Los artistas que trabajan en los espectáculos infantiles que se realizan los domingos en el parque Doramas desde marzo tienen que firmar un documento para evitar que el contenido sea inadecuado para los niños. Así lo ha establecido la concejalía del distrito Centro con el objetivo de controlar las actividades dirigidas a los más pequeños en las que se tendrán que emplear, entre otros requisitos, "vocabulario u otros elementos escénicos adecuados" al rango de edad, tal y como está recogido en el escrito que entró en vigor el pasado mes.
Según explicó el concejal responsable de la zona, José Eduardo Ramírez, esta decisión se ha tomado como medida de "precaución" para evitar que surja algún problemas en cuanto a las funciones para menores se refiere. "El gestor municipal del distrito está siempre pendiente y presente en las actuaciones por si hay que reaccionar rápido en caso de que sea necesario", arguyó, "pero para garantizar que los contenidos sean apropiados para los menores pedimos una declaración jurada del personal contratado por el Ayuntamiento".
Entre los objetivos está el "evitar que se utilice un lenguaje sexista, agresivo o inapropiado con palabrotas" delante de los más pequeños que acuden a cada cita dominical para disfrutar. Pero no solo se contempla cuidar el vocabulario. El documento también establece que las funciones que se realicen en el parque Doramas o en cualquier espacio del distrito Centro se harán bajo "una temática familiar" en la que hasta los "elementos escénicos" tendrán que ser adecuados para la población infantil.
No ha pasado ni un mes desde que Ramírez solicitó la redacción del escrito, coincidiendo con el arranque del programa de actividades para niños, para el cual se cuenta con empresas y artistas "conocidos" y con trayectoria con el Consistorio capitalino. Entre los que trabajan en este proyecto que se desarrolla cada domingo, a partir de las 12.00 horas, se encuentran el Clown Rafaelillo y Proyectos Musicales.
La Asociación Mojo de Caña también forma parte del elenco contratado que, en este caso, se encarga de la animación cómico- circense. A pesar de que personalmente su presidente, Naroe Valls, no ha firmado "nada", opina que la medida municipal "no está mal", si bien considera que es difícil controlar completamente que las personas encargadas del desarrollo del espectáculo se salgan del guión. De hecho, ellos cuentan con una experiencia pasada en la que tuvieron que sacar de escena a uno de los actores que no se dio cuenta de que había menores delante y "se le fueron los papeles".
De ahí que la propia asociación también haga firmar a los artistas un papel para que sean ellos los que asuman la responsabilidad de sus actuaciones. "El programador tiene que saber qué espectáculo es el que se va a hacer y no solo eso, también tiene que verlo entero, pero es cierto que después es muy difícil saber o evitar que alguien haga lo que le dé la gana durante la representación", asegura Valls.
