La fiscal rebajó ayer de 73 años y medio a ocho años y tres meses la condena de cárcel que pide para el entrenador de fútbol al que acusa de corrupción de menores, exhibicionismo y abuso sexual, y de 20 a ocho el número de víctimas, después de admitir su culpa ante la Audiencia de Las Palmas.

En la cuarta y última sesión del juicio seguido contra Kilian J.B.O, de 22 años y que desde que se conocieron los hechos en 2014 está en prisión preventiva, este ha dicho estar conforme con la pena solicitada por la Fiscalía y ha reconocido ser autor de siete delitos de exhibicionismo, cuatro de corrupción de menores y dos de abusos sexuales, uno de ellos continuado.

El Ministerio Fiscal ha pedido que el acusado indemnice a cada perjudicado con 500 euros por los daños morales causados y pague una multa de 15.120 euros.

La Fiscalía, en sus conclusiones finales, ha considerado que el acusado, con intención de satisfacer sus propios instintos sexuales y aprovechando su condición de entrenador de fútbol de categoría alevín de un equipo de la capital grancanaria, convenció a varios niños de entre nueve y 15 años para que realizarán acciones que podían afectar a su normal desarrollo sexual.

Estás víctimas entrenaban con el acusado en el equipo de fútbol alevín o participaban con él en las actividades deportivas que se realizaban los domingos en un colegio, también de Las Palmas de Gran Canaria.

Los hechos sucedieron desde junio de 2013, salvo en el caso de uno de los menores, que fueron entre marzo y mayo de 2012. Para conseguir su propósito el acusado compraba golosinas a los chicos, llegando incluso a regalarles ropa y a prometerles como obsequios teléfonos móviles.

Asimismo, según el relato de la acusación admitida por el procesado, este pidió a los menores que se masturbasen con él y que le mostraran su pene. También se masturbó con algunos de ellos y mostró en su teléfono vídeos de contenido sexual, además de enviarles imágenes en las que se le veía masturbándose.

Además, grabó en varias ocasiones a un menor cuando se duchaba en los vestuarios, al que tocó el pene más de una vez, y tomó fotografías de otro, también en las duchas. Otro de los chicos relató el pasado martes que el entrenador y él se masturbaron el uno al otro y que el acusado le pidió un felación, que no le llegó a hacer.

En la casa de otro de los menores, cuando estaba acostado junto a él en la cama, el acusado le introdujo su mano por debajo de los pantalones tocándole su zona genital hasta que el niño le retiró la mano.

En su derecho a la última palabra, el procesado, se mostró emocionado y ha agradecido el apoyo que ha recibido estos días de su familia, a la que ha pedido perdón, al igual que a sus amigos, por el daño que han tenido que pasar por su culpa.