La moderna tecnología de la nueva planta de Tamaraceite permitirá reducir los olores del proceso de depuración y disminuirá hasta en un 80% la producción de fangos. La planta funciona con el sistema denominado MBR (Reactores Biológicos de Membrana), que permite la separación de los fangos y los líquidos a través del paso por una serie de membranas, en un proceso parecido a la osmosis inversa que se utilizan las potabilizadoras para separar el agua de abasto y la sal.

A diferencia del sistema utilizado en la estación de Barranco Seco, en la que los procesos de pretratamiento primario, secundario y terciario se realizan en diferentes fases, la nueva tecnología permite realizar en un mismo paso las operaciones de aireación, decantación secundaria y filtración de las aguas residuales para su posterior reutilización en el riego agrícola y de jardines. El agua del reactor biológico (el corazón de la depuradora) es filtrada y pasa a través de las paredes de una membrana, debido a una pequeña depresión producida por una bomba centrífuga. Una vez filtrada, el agua residual es extraída del sistema mientras el fango y los compuestos de tamaño superior al poro de la membrana quedan retenidos y permanecen o retornan al reactor biológico. Esta nueva tecnología permite obtener un agua de gran calidad, libre de virus, bacterias y sólidos, lo que permite su reutilización para el riego.

La puesta en marcha de la estación de Tamaraceite permitirá reutilizar unos 500 metros cúbicos más al día para regar los jardines , lo que supondrá un ahorro para la ciudad de medio millón de euros al año. El Ayuntamiento destina cada día unos 5.000 metros cúbicos diarios al riego de los jardines. La mitad de esta cantidad procede de la depuradora de Barranco Seco y por la otra mitad paga a Emalsa 3,5 millones al año.