"Ni le pegué ni le robé a ese señor, soy inocente". El Juzgado de lo Penal número 3 dejó ayer visto para sentencia el juicio contra Antonio Aridane Ledo Rosales, un joven del polígono Cruz de Piedra que se enfrenta a nueve años de cárcel por los delitos de homicidio impudente y robo con fuerza.

La víctima, de 85 años, fue agredida el 1 de noviembre de 2014 en dicho barrio. Murió 12 días después en el hospital por la gravedad de las heridas, entre ellas un hematoma causado al golpearse la cabeza con el suelo tras recibir un codazo o puñetazo. Aridane Lorda, conocido en Cruz de Piedra como el Zapata Chico, fue detenido cinco semanas después, pero por otros hechos de los que sigue pendiente de juicio: dejó en coma a un chico en Franchy Roca y se expone a otros 12 años de prisión, en este caso por un delito de lesiones agravadas. Fue un taxista el que relacionó ambos hechos y puso a la policía en la pista definitiva, al escuchar durante una carrera a El Batán que una joven lo responsabilizaba de los dos crímenes. "Como la policía se entere de que también hizo lo del viejo, le va a caer una buena", asegura el taxista que oyó en una conversación de WhatsApp. Esa noche lo meditó con la almohada y, al día siguiente, fue a comisaría.

Los agentes identificaron a la chica del taxi gracias al Facebook de Aridane; el taxista la reconoció en una foto y luego dieron con su interlocutora. Tanto ella como el grupo de amigos que salieron esa noche de Halloween han negado que el Zapata Chico les confesara lo ocurrido con el jubilado, y ahí reside la primera dificultad para las acusaciones: nadie vio la agresión y, por tanto, no existen pruebas directas de lo que hizo Aridane esa madrugada, tras separarse del grupo al perder la cartera y quedarse sin dinero, sino una suma de indicios que la defensa califica de "rumores". La fiscal, en cambio, solicitó ayer que se le abriera una causa penal por falso testimonio a dos amigos del acusado, con el argumento de que mintieron en el juicio porque en el juzgado de instrucción sí admitieron la confesión de Aridane. "Mató a un jubilado para comprarse droga, eso fue lo que ocurrió", sostuvo Teseida García en su informe final. "Que nadie viera el robo no significa que no haya prueba; le oyeron decir que mató a un jubilado", añadió la representante del ministerio público.

García rechaza que la prueba se sostenga en cotilleos sin fundamento, sino en "certezas" que la defensa trata de convertir en "rumores" por el "miedo" que se le tiene en Cruz de Piedra a la "familia Zapata". Ese temor, según la fiscal, ha motivado que sólo un testigo protegido mantuviera la misma versión en el juicio, pues el barrio se ha "cerrado en la defensa de uno de sus miembros" al estilo Fuenteovejuna, la obra de Lope de Vega en la que nadie sabe quién mató al comendador ("todo el pueblo, a una", le responden una y otra vez al juez que investiga el crimen en la obra).

Pero ayer no era teatro, sino un acto "horrible" supuestamente cometido por alguien "violento, de mano muy suelta, que queda para ir de pelea" y "lo tiene todo en la vida" a pesar de que "no estudia ni trabaja", destaca la fiscal. "Mi cliente no ha cometido esta atrocidad; la instrucción ha sido incompleta, no han dado con el culpable", replica la defensa. En breve, la sentencia.