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Poemas contra el olvido

Decenas de personas acuden al primer homenaje municipal a los 63 represaliados del franquismo enterrados en el cementerio de Vegueta

Familiares de Francisco González Santana, uno de los cinco fusilados de San Lorenzo, ayer. JUAN CARLOS CASTRO

Sentada en uno de los pequeños muros blancos que delimitan los parterres, Carmen López Villegas sigue atenta el transcurso de la ceremonia. Al igual que el resto de los que se han dado cita en el cementerio de Vegueta, bajo un caprichoso sol, está allí para que la historia no caiga en el saco del olvido. Y es por primera vez, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria organizó ayer un homenaje a los que perdieron la vida a manos del régimen franquista. Su padre no está enterrado en el camposanto de la capital donde a día de hoy se encuentran los restos de 63 represaliados, pero es uno de ellos. "Estoy aquí para recordar, porque a él también se lo llevaron", apunta con la voz emocionada después de darse a conocer el significado del monumento que presidirá la zona noroeste de la necrópolis bajo el nombre de Dignidad.

López Villegas terminó en la Isla por amor, ya que fue donde destinaron a su marido, que era militar. Pero ella, realmente, nació y se crió en Arcila, una ciudad marroquí conocida más por su nombre en francés, Asillah. "Allí se conocieron por casualidad mis padres, que eran de Alemería", rememora. Y es que a su progenitor "le dieron unos terrenos" en la citada localidad de Marruecos después de dejar la legión. "Trabajaba en el muelle" y, según le contó su madre, de allí acaba de volver a casa cuando llamaron a la puerta y se lo llevaron "los falangistas" para siempre. "Ella fue a buscarlo a la puerta de prisión, pero no la dejaron entrar. No sé qué día pasó eso, porque solo tenía un año y medio, pero sé que mi madre jamás nos dejó llevar una camisa azul".

El padre de Carmen López, Gabriel López Expósito, tenía 29 años cuando murió y dejó a María Villegas viuda con 22. "Curro, el sepulturero, nos dijo con los años el lugar exacto donde se encuentra su cuerpo porque mi hermana y yo íbamos al cementerio y no podíamos dejarle flores, pero en su día, cuando tuvo que enterrarlo, le dijeron que como hablase iba él vivo bajo tierra", rememora a sus 85 años. Actualmente, los restos de su progenitor siguen en una fosa común en Arcila. Su deseo es sacarlo de allí. Un anhelo que comparte con muchos de los presentes. Precisamente, el acto se celebra en el lado noroeste de la necrópolis, donde están localidados cinco de los fusilados que fueron depositados en las fosas comunes, según explica Sergio Millares, concejal de Participación Ciudadana, que estuvo acompañado por el primer teniente de alcalde, Javier Doreste y las concejalas de Cultura y Educación, Encarna Galván y Lourdes Armas, respectivamente.

Las banderas de la República ondean en una tarde en la que corre poco el aire y aprieta bastante el sol. La emoción se palpa en el ambiente y se dispara al son de versos y música de chelo, que se alternan con los nombres de los que ya no están, pero que siguen presentes. Se trata de un momento importante, el primero, para quienes aún luchan por recuperar los cuerpos de los suyos. "Hemos elegido este día porque coincide con el aniversario del fusilamiento de cinco republicanos de San Lorenzo en el año 1937", apostilla Millares.

Pero esta iniciativa, promovida a través del Consejo Asesor de la Memoria Histórica del Ayuntamiento, que arrancó ayer va más alla. La idea que es se convierta en una fecha señalada en los años venideros. "Las personas a las que hoy homenajeamos fueron fusiladas en el campo de tiro del Cuartel de Artillería de la Isleta, acusadas y condenadas en consejos de guerra sumarísimos por haber defendido la legalidad republicana", apunta el edil durante su discurso. "Creemos que desde las instituciones públicas y en aplicación de la Ley de la Memoria Histórica es un imperativo ético realizar este y los futuros homenajes, que hemos hecho coincidir, además, con una fecha significativa", añade.

El Consistorio también tiene intención de instalar en el cementerio una escultura de dos metros de altura del artista grancanario Manuel González, denominada Dignidad. Se trata de una figura femenina realizada en granito a cuyos pies reposan una serie de losas de diferentes alturas donde figuran los nombres de los fusilados. En cualquier caso, previamente hay que realizar los trámites pertinentes con el Cabildo de Gran Canaria, al tratarse el espacio de un Bien de Interés Común, así como con la Comisión de Patrimonio municipal, para obtener el visto bueno para llevar a cabo esta propuesta.

Asimismo, según comenta Sergio Millares, la Administración local también está estudiando la posibilidad de abrir las fosas comunes del cementerio para que se puedan analizar los restos allí enterrados. De hecho, el próximo 13 de abril visitará la ciudad el experto en este tipo de acciones, Santiago Carcas, para proyectar los trabajos tanto en la necrópolis de Vegueta como en la Sima de Jinámar donde fueron arrojados más represaliados del régimen franquista. Además, la asociación estatal ARDF Desaparecidos se ha ofrecido a asesorar tanto al Consistorio como al Cabildo de Gran Canaria.

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