La Audiencia de Las Palmas ha condenado a siete años de cárcel a un joven de 20 años que dejó en silla de ruedas y con tratamiento médico de por vida a otro chico al que propinó un puñetazo en la cara a la salida de una discoteca de la capital grancanaria el 7 de diciembre de 2014.

La sección segunda de la Audiencia declara por estos hechos culpable de un delito de lesiones con alevosía a Antonio Aridane L.R, al que otro juzgado de la capital grancanaria condenó a finales de marzo a otros siete años y nueve meses de prisión por matar de un golpe a un anciano con el que se cruzó de madrugada en un barrio de la ciudad para robarle el dinero que llevaba.

En este caso, el incidente se produjo después de que el procesado fuera expulsado de una discoteca por pelearse con otra persona.

Tras salir de ese local, el condenado participó en otra riña y, sobre las 05.45 horas, cuando caminaba por la calle Luis Morote en dirección a su casa, vio que un amigo suyo hablaba con otra persona, la víctima de su agresión, Ayoze G.S., de 22 años.

La sentencia considera probado que el acusado pensó que Ayoze discutía con su amigo y que había participado también en la pelea por la que le habían expulsado previamente de la discoteca.

Por ese motivo, el condenado cruzó la calle a gran velocidad con el puño en alto y, sin detenerse y de forma sorpresiva e inesperada para la víctima, le propinó un fuerte puñetazo en la cara gritando "toma K.O." y salió corriendo.

El puñetazo recibido hizo que la víctima cayera al suelo y se golpeara la cabeza contra el pavimento, donde quedó tendido e inconsciente al quedar en coma, debatiéndose entre la vida y la muerte, lo que requirió su ingreso hospitalario en estado vegetativo.

Las lesiones causadas por el condenado han provocado a la víctima una tetraparesia espástica leve, amnesia de fijación, trastorno grave de las funciones cerebrales superiores, trastorno grave de la personalidad, afasia mixta y un perjuicio estético importante.

La víctima, que estudiaba una carreta universitaria cuando ocurrieron los hechos, necesita ahora una silla de ruedas para desplazarse y la ayuda constante de una tercera persona, rehabilitación de muy larga duración y tratamiento medicamentoso de por vida, de tal forma que el informe forense practicado en esta causa descarta que una posible mejoría pudiera suponer realizar una vida autónoma, afirma la sentencia.

El fallo, que también condena a Antonio Aridane L.R. a indemnizar a la víctima con 17.025 euros por los días de incapacidad y con 1.100.000 euros por las secuelas físicas y morales de su agresión, afirma que el día de los hechos el condenado había ingerido bebidas alcohólicas y sustancias estupefacientes, como hacía normalmente cuando salía los fines de semana, y tenía levemente afectada su capacidad volitiva debido a esa ingesta previa.