La Provincia - Diario de Las Palmas

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¿Crucerista en escala o de puerto base?

El tipo de crucero impacta de forma distinta en la ciudad

El 'Anthem of the Seas' en el Puerto de La Luz. SANTI BLANCO

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria duda sobre qué le conviene más a la ciudad: si ser puerto base de la creciente oferta de cruceros o centrar los esfuerzos en ganar más escalas en las rutas marítimas que arrancan de otros puertos. El dilema lo planteó el concejal de Turismo, Pedro Quevedo, en una de las reuniones que vienen manteniendo para actualizar su Plan de Marketing. Hasta entonces, la carrera por ganar cuotas de mercado en el turismo de crucero ha sido justo la contraria: ser puerto base. Y nadie la ha planteado a la inversa. De hecho, los puertos canarios se han ido preparando a conciencia para ello y compitiendo entre sí, hasta el punto que ser puerto base ha sido el principal factor que ha llevado al Puerto de La Luz a superar al de Santa Cruz de Tenerife en llegada de cruceros en los últimos años.

¿A qué responde entonces la duda? El argumento de los responsables turísticos de la ciudad, y de la empresa catalana que les asesora, es que "el crucerista de escala consume más" que el que pernocta en el buque al iniciar y terminar el crucero. "Solo el 2,7% de los 680.000 cruceristas que arriban a la ciudad para iniciar un crucero opta por pernoctar algunos días en la ciudad", sostienen. "Además, un tercio ni siquiera baja del barco", argumentan. Y auguran que, según las previsiones, al puerto de la ciudad llegarán en 2017 más cruceristas en escala y menos como pasajeros de buques que utilizan La Luz como puerto base. ¿Es lo que conviene a una ciudad que quiere afianzarse como destino de cruceros?

Invertir los números

En 2015, el 75% de los cruceristas que visitaron Las Palmas de Gran Canaria lo hicieron como puerto base, frente al 25% que hizo escala. El porcentaje era a la inversa cuando comenzó a despegar de nuevo el tráfico de cruceros a finales de los años 90. Así, en 1997, cuando Canarias recibía apenas 150.000 cruceristas al año sólo 6.000 no lo hicieron en escala, según el estudio de Edei Consultores sobre El mercado de Turismo de Cruceros en Canarias. Pero el año siguiente las cifras comenzaron a variar, creciendo desde entonces hasta hoy mucho más el porcentaje de los cruceristas que iban llegando para iniciar el viaje desde Canarias frente a los que hacían una mera escala.

En estos veinte años, tanto la Autoridad Portuaria de Las Palmas como la de Santa Cruz de Tenerife han tenido como objeto consolidar sus puertos como punto de partida de los cruceros. Las puertos de las dos grandes capitales, sobre todo, han pujado por ganar esa batalla, con nuevas inversiones en sus infraestructuras y negociando con las principales navieras.

El propio alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo, habló de esta competitividad en su reciente intervención en el Congreso Internacional de Turismo de Arona: "Nos les cuento nada nuevo si les digo que las ciudades compiten hoy más que nunca por las inversiones privadas, los eventos deportivos, los congresos, por atraer talentos, producción de películas, cumbres empresariales, nuevas conexiones y cruceros".

En ese mismo foro, el director nacional de la Asociación de Líneas de Cruceros (CLIA) celebró "todas las islas estén discutiendo qué se puede hacer para atraer más cruceristas". Alfredo Serrano añadió: "Cada vez hay más barcos y más presencia de los puertos canarios en el mercado mundial como puertos base. Y parece que está tendencia se mantendrá, siempre y cuando las autoridades portuarias se sigan adelantando, como debe ser, a las expectativas y necesidades futuras de los cruceristas".

El concejal de Turismo de la capital grancanaria, Pedro Quevedo, mostró sin embargo sus dudas sobre el impacto económico del negocio de los cruceros en la ciudad. Y lo expresó de esta forma coloquial señalando que "muchos cruceristas miran la ciudad con el mismo el mismo interés con que las cabras ven pasar las guaguas".

