La Provincia - Diario de Las Palmas

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Cumpleaños en el hoyo 18

El Real Club de Golf de Las Palmas celebra 125 años de historia - El golfista Rafael Cabrera-Bello, uno de los alumnos de la escuela, se encuentra hoy en la élite de este deporte

"De los cien primeros años no me acuerdo mucho, pero de los últimos 25 algo sé. Tanto creciendo como jugando, compitiendo con muchos compañeros que ahora son mis mejores amigos y, últimamente, sintiendo el apoyo y el cariño de todos los socios cada semana que estoy compitiendo. Para mi es un orgullo que se me asocie siempre al Real Club de Golf de Las Palmas (Rcglp), que allá donde voy todo el mundo sepa que soy de ahí". Eran las palabras que el golfista Rafael Cabrera-Bello enviaba esta semana a los socios de la entidad a través de las redes sociales desde Dubái (Emiratos Árabes), donde compite por el circuito europeo. El joven grancanario, en la élite internacional, felicitaba así a la que fue su escuela de aprendizaje en su 125 aniversario.

El deportista, que hoy recorre el mundo llevando el nombre de la Isla, es uno de los golfistas de renombre que ha salido del campo de golf de Bandama, construido en 1956 por el Cabildo insular a un paso de la caldera del mismo nombre y de un entorno espectacular, catalogado como Espacio Natural de Canarias en 1944 y que hace único a este Club en el mundo.

El bello paisaje que hoy circunda al campo de golf, a 15 kilómetros de la capital, nada tiene que ver con el solar de tierra donde los primeros golfistas, británicos asentados en la Isla, dieron sus golpes a principios de la década de los 90 del siglo XIX. El campo, situado entre Escaleritas y Altavistas, fue el primero de España, aunque no será hasta 1896 cuando se formalice la primera junta directiva, presidida por Richard Rid Path Blandy.

La construcción del campo en Bandama llegará décadas más tarde de la mano del presidente del Cabildo insular Matías Vega (1957), que ocupó el cargo desde 1945 a 1960 y que no solo impulsó el campo de golf sino el Estadio Insular, el Jardin Botánico y las Casas-Museo de Colón, de Galdós y de León y Castillo, entre otras instalaciones, viendo el potencial del turismo para la Isla.

Al arquitecto británico Mackenzie Ross se debe el diseño del campo de juego, que tiene hoy 18 hoyos y que fue inaugurado un 17 de diciembre de 1977, mientras que la Casa Club no tiene un autor claro. El arquitecto José Luis Gago señala al paisajista y catalán Nicolás Rubió y Tudurí (1891-1981), que durante esas fechas realizó algunos trabajos en la Isla, ya que en su archivo personal se hallaron algunos planos y los que se conservan sin firma en el Club parecen pertenecer a él. Pero el edificio de hoy de dos plantas, en cuyo piso superior se sitúa una terraza con vistas sobre el cráter, nada tiene que ver con los planos que se conservan. Un edificio que, además, ha sufrido diversas ampliaciones a lo largo de su historia como el porche cubierto, los salones, los vesturarios y, más tarde, el hotel.

Del campo de Bandama han salido profesionales de la talla de Rafael Cabrera-Bello, que junto a Pedro Linhart y Carlos Sunesos han sido los primeros jugadores grancanarios en disputar el Tour Europeo, una de las pruebas más importantes a nivel internacional. Sin olvidar a otros destacados deportistas como Emilio Perera, Carlos Quevedo, Enma Cabrera, Alexandra Armas, José Rodríguez y Miguel Cabrera, por citar algunos. Y en él han jugado importantes figuras de esta disciplina deportiva como Ballesteros, Olazábal, Lyle y Woosnam, que lo hicieron durante la celebración de su centenario.

En sus 125 años de historia se han organizado importantes encuentros como los dobles de España en 1981 y 1983; algunos valederos para el circuito Challenge y los de su centenario, entre otros. No obstante posee el trofeo de golf antiguos de España y el segundo del continente europeo: la Copa Palmer. También diversos trofeos benéficos.

Veteranía

A sus 87 años, Vicente Boissier es uno de los socios más veteranos del Club y también de los golfistas más activos. Marino Mercante, fue campeón de España por parejas y también presidente del comité de competiciones del Club, y aún sigue dándole a la bola. Esta misma semana participó en el torneo para la Copa Palmer, en la modalidad individual.

Vicente se considera un "socio privilegiado" porque aunque no jugó mucho en el primer campo de tierra vivió todo el proceso de traslado del Club. "Matías Vega no era un gran aficionado al golf, pero sabía que si desaparecía se perdía algo importante para el turismo", asegura.

También ha sido testigo de los cambios experimentados en el juego y en el material con que se practica. "En técnica de juego se ha ido mejorando, la calidad de las bolas es mucho mejor; lo mismo que los palos. Pero como se suele decir no es solo cuestión de flecha sino también del indio", afirma socarronamente, mientras invita a los mayores como él ha practicar este deporte en el que "se respira aire puro y se camina varias horas" mientras se juega.

En su opinión, el futuro del Club está en mantener una buena cantera "como en todos los deportes" y trabajar para que la afición no se pierda. "Hay muchas promesas en el deporte y como hay mucha competencia es cada vez más duro. Pero hay que practicar y trabajar; y para ello hay que conseguir que el que empieza se divierta", puntualiza.

El Club, que en 1986 se le concedió el título de Real, tiene en su haber importantes premios de reconocimiento a su labor como el Roque Nublo de Plata (1999), la placa de Oro al Mérito Deportivo (1999), el Premio de Igualdad del Cabildo insular (2014) y la placa Olímpica al Mérito deportivo (2014). Actualmente, cuenta con una Escuela de golf, donde las nuevas generaciones aprenden las técnicas del juego. También imparten clases de tenis y de hípica.

La entidad social, sin embargo, no atraviesa por su mejor momento debido a la caída paulatina de socios, el envejecimiento de los miembros y el impacto de la crisis económica -actualmente tiene en torno a los 900 miembros y no todos pagan cuota-. Tanto es así, que el Club quiso rescindir en 2015 la concesión con el Cabildo insular, propietaria de los terrenos, porque no podía hacer frente al canon anual de 340.000 euros. Finalmente, las dos partes llegaron al acuerdo de que el Club pagaría todos los atrasos y se renegociaría un nuevo convenio, aspecto en el que ambas entidades se encuentran ahora. El Club afronta, además, en mayo nuevas elecciones a la junta directiva por lo que el nuevo presidente que salga de ellas - el actual presidente, Salvador Cuyás, no se presenta por haber cumplido dos mandatos- deberá afrontar nuevos retos para rejuvenecer la sociedad.

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