Tumbados y -casi- dormidos sobre la arena, o simplemente gozando de la playa cada uno a su manera. En definitiva, despreocupados y totalmente relajados, como si estuvieran en el sofá de su casa, y además disfrutando de la brisa marina y del sol, que no calentaba en demasía pero sí lo suficiente como para que apeteciera un margullo de vez en cuando. En este plan estuvieron ayer la mayor parte de los bañistas que disfrutaron de Las Canteras en el que para muchos fue uno de los mejores días del año en el litoral de Las Palmas de Gran Canaria, sin lugar a dudas: agua clarita, no mucho calor "y poquita gente", puntualiza Lara Armas. Gloria bendita, vamos, y no sólo porque estemos en Semana Santa.

Armas, vecina del municipio de Telde que acudió ayer con sus amigas a este pequeño paraíso en la capital grancanaria, reconoce que "no hay mejor manera de estar aquí, de una forma tan relajada y distendida, y eso que estamos en medio de una gran ciudad, parece mentira; no cabe duda de que esta es una de las mejores playas urbanas del mundo".

No es de extrañar, por sus magníficas cualidades y el excelente día del que hizo ayer, que en la playa se encontraran personas de distintas procedencias: de la capital, de fuera de ella, de fuera de la Isla, e incluso de fuera del país. Es el caso de Alessandro y Roberta, una pareja de italianos que visitó esta semana Gran Canaria por primera vez. "Nos encantan la ciudad y Las Canteras, y nos hemos encontrado hoy [por ayer] un día de playa estupendo, no hace ni frío ni calor", comentaron.

No muy lejos de allí, dos paraguayas disfrutaban de una infusión de mate cerca de la orilla. Al verlas, muchos pensarían que ambas estaban refrescándose con esta bebida, pero no. Liz del Carmen López, de vacaciones en la Isla, y Magdalena Ríos, afincada en la capital desde hace seis años, explicaron que, "al no hacer mucho calor, el mate, que nos lo estamos tomando calentito, pega para la playa en un día como hoy".

También de fuera de la Isla, aunque originarios de un lugar mucho más cercano son los tinerfeños Fran Quintana y Alexandra Herrera, que se encuentran pasando vacaciones de Semana Santa en Las Palmas de Gran Canaria con su hijo Giovani. "Es la primera vez que estamos en Las Canteras, y la verdad es que nos gusta mucho; no sé si es mejor, pero desde luego es mucho más grande que las playas de Las Teresitas y de Los Cristianos en Tenerife", apunta Quintana.

Igual que los que se estrenaban en la playa capitalina, también los había de los que acuden prácticamente todos los días a Las Canteras. Es el caso de Cándida Martín, viuda de Manolo García, histórico del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, que no hay jornada en la que falte a su cita con el chapuzón, incluso cuando el tiempo no acompaña. "Yo padezco de asma, pero me baño todos los días en Las Canteras, incluso cuando llueve, y se me ha quitado", garantiza Cándida.

Junto a ella, también asidua de esta playa, se encontraba ayer Pino Díaz, quien opinaba que "con este día tan agradable y calentito, como para no venir a darse un bañito a la playa; no hace demasiado calor, pero sí el suficiente como para que entren ganas de meterse en el agua. Hace un día fenomenal, está de gloria", sentenciaba justo antes de que la interrumpiera Cándida entre risas: "De gloria, sí, y no era para menos, porque hoy [por ayer] es Sábado de Gloria".

Otros de los que decidieron pisar ayer la arena de Las Canteras fue con la intención de aprovechar para hacer algo de ejercicio, como los que jugaban a la pelota o los que paseaban por la orilla. Entre estos últimos estaba José Oliva, natural de Las Palmas de Gran Canaria, quien habitualmente se echa a caminar por la zona. "Está muy agradable para pasear, hoy [por ayer] no podía dejar de venir", admitió Oliva.

Pero no todo iba a ser deporte. En La Puntilla, un grupo de amigos se reúne desde hace 15 años para jugar al parchís, y ayer, cómo no, no faltaron. Con sus hamacas y sombrillas, Mari Carmen, Soledad, Casilda, Pino, Juani y Juan Carlos, entre otros, se plantaron junto a las barcas para disfrutar de una mañana de puro entretenimiento. Con algún que otro margullo entre partida y partida, claro, porque el día de ayer no estaba para otra cosa.