolsas de gas de África. Sus instalaciones son proporcionales a las cifras de la propia Thialf y los trabajos acometidos allí en las últimas semanas incluyen la instalación de un puente de 33 metros con una luz de 73 para conectar dos de plataformas de extracción.
Una labor compleja pero que apenas será una muesca más en las grúas de este gigante al que se debe, entre otros encargos vinculados en su mayor parte a la explotación petrolífera en aguas profundas, el apoyo en la construcción del puente colgante Erasmus, en Holanda.
La nave, que viaja a Róterdam, tiene capacidad para acomodar a más de 730 tripulantes, fue construida en el año 1985 por Mitsui Engineering & Shipbuilding, y eleva esas 14.200 toneladas potenciales a una altura de 32 metros, utilizando su capacidad sumergible para estabilizar la carga.
Además de disponer de un sistema de posición por satélite de posicionamiento, también cuenta con una batería de 12 anclas para operar en aguas poco profundas, cada una de ellas con un peso de 22 toneladas, lo que ayuda a explicar las 72.484 toneladas que arroja la Thialf si es que existiera una báscula donde pesarla.
