La Provincia - Diario de Las Palmas

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Cuatro distritos barajan controlar los espectáculos para los niños

El PP y los artistas ven fundamental que sea un programador cultural quien revise el contenido

Actividades en el parque Doramas.

La decisión de hacer firmar a los artistas que trabajen en los espectáculos infantiles del parque Doramas no ha pasado desapercibida en el resto de Las Palmas de Gran Canaria. La iniciativa promovida por el concejal del distrito Centro, José Eduardo Ramírez , ha tenido buena aceptación entre sus homólogos en otras zonas de la ciudad que, según fuentes municipales, barajan adoptar la misma medida en el resto de demarcaciones en un futuro no muy lejano. Parte de la oposición también le ha dado el visto bueno, si bien la mayoría no ha apoyado la idea. Es el caso del Partido Popular que, al igual que algunos artistas, considera que la solución pasa porque sea el programador el que se encargue de velar por la calidad de los contenidos de las funciones destinadas a los pequeños.

Fue el pasado mes de marzo, a raíz del comienzo de la programación dominical para los niños del municipio, cuando Ramírez solicitó la rúbrica del personal contratado para estas actuaciones para evitar que se produzcan episodios como el de los titiriteros de Madrid o el del youtuber Wismichu en Tenerife. "A nosotros nos parece una buena medida", aseveró Beatriz Correas, portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento capitalino.

La edil además recordó que en el último pleno su partido presentó la moción que fue aprobada por unanimidad para que todas las personas que vayan a trabajar con menores presenten la "certificación negativa". Una acreditación que avale que no han cometido delitos sexuales y que pronto también se solicitará, según señaló el también responsable del Área de Movilidad.

Unidos por Gran Canaria también está de acuerdo con el documento, como así manifestó ayer su portavoz, David Suárez. "No entendemos muy bien porqué se está haciendo sin antecedentes en la ciudad, pero nos parece bien si es para mejorar la calidad del servicio y para prevenir todo aquello que pueda generar símbolos negativos a los menores", señaló. Si bien aclaró, que es importante que esta medida no suponga "un menosprecio a los artistas".

En este sentido, el profesor de música, compositor y cantacuentos que trabaja para Santillana en varias islas, José Luis Estévez, más conocido como Güichi, asegura no tener problema en firmar el escrito. "Se han puesto las pilas en este tema y yo suelo entregarlo cuando me lo piden, además de que pido yo mismo un certificado en los lugares que trabajo como garantía de la calidad de mis espectáculos". Este es, precisamente, el punto importante a tener en cuenta a la hora de elegir las funciones para otros artistas.

Para la actriz Rosa Escrig, más que el hecho de que los artistas tengan que firmar un papel es más importante que los programadores busquen espectáculos de nivel. "Los profesionales saben perfectamente cómo se actúa con niños, distinto es que se contrate a cualquiera", apuntó quien ha trabajado en obras como La bella durmiente o Alicia en el País de las Maravillas, de Clapso Producciones. El fundador y director de la citada compañía, Israel Reyes coincide con ella.

"Si se trabaja con profesionales de la cultura que tienen un nivel mínimo se le presupone que el lenguaje y el contenido es adecuado. Pero hay mucho intrusismo y no todo vale porque el público sea infantil", afirmó Reyes. "Cuando yo programo para niños sé perfectamente qué cosas tengo que cuidar y, por lo tanto, no tengo inconveniente en firmar algo que como código ético profesional tengo asumido". Para el director de Clapso la problemática está en quiénes se encargan de la programación. "A mí no me parece mal que se incluya esta cláusula, pero sería más correcto que quien programa se leyera y fuese a ver antes las obras. Por lo tanto, cabe con esta medida que hace mucho tiempo que esto lleva sin hacerse".

En esta línea también está la postura del grupo popular. Para su concejal, Jaime Romero, la decisión adoptada por José Eduardo Ramírez "responde al descontrol que impera en el seno del tripartito, ya que si existiera un programador cultural y de actividades que velara por la calidad de los mismos no se deberían llegar a tales extremos". Según el edil, la obligación del Consistorio es garantizar que los contenidos de los espectáculos tengan fines didácticos y de entretenimiento y para ello, lo suyo es que previamente, un coordinador supervise la programación y reforzar la coordinación y la calidad de lo que se brinda al público.

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