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San Nicolás pide una poda

Los vecinos del Risco denuncian el abandono y suciedad de las escasas zonas verdes del barrio

El árbol de la plazoleta de Don José Casañas. SABRINA CEBALLOS

Cuesta caminar por el Risco de San Nicolás, uno de los barrios más peculiares de Las Palmas de Gran Canaria junto con el casco viejo y sus homólogos San Juan, San José y San Roque. Un conjunto espacial que forma una de las estampas más características de la ciudad. No solo por su pendiente, sino por sus estrechas calles de dirección única en las que el peatón tiene que competir con el vehículo por el espacio asfaltado. La zona carece de parques públicos y grandes jardines debido a la ocupación que se ha hecho del terreno desde que a mediados del siglo XVI comenzaran a asentarse los primeros vecinos en lo que entonces era el extrarradio de la urbe y por la propia orografía del terreno. Pero los pocos espacios verdes con los que cuentan están descuidados y abandonados por el Ayuntamiento.

Eso es lo que afirma la Asociación de Vecinos Cofiris, presidida por Israel Medina, que invita a LA PROVINCIA a realizar un paseo por el Risco. Un barrio acotado entre Primero de Mayo, