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Entrevista a Cristina Bermúdez Arbelo

"El yoga ayuda a los niños a prevenir problemas de atención"

"Para mi empezar a hacer yoga cuando el niño está nervioso o cuando ya te han dicho que es un niño con falta de atención o hiperactivo, es como poner a dieta a un niño y a hacer ejercicio cuando ya está obeso", asegura la psicóloga y profesora de yoga especializada en niños y embarazadas

"El yoga ayuda a los niños a prevenir problemas de atención"

Desde hace algunos años el yoga está integrado en nuestra sociedad como una actividad para adultos, pero ¿yoga y niños es algo compatible? ¿Pueden estar quietos?

Esa es una buena pregunta. El yoga para niños no tiene nada que ver con el de adultos. Realmente la palabra yoga significa unión y esta puede comenzar con la del cuerpo y la mente. En el caso de los niños les ayudamos a conectar con ellos mismos, aprender a relajarse, canalizar sus emociones y energía. Comprender la relación entre las emociones y la respiración, o las emociones y el cuerpo. Además para llegar a ellos tienes que utilizar su lenguaje, es decir, el juego.

¿Cómo es una clase de yoga para niños?

Sin duda está llena de juegos. Para ayudarles a entender todas estas herramientas que con los adultos es fácil de trabajar tienes que hacer dinámicas que les seduzcan para que sea algo divertido, aunque con continuidad. Trabajas las disciplinas múltiples, la inteligencia emocional, la creatividad. Con los niños se enseña también a gestionar la autoestima, la capacidad de liderazgo, el respeto y la no competitividad, hacemos juegos donde ganamos todos.

¿Qué beneficios aporta el yoga a la infancia?

Por un lado a nivel físico les aporta flexibilidad, fuerza, corrección. A nivel mental les ayuda a mejorar la concentración, la atención y a conocer herramientas para relajarse y para que sean conscientes de cuando están nerviosos o relajados. Son herramientas no solo para la infancia sino para toda la vida en general.

¿Desde qué edad recomienda la práctica de yoga?

Realmente desde que nacen están haciendo yoga. Si ves a un niño cuando es bebé, de forma natural cuando empiezan a moverse lo están haciendo con posturas de yoga. Pero si nos referimos a comenzar ir a clases, yo recomiendo a partir de los tres años, que es cuando tienen capacidad para empezar a aprovecharlo y asimilarlo mejor.

¿Qué aconseja a los padres?

Para mi empezar a hacer yoga cuando el niño está nervioso o cuando ya te han dicho que es un niño con falta de atención o hiperactivo, es como poner a dieta a un niño y a hacer ejercicio cuando ya está obeso. Es decir, utilizar el yoga como un remedio para el niño nervioso no creo que sea el fin de este. El yoga es una herramienta para prevenir en un futuro que tenga problemas de atención o problemas para relajarse. No hay que esperar a que el mal esté hecho sino lo contrario.

¿Con qué frecuencia recomienda practicar yoga? ¿Cuánto duran las sesiones?

Mínimo dos veces en semana. Las sesiones dependen de la edad. Tenemos cuatro grupos, los niños de 3 a 4 años con sesiones de 35 minutos; de 5 a 8 años, de 40 o 45 minutos; de 9 a 11, clases de 50 o 55 minutos y después los adolescentes hasta una hora y cuarto.

¿Cuál es su formación en yoga?

Cuando estudié arte dramático, después de graduarme en psicología, fue ahí donde descubrí el yoga, pues lo utilizaban como herramienta actoral para entrenarnos en el autoconocimiento. Nuestro cuerpo es un instrumento y tenemos que aprender a tocarlo. A partir de ahí seguí formándome. Aprendí el shiatsu, una técnica de masaje japonés, con base de medicina china, en Barcelona. Seguí practicando yoga y llegó un momento en que quise utilizarlo como herramienta terapéutica. Me formé entonces con la Yoga Alliance, la organización más reconocida a nivel internacional más reconocida. Me especialicé en niños en Londres durante un año. Aunque antes ya empecé a impartir clases a los pequeños, pues utilizaba el conocimiento de los adultos y las técnicas del teatro. Así forjé mi propio método de trabajo, donde incorporo las tres disciplinas: psicología, teatro y yoga.

¿En qué consiste su método?

Con los niños utilizo mucho el juego, la animalización, el trabajo corporal o las marionetas. Los peques muchas veces le van a hacer más caso a una marioneta que a un adulto. Ellos necesitan movimiento, cambios, colores, así que utilizo todos esos recursos, junto a las telas, para hacerles llegar el yoga a través de historias o cuentos y juegos. De repente los ves con los ojos como platos. Es una buena forma de captar su atención.

¿Cuál fue la motivación que impulsó la especialización en yoga para niños?

Lo llevé al mundo de los niños cuando fui madre. Tengo una hija de nueve años y quise compartir con ella todo lo que iba descubriendo y aprendiendo sobre el yoga y sus beneficios para que lo viviese como algo natural desde pequeña. Algunas de las madres de sus compañeras me sugirieron que también enseñara a sus hijas. Y así, un poco sin querer, fue cuando empezó mi especialización, pues al principio era una simple adaptación de mis conocimientos en el teatro y yoga adulto.

¿Hay sesiones de yoga de padres y niños?

Sí. Yoga en familia, y es muy divertido. Es algo que sirve para jugar en familia, descubrir juntos y afianzar los lazos. De momento no tenemos una clase fija, pero estamos barajando la posibilidad de incorporar a los padres en la etapa de 3 a 4 años.

¿Qué echa en falta a la hora de que aumente esta práctica entre la sociedad?

El problema del yoga es que no está reglado a nivel académico, porque no hay una formación oficial. Lo que te puede certificar o dar peso es el respaldo de alguna organización de prestigio. La que yo imparto, por ejemplo, es la única en España que está avalada a nivel mundial, con 72.000 escuelas y profesores en todo el mundo, la Yoga Alliance. Echo en falta la aceptación e incorporación en las instituciones públicas como los colegios. Se ha convertido en una práctica elitista.

¿Cree que sería necesario integrar el yoga en los centros educativos?

Sin lugar a dudas, de hecho debería formar parte como asignatura. Poco a poco creo que está cambiando. Tras la formación que impartí para profesores, algunos alumnos eran maestros. Me propusieron un proyecto de incorporación del yoga en las actividades de sus centros, en el Colegio CEIP Asturias. Yo acepté y les bequé. Ahora han adaptado el plan de estudios para que los niños de primaria tengan clase de yoga una vez a la semana. Yo estoy muy contenta, todo aquel que ha hecho la formación ha ido incorporándolo en su vida, su trabajo y su entorno.

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