Tapas, solajero y, sobre todo, pesca. Estas fueron las claves de la jornada de ayer en el barrio marinero de San Cristóbal, que vivió, repleto de visitantes, una nueva entrega de San Cristóbal Sabor a Mar, la quinta para ser exactos, que en esta ocasión se centró en la promoción de la pesca artesanal, propia de la idiosincrasia de la zona. Para ello, una serie de talleres dispuestos a lo largo y ancho de la avenida ilustraron a niños y adultos acerca de las particularidades de los distintos aspectos que engloba este tradicional y singular oficio.
Bajo un intenso sol y ni una sola nube en el cielo que diera algo de tregua, tanto los vecinos del barrio como los de fuera de él pudieron disfrutar del evento. Lo cierto es que era tanto el calor que la playa de callaos invitaba también a darse un chapuzón, y eso fue por lo que optaron muchos de los presentes, que aprovecharon la coyuntura para refrescarse en-tre enyesque y enyesque y entre lección y lección de los varios y diversos talleres.
Al frente de uno de ellos se situó, mientras duró la feria, Juan Francisco Saavedra, rodeado por los distintos tipos de redes y técnicas que han empleado tradicionalmente los pescadores, como la gueldera, un arte usado para la captura de boga, fulas, gueldes o chicharros, consistente en una bolsa de malla en la que se pone un sacudidor con engodo para atraer a los peces a su interior y atraparlos; el trasmallo de tres paredes, un arte usado para la captura por enmalle de salmonete que consta de dos paredes exteriores y una interior y que se coloca en sitios de paso del pescado; o el chinchorro, un arte tradicional del barrio consistente en una red con dos brazos de malla y una bolsa de malla que un gran número de personas arrastraban hacia la orilla con la que se capturaban principalmente caballas, sardinas y chicharros.
Saavedra, que considera "importante" dar a conocer este tipo de técnicas en eventos como este, también admite que "hoy en día ya nadie quiere aprender". "Pero es normal", razona prácticamente al instante, "antes había hambre y ahora no, con lo cual ya ni hay necesidad".
A pocos metros de allí, otro de los puestos hizo las veces de guardería, donde los más pequeños se pudieron entretener durante horas. Organizado por Talleres Socioculturales Canarias y coordinado por Verónica Hernández, los niños elaboraron murales, peceras con cartulinas y se pintaron la cara, todo con motivos relacionados con el mundo del mar. "El objetivo es que los niños desarrollen su creatividad a la vez que se integran en la actividad que se está desarrollando hoy [por ayer] aquí", aclaró Hernández.
Justo en frente, un chiringuito, que apenas daba abasto con la cantidad de gente que esperaba a ser atendida a su alrededor, ser- vía pinchos elaborados por los establecimientos del barrio pes- quero, mientras que los propios restaurantes, también abarrotados, ofertaron sus platos con precios especiales.
Además de un taller de kayaks; otro de tirada de caña; otro en el que se informó acerca de la legislación y las tallas y el peso mínimo en la pesca, así como de las especies protegidas y el respeto medioambiental; y uno de fabricación de cometas para que los niños aprendan a elaborarlas sin gastarse mucho dinero, entre otros, los asistentes también pudieron disfrutar de una pequeña visita guiada a bordo de un barco pesquero de la que se encargó el patrón del propio buque, Juan Carlos Cruz, y gracias a la cual pequeños y mayores conocieron de primera mano los entresijos de este tipo de embarcaciones.
En torno a las 12.00 horas, las autoridades, acompañados por representantes de la Cooperativa de Pescadores de San Cristóbal, presentaron el nuevo mural que se ha elaborado de forma participativa -niños y vecinos del barrio- bajo la dirección de los creadores Tono Cruz, Felo Monzón y Giuliana Conte, tras la votación online en la que participaron los propios ciudadanos.
