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El policía que quedó en coma no fue víctima de un codazo involuntario

Las forenses dictan que el agente recibió un golpe de gran intensidad al chocar contra el suelo tras la agresión del luchador de vale tudo

Las peritos, ayer. SANTI BLANCO

Las peritos forenses descartaron ayer, durante su declaración en la que fue la última sesión de la vista oral celebrada en la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas en la que se juzga a Ricardo Santana Domínguez, el luchador de vale tudo -un arte marcial- que dejó en coma a un policía nacional, que le propinara un codazo de espaldas como consecuencia de un forcejeo, como el agresor defiende. Las expertas apuntaron que las lesiones que presentaba la víctima fueron producto del choque contra el suelo consecuencia de, al menos, un golpe de mucha mayor intensidad, de lo cual se deduce que existió voluntariedad en la agresión. Asimismo, concretaron que, basándose en su análisis, lo más probable es que el agredido recibiera primero el potente golpe de manera frontal y que en la caída, como resultado del impacto, fuera cuando se golpeara fuertemente contra el suelo o algún saliente en la parte derecha del cráneo.

Las especialistas, que también examinaron al agresor en el momento de los hechos, en diciembre de 2014, constataron que presentaba dos hematomas, "que podrían ser de cualquier golpe", aseguraron, pero ningún tipo de daño o lesión en su mano. A colación de esto último señalaron que, "hipotéticamente hablando", se podría descartar que el traumatismo craneal severo que sufrió el agente de policía se produjera por "un puñetazo" del agresor.

Además, agregaron que la víctima "podría llegar a tener una vida laboral normal", a pesar de las numerosas secuelas que sufre como consecuencia de las lesiones, como epilepsia postraumática, pérdida del olfato -y, por ende, del gusto- y, en ocasiones, dificultad para expresarse de forma fluida, entre otras. El agente había sufrido dos fracturas en el cráneo y varias hemorragias que pusieron en riesgo su vida, pues necesitó sedación profunda en el Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario Doctor Negrín de Gran Canaria.

Tanto la representante del ministerio fiscal, Beatriz Sánchez, como la abogada del ministerio público elevaron a definitivas sus peticiones. La fiscal acusa a Santana de conducir sin carné, de atentar contra el policía y de intentar acabar con su vida de un puñetazo en la cabeza.

En total, pide una pena de diez años y medio de cárcel: seis meses por un delito contra la seguridad vial, dos años por atentado contra un agente de la autoridad y ocho años por homicidio en grado de tentativa. Por su parte, la representante del ministerio público también reclama 13.200 euros por las lesiones causadas y 40.650 euros por las secuelas.

En sus conclusiones, ambas se centraron sobre todo en las declaraciones de los "testigos imparciales" para acreditar que los hechos de los que se acusa al agresor han quedado probados. La fiscal, además, insistió en que el acusado es una persona violenta y que golpeó intensa e intencionadamente al policía sabiendo las consecuencias que tendría la agresión para la víctima. La letrada, además, alegó que las lesiones que presentaba el agredido no pueden ser obra de legítima defensa por parte de Santana.

Justamente en la idea contraria incidió el abogado defensor del imputado, que reclama su abso-lución y, subsidiariamente, califica los hechos como un delito de lesiones por imprudencia grave, en el que concurren diversos atenuantes, entre ellos, precisamente, el de legítima defensa, por los que pide una pena máxima de seis meses de prisión. El juicio quedó visto para sentencia.

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