Pero los especialistas en este tipo de turismo insisten precisamente en la necesidad de que las ciudades se preparen para ofrecer lo que los visitantes demandan, si quieren retenerlos. Creen, en definitiva, que el problema no está tanto en la falta de curiosidad de los visitantes como en la falta de atractivo de algunas de las ciudades a las que arriban. Puerto del Rosario es, en este sentido, la capital canaria que más quejas acumula de los cruceristas. De ahí el esfuerzo inversor que pretende realizar la autoridad portuaria en los próximos años, destinando seis millones de euros a obras en el frente marítimo de la principal ciudad de Fuerteventura. En el otro extremo se sitúa Lanzarote que, junto a La Palma, se sitúa en los mayores niveles de satisfacción de los cruceristas.

A quién beneficia el negocio

¿Tiene la capital grancanaria un problema de oferta cultural y de ocio? ¿O quizá tan solo un problema de falta de "notoriedad" de su potencial, como parecen haber detectado los redactores del Plan de Marketing? Cuando Turismo de Las Palmas plantea si a la ciudad le conviene más un tipo de cruceristas que otro,entronca en realidad con otra pregunta: ¿a quiénes beneficia el negocio de los cruceros?

A los hoteleros, desde luego que no. De ahí que insistan en que "hay que aumentar el número de pernoctaciones". Pero más allá del sector alojativo, la llegada de cruceros impacta en otros segmentos económicos de la ciudad. La restauración y los transportes son los más beneficiados, junto a otros como las tiendas, los museos o los guías, por no hablar del gasto generado en el propio puerto.

Gestionar el crecimiento

De ahí, "la importancia que tiene el diseño y planificación de la oferta comercial y de ocio y restauración de una ciudad y su adecuación a las expectativas que estos viajeros esperan colmar en el destino", señalaba recientemente Abbas Moujir desde la Federación de Áreas Urbanas de Canarias (Facua).

Las Palmas acaba de situarse, en el primer trimestre de este año, como el octavo puerto europeo con más cruceristas. La lista la encabeza el puerto base de referencia de España, Barcelona, que vive una proceso de masificación que ha llevado a parte de su población y a su nueva alcaldesa, Ada Colau, a cuestionar el volumen de cruceros que llega a la ciudad.

Para contrarrestar este discurso, que persigue limitar el número de cruceristas a la carga turística que determine el ayuntamiento, el Puerto de Barcelona ha elaborado un informe en el que cifra en 796 millones de euros el gasto total que generó la actividad de los cruceros. Y que se distribuye de la siguiente manera: 121,2 millones las navieras; 315,8 los propios cruceristas y 5,5 millones la tripulación. Los restantes 353,5 millones son la facturación generada de forma indirecta en la ciudad. El informe sostiene, además, que este volumen de actividad genera más de 5.000 puestos de trabajo en Barcelona (el 60% en turismo y el 40% en logística).

Para el Puerto de Barcelona, la clave del futuro de los cruceros en la ciudad pasa por "gestionar el crecimiento, puesto que es una actividad que se programa con dos años de antelación". Y concluye: "Interesa más consolidar la actividad de las navieras que el crecimiento por el crecimiento". Canarias tendría, según este concepto, que aprender a gestionar el doble de los 1,7 millones que recibe hoy, según las previsiones para los próximos 20 años.

Al presentar hace menos de un año su estudio sobre los cruceros en Canarias, Edei Consultores precisó lo siguiente: "Al estar especializada como puerto base, Las Palmas genera una actividad económica diferente a la de un puerto escala". Su portavoz José Luis Saavedra añadió: "Estas diferencias radican en que generan más movimientos de aviones y con ello más desplazamientos desde el aeropuerto hasta el puerto; más aprovisionamiento para el buque y los turistas. Y ello favorece el crecimiento económico de la isla".

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