Yeyo Saavedra, presidente de la Cooperativa de Pescadores, explicó que el mural "habla de la historia de San Cristóbal. Son tres imágenes en blanco y negro, como las fotografías antiguas, que recuerdan la época del chinchorro, la pesca del atún rojo, de la pota, cuando salíamos en barcos de seis metros por la noche y al amane- cer llegábamos a la playa con los patudos, y el varamiento de un cachalote junto a la Torre de San Pedro Mártir".
La pesca artesanal ha sido la temática del primer evento de los cuatro previstos por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para dinamizar el barrio marinero durante el presente año bajo la marca San Cristóbal sabor a Mar. El concejal de Ciudad de Mar del Consistorio capitalino, José Eduardo Ramírez, declaró ayer que el medioambiente, la cultura de mar y los deportes náuticos serán las próximas actividades. "El objetivo es que estos cuatro momentos sirvan para identificar al barrio pesquero como lugar de ocio familiar, deportivo, cultural y gastronómico", indicó.
En este sentido, el 11 de junio, con motivo del Día Mundial de los Océanos, San Cristóbal pondrá en valor la sostenibilidad del mar; el 10 de septiembre, los deportes de mar serán los protagonistas coincidiendo con la celebración de la travesía a nado La Laja-San Cristóbal; y el 3 de diciembre habrá una jornada especial dedicada a la vela ligera y a la vela latina canaria, con motivo de la Semana Canaria Olímpica de Vela. "En vez de concentrarlo todo en una sola jornada como antes, lo vamos a dividir en cuatro porque nos parece que es una manera de aprovechar mejor los recursos, y fue una decisión de los vecinos y empresarios de San Cristóbal, que nos pidieron que ampliáramos las actividades", aclaró José Eduardo Ramírez.
Si bien a muchos les agradó esta modificación que ha sufrido la feria, algunos prefieren el anterior formato. Es el caso de Juan Santana, de 57 años de edad y vecino del barrio de toda la vida, que la menta que "no sea como antes, cuando se celebraba tres días seguidos; hay gente que, para venir solamente un día, no viene". Sea como fuere, se queda con el lado positivo: "El simple hecho de que se siga celebrando San Cristóbal Sabor a Mar es bueno para el barrio, sobre todo porque se da a conocer y se promocionan todas las cosas buenas que hay aquí".
Según el edil de Ciudad de Mar, la jornada de ayer sirvió también para reivindicar la pesca tradicional en la ciudad, la primera y única cofradía que queda actualmente y "defender y respetar una actividad como es la pesca tradicional". "Este es un barrio singular, distinto y pesquero en una ciudad tan importante como Las Palmas de Gran Canaria, y creemos que tiene un valor turístico importantísimo y un sabor a mar, precisamente; es un lugar diferente, y creemos que la gente que nos venga a visitar a la capital tiene que hacer una parada obligatoria en el barrio de San Cristóbal para comer nuestro pescado, pasear por estas calles y ver a los pescadores trabajar, y por eso creemos que es un reclamo turístico de primer orden", agregó.
También acudieron a la cita Lourdes Armas, concejala del Distrito Vegueta-Cono Sur-Tafira, y Pedro Quevedo, edil de Promoción Económica, Empleo y Turismo. Este último destacó la importancia de contar con un barrio pesquero en plena capital. "Fue el primer núcleo pesquero de toda Canarias que mantiene y reivindica su carácter y vínculos con el mar. Sin duda, la pesca tradicional, como modo de vida, aporta cultura y economía y atrae turistas. Esto tenemos que defenderlo entre todos, señaló.
Armas, por su parte, valoró la implicación de todos los vecinos del barrio, "que se han implicado activamente en la organización del evento, especialmente con el nuevo mural en la fachada del conocido edificio del Agua San Roque, que sin duda se ha convertido ya en un elemento de identidad de San Cristóbal".
Cerca de las 14.00 horas, el grupo Los Lola se subió al escenario que se instaló en la misma aveni- da para ofrecer música en directo en esta edición de San Cristóbal Sabor a Mar, que se alargó hasta las 16.00 horas.
