"La mía es una historia corta y larga a la vez", asegura Nieves Sosa Díaz al otro lado del teléfono. Fiel a su advertencia, le bastan apenas 10 minutos para resumirla. "Comencé a trabajar hace 17 años en el servicio municipal de Limpieza Viaria", explica, "al principio fui operaria de primera y luego me pasaron a peón". Sosa se toma un breve respiro antes de proseguir con una seguridad palpante en sus palabras. "Durante todo este tiempo he pasado por todos los distritos y he usado toda la maquinaria. Que yo sepa nunca nadie se ha quejado de mi trabajo y, ahora, desde hace unos días, estoy en el paro".
La experiencia de esta mujer de 55 años es similar, con matices en lo que a las circunstancias personales se refiere, a la del resto de los 240 trabajadores del servicio municipal a los que no se les ha renovado el contrato y que han sido sustituidos este mes por nuevos empleados. Una decisión que fue tomada por la concejala responsable del área, Pilar Álvarez, tras el informe emitido por los servicios jurídicos municipales en el que consideraron que había que despedirlos porque llevaban varios años concatenando contrataciones de carácter temporal.
"Yo sé que todo el mundo tiene derecho a trabajar, pero parece que no han tenido en cuenta que el 95% de los afectados tenemos familias que mantener, hipotecas, alquileres y facturas que pagar". En el caso de Nieves Sosa, su sueldo era la única fuente de ingresos que entraba en casa, ya que está divorciada y su hijo de 22 años también está en el paro. "Ya he cumplido los 55, ¿qué hago ahora?", lanza la pregunta al aire que sabe que nadie va a responder.
"Nosotros le pedimos a la concejala que revisase nuestros expedientes, para que por lo menos siguiesen trabajando aquellos que siempre han cumplido, pero me dijo que me pusiera a estudiar y que ya saldrían oposiciones", cuenta quien hasta hace poco se encargó del mantenimiento del sector Miller Bajo y Divina Pastora.
"La verdad es que Pilar Álvarez no es una persona demasiado dialogante y siempre tiene el no en la boca. Los dos únicos argumentos que nos ha dado es que no nos podía renovar porque ya nos tenía que hacer fijos y que iba a acabar con el amiguismo", comenta, "pero lo cierto es que ella podría habernos vuelto a contratar". Esto último lo dice con pena. "A mí me gusta mi trabajo y he ido cada día contenta, a pesar de que siempre nos han tenido con el corazón en vilo sin saber si nos iban a volver a llamar".
En este aspecto también coincide Tilde Sánchez Santana. Ella es madre de otros dos operarios de limpieza viaria que no han renovado. "Empezaron hace cuatro años y estuvieron los dos primeros trabajando temporalmente, cuando les llamaban y después de manera fija. Pero en cualquier caso, siempre han respondido". Ahora sus vástagos, cuyo nombre prefiere no desvelar, están en situación de desempleo.
Además de tener que pagar el alquiler de su vivienda, uno de ellos es padre de tres niños y el otro es quien mantiene el hogar de Sánchez. "Mi marido lleva años sin trabajar y yo tuve que cerrar mi negocio familiar con la crisis", arguye. De ahí la preocupación general en su familia de cara a los gastos a los que se tienen que enfrentar. "Entiendo que la situación económica es muy difícil y que la cosa está fatal para encontrar trabajo, pero no estoy de acuerdo con este despido tan radical", apunta quien está al frente de la Asociación Deportiva y Cultural Ingrupi. "Se le ha propuesto a la concejala que la mitad de los contratos que se hagan sean a través de los Servicios Sociales y la otra mitad sea para otras personas que también lo están pasando mal, pero ella dice que ella va a erradicar los amiguismos". Hoy volverán a reunirse con Pilar Álvarez en el Polígono Cruz de Piedra. "No sabemos qué pasará...".
