La Provincia - Diario de Las Palmas

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Aquí la Tierra Paisajes del andar

Línea 8

Un grupo de caminantes recorre a pie un sábado por la noche el trayecto de Guaguas Municipales que va del Teatro a Lomo La Cruz

El grupo de paseantes ante la cruz de piedra, en una parada de su recorrido a pie por el curso de la Línea 8 de Guaguas Municipales.

Unas cuarenta personas se citan el pasado sábado, 9 de abril, a las diez en punto de la noche, en la Estación de Guaguas del Teatro. La mayoría son de Las Palmas, algunos viven en otros puntos de la isla y, otros más, incluso, se han desplazado expresamente desde Tenerife para tomar parte en este encuentro. Hay entre ellos españoles y también extranjeros, residentes o de paso. Muchos, tal vez la mayoría, no se conocían previamente. El grupo se dispone, a la hora en punto, para comenzar a recorrer a pie el trazado sinuoso al completo de la Línea 8 de Guaguas Municipales: Teatro-Lomo La Cruz. ¿Por qué? Porque sí.

Alguien hace sonar por tres veces un cuenco tibetano de meditación y su reverberación metálica se expande por el espacio, quizá hasta los confines del universo. El grupo calla por unos instantes y, sin más, echa a andar. Enfila hacia la Estación del Parque San Telmo por la Avenida Rafael Cabrera, para subir luego por la calle Bravo Murillo y atravesar el Paseo de San Antonio. En la carretera de Mata se detiene admirado ante una casa de autoconstrucción, que dignifica, con una simplicidad maravillosa, su espacio trasero: una sabia disposición de macetas, un banco de mampostería, una pequeña elevación finamente trazada ante la puerta, e indistinción entre el espacio público y el privado.

Sigue la marcha por Las Rehoyas, que también regala a los caminantes otro objeto sorprendente, nunca antes observado por la mayoría con la atención que merece: una iglesia semienterrada que desata reminiscencias de la antigüedad en el corazón suburbano de Las Palmas.

Los caminantes avanzan tan atentos al paisaje que atraviesan, como a sus acompañantes: personas con intereses distintos, unidas por una misma propensión a la perplejidad. Alguien dice que con esta experiencia se "abre espacio desde dentro del espacio". Otro, que en todas las lenguas indoeuropeas las palabras ocho y noche comparten la misma raíz ("eight" y "night", en inglés; "otto" y "notte", en italiano; "acht" y "nacht", en alemán? Distinguidos siempre por la "n" como negación del ocho, que, en su grafía arábiga, es el mismo signo, pero vertical, del infinito).

Caminan, caminan, caminan los caminantes por la Línea 8, bajo la noche. Conducidos por sus propios pasos llegan a la cruz de piedra que da nombre al populoso barrio de Las Palmas y que, en tiempos, fue punto de arranque de uno de los caminos reales de Gran Canaria. El grupo hace una parada aquí para ver el Guiniguada de noche, y, para sorpresa de casi todos, uno de los paseantes saca unas baquetas y se pone a golpear reiteradamente una plataforma metálica bajo una valla publicitaria. El eco de la plataforma reverbera en la oscuridad del barranco.

El percusionista andariego graba estos y otros sonidos del recorrido, porque, más que el paisaje visual, le seduce el paisaje sonoro. Para él hay tanta o más verdad en el acto de la escucha que en el de la visión.

Giro cerrado a la altura del Parque de Bomberos de Miller Bajo, siempre según el trazado de la Línea 8. Alguien comenta que Thomas Miller, destacado empresario inglés, legó al ayuntamiento su gran finca agrícola en esta zona que lleva su nombre para que construyera en ella un botánico que habría sido mayor que el Jardín Canario. En su lugar lo que se construyó, finalmente, fueron viviendas sociales y el Polígono Industrial de Miller Bajo.

Internarse en este último de noche, constituye, ciertamente, uno de los momentos más extraños del paseo. Es raro encontrarse a solas en esta zona, bulliciosa de día, entre talleres, comercios de materiales de construcción y saneamiento, un tanatorio... Aquí el tránsito, además, comporta separación: el grupo se ha escindido involuntariamente en dos partes: una, la que anda más deprisa, ha seguido el curso habitual de la Línea 8. Otra, la que se demora, ignora lo que sabía la anterior y ha caminado por el único recorrido oficial del que tiene noticia. Y es que en las últimas semanas, a causa de unas obras, el Ayuntamiento ha desviado provisionalmente el trayecto de la Línea 8 en su paso por esta zona.

El grupo confluye de nuevo en el tanatorio. Por el Lomo Apolinario, el cuerpo empieza a acusar la fatiga. No es lo mismo recorrer la ciudad en un vehículo motorizado, que hacerlo a pie. La percepción cambia también. La mayoría tiene una sensación de redescubrimiento de su propia ciudad. En una pared, junto a una parada de la Línea 8, hay una pintada que dice "¿Y si hubiera cogido aquella guagua?"

Por el camino, vecinos del Lomo Apolinario y Casablanca III les preguntan a los integrantes del grupo que de dónde son y que qué hacen por aquí. Unos y otros son en su mayoría de Las Palmas, pero se observan mutuamente como extraños.

Casas de autoconstrucción de aspecto extravagante, calles con nombres curiosos, individuos que contemplan al grupo como si, más que caminantes, fuesen la tripulación de una nave de los locos. Unos minutos después de las dos madrugada, el grupo llega a la estación final: Lomo La Cruz. Suena el cuenco tibetano. Los paseantes regresan a sus casas. Cada cuál como puede. Todos con la mente puesta en la noche y el 8.

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