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Entrevista a Joaquín Espinosa Boissier

"Ser abogado es muy sacrificado; más hoy con tanta competencia"

"La profesión ha cambiado mucho, sobre todo en los últimos diez años con internet", asegura el decano del Colegio de Abogados de Las Palmas

"Ser abogado es muy sacrificado; más hoy con tanta competencia"

¿Qué destacaría de estos 250 años de historia del Colegio?

Primero, que fue el primer colegio que se creó en Canarias. Desde que se fundó la ciudad (1478) hubo justicia en la Isla. Ya en el siglo XVI había 31 abogados y en el XVII, 45, y para ejercer en otras islas había que darse de alta aquí. También fue uno de los primeros de España ya que la mayoría de los colegios se fundaron alrededor de 1840, cuando se creó la ley de los colegios provinciales, o en fechas posteriores. Luego ha habido momentos muy importantes como fue la creación de la Real Audiencia de Canarias, por Carlos V, el Tribunal de la Inquisición. Los juicios se celebraban en primera instancia en los ayuntamientos y, en segunda, había que acudir a Granada. Luego se consiguió que se celebraran también aquí. Ha habido momentos muy importantes en la historia del colegio. También decanos que han sido importantes políticos como Antonio López Botas, Felipe Massieu, Humberto de Mendoza, Juan Melo, José Mesa y López. Se podrían contar muchas anécdotas.

¿El colegio ha estado siempre a la vanguardia de la Justicia o el coste insular ha sido un lastre?

El colegio siempre ha estado en primera línea de la Justicia española. Sin duda alguna, la mejora de las comunicaciones y del transporte ha sido muy positivo. Por ejemplo, el primer decano que ha sido vicepresidente de la Abogacía del Estado, que yo sepa, he sido yo, aunque ahora soy vocal adjunto a la presidenta, Victoria Ortega. Un hecho destacable también ha sido la compra de este edificio. Siempre habíamos estado en el Palacio de Justicia, al igual que los procuradores. Cuando Francisco Hernández era decano surgió la oportunidad de comprar el palacete. Queríamos tener más independencia, el número de abogados se había incrementado y necesitábamos un espacio nuevo.

¿Qué retos ha debido de afrontar el colegio para actualizarse al siglo XXI?

La abogacía ha cambiado mucho. Sobre todo en los últimos diez años, principalmente por la técnica. Hemos pasado de escribir a mano a la máquina de escribir, que fue un gran descubrimiento, luego a la eléctrica, que podías borrar palabras, y en poco tiempo a Internet y, ahora, al sistema Lexnet. Ha sido un cambio total en el ejercicio de la profesión. Cuando yo empecé todo el mundo hacía pasantía en un despacho y no te dabas de alta hasta que el maestro te decía vete. Hoy en día, la gente va directamente a ejercer la profesión, aunque pasa también por la Escuela de Prácticas Jurídicas o el Máster de la Abogacía. Pero no era aquella pasantía que se hacia, viendo pleitos y donde no ganabas nada. Y ahora estamos yendo a que no haya papel; que yo creo que se conseguirá, será otro gran paso. La Escuela de Prácticas Jurídicas (1998) también ha sido un gran avance para la profesión, lo mismo que la Biblioteca digital (2000) y la constitución del Consejo Canario de los Colegios de Abogados, cuya sede está aquí (2000) después de muchos problemas.

¿El prestigio social que siempre han tenido los abogados se mantiene hoy en día en una sociedad más letrada?

Sí, yo creo que sí. Nos quedamos sorprendidos porque cuando el Consejo General de la Abogacía Española hace estudios siempre somos la profesión que sale más valorada; más de lo que uno puede pensar. En este oficio hay gente buena, regular y mala, como ocurre en todas las profesiones.

¿Siguen confiando en el buen hacer de los profesionales y de la importancia de los abogados en un Estado de Derecho?

Sí, sigue confiando. Cada vez es más urgente el pacto por la Justicia. Es necesario porque no puede seguir como está, hay que darle un cambio.

¿Qué cambios debería de afrontar la Justicia española?

Una de las cosas principales es incrementar el número de jueces y gastarse dinero porque es lo que hace que las cosas funcionen. También nos preocupa la formación de los abogados. El Estado se encarga de formar a sus jueces y sus fiscales y, sin embargo, nosotros tenemos que hacerlo de los abogados, que deberían de tener la misma formación que por lo menos se les da a jueces y fiscales.

¿Es un coste que hoy tienen que asumir ustedes?

Sí, aunque se nos da el dinero del turno de oficio éste no es el que nosotros quisiéramos.

¿Cree que los canarios y los ciudadanos, en general, pueden hoy sentirse bien defendidos frente a la Administración?

Sin lugar a dudas. Hoy, por ejemplo, hemos conseguido que los expedientes de denuncias de un abogado o los del propio colegio se resuelvan en el colegio canario y no tengan que ir a Madrid, gracias a la existencia del mismo aquí.

Va a celebrar 20 años como decano. ¿A qué se debe su éxito?

Debe ser que lo hecho muy mal (ríe). Pues no lo sé. Lo que sí sé es que siempre me he sentido muy apoyado por mis compañeros, aunque siempre hay alguien, como es lógico, que no está de acuerdo con lo que uno hace pero yo no voy a juzgar si lo he hecho bien o mal, lo harán mis compañeros. Nosotros [la junta directiva] nos renovamos cada dos años y medio.

¿Qué consejos daría para el estudiante que hoy se prepara para ser abogado?

Les aconsejaría que hicieran la Escuela de Práctica Jurídica porque les pone al día de lo que esta pasando, hacen prácticas en despacho, van a los juzgados; porque esta es una profesión muy difícil y muy dura. Hay que sacrificarse mucho, más hoy en día con tanta competencia y con tanta diarrea de leyes, que todo el que manda quiere cambiar todas las leyes.

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