La Provincia - Diario de Las Palmas

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"Soy un adicto a los debates del programa 'La noche en 24 horas"

"Soy un adicto a los debates del programa 'La noche en 24 horas"

¿A qué hora se pone en pie?

Seis y cuarto.

¿Qué hace en su día a día?

Lo primero, tomarme un café con Nescafé. Después del aseo personal y, antes de la siete, estoy en la capilla del Obispado. Rezo y preparo la homilía de la misa de ocho y media en la Catedral. Al regresar, tomo un kiwi y una tostada de pan con aceite y otro Nescafé. Hasta la hora de comer tengo visitas o reuniones. Como y repaso la prensa local, porque la nacional la veo en Internet antes de acostarme. Después, me echo unos 25 minutos de siesta y, a las cuatro, voy al despacho para preparar las cosas que tenga que hacer o me reúno con el vicario general o voy de visita. Cuando termino, me cambio de pantalones y camisa y me pongo mi chandal y mis zapatillas y me voy a caminar a paso ligero a la Avenida. Regreso, me ducho, ceno y veo un poco la televisión. Luego rezo y sobre las doce ya estoy en la cama.

¿Qué es lo que más pereza o tedio le da de la jornada?

Me he hecho a ello, es mi vida.

¿Qué no perdona? ¿Salir a caminar?

Hay tres días a la semana que no puedo hacerlo, y los viernes y los sábados visito las parroquias.

¿Es deportista o camina por motivos de salud?

Me aparecieron unos picos de tensión y el cardiólogo me dijo que no había ninguna lesión, que estaba estupendo, pero que llevaba una vida muy sedentaria.

¿Qué añora de su tierra?

Me da vergüenza, pero no soy nostálgico. He vivido fuera más de 30 años, soy de los que piensa que soy de donde estoy.

¿El gofio cómo lo come?

El gofio es un reconstituyente y, como tu verás, a mí no me hace falta, tengo que ir con cuidado (ríe). Me encanta el escaldado.

¿Se ha visto en enfrascado en una defensa a capa y espada de la Isla frente a Tenerife?

Soy buen grancanario, tranquilo. La polémica entre islas es fea; el pleito insular no es bueno.

¿Qué le entretiene en la tele?

La televisión y yo coincidimos muy poco. Lo que más me gusta es seguir los debates periodísticos. Soy un adicto a La noche en 24 horas. Van invitados variados, que no son homogéneos en el pensamiento y que me aportan luces. Si alguna vez he hecho zapping me he dado cuenta de que no hay mucho que ver (ríe). Alguna película, quizás.

¿Cuál es la última que vio?

No me acuerdo, de joven era muy aficionado al cine y esa es una faceta que he perdido.

¿Alguna otra afición ha perdido por estar en el Obispado?

No, entras en un tren de vida que sabes que las cosas son así.

¿Qué libro está leyendo?

Libros de Teología sobre la misericordia, ya que es el Año. Me gustan los ensayos.

¿Qué sitio recomendaría?

¡Roma! Es una ciudad rica en cultura, en muchas cosas. ¡Y las Islas Canarias! Gran Canaria, me encanta, se transforma con cuatro gotas, y el interior de la Isla es muy bonito. Lanzarote es un encanto que no encuentras en otro sitio, tan virgen a pesar de estar poblada. Puedes captar el fenómeno de los volcanes como si hubiera sido anoche. Fuerteventura me recuerda a algunos paisajes de La Mancha que he visitado.

¿Se enfada si la UD pierde?

¡Paso olímpicamente del fútbol! Lo siento, es uno de mis defectos, no tengo ninguna pasión por ningún deporte. Cuando era joven practiqué el fútbol y los saltos de longitud, pero pasada esa época nada. Soy incapaz de emocionarme con un partido.

¿Teme a la muerte?

A mi edad, lo que tienes es la certeza de la muerte. Como cristiano, sé que no es la última página y que en medio está la misericordia del Señor. Lo que temo es hacer mal a la gente, es lo único. Si me jubilan, me pido trabajar en una parroquia, y cuando ya no pueda hacer eso, según como esté de lelo, iré allí o allá. La Iglesia proveerá por mi.

¿A qué santo se encomienda si quiere lograr algo?

A San Francisco de Asís, por mi nombre, le tengo devoción. Pero soy de la virgen.

¿Con la situación que vive el mundo no se le tambalea la fe?

La fe es el estímulo para mover a la gente. Debe ser el motor de la acción y no el refugio del lamento. Me pasma que poblaciones que sean económicamente menos que nosotros estén siendo el lugar donde se concentren miles de refugiados. Lo que más me hiere de esto es que no hayamos sido capaces de darles salida. Ser refugiado es una desgracia en sí mismo aunque te acojan bien, pero se multiplica por dos si no lo eres. Pero no, no pierdo la fe ni en Dios ni en el hombre.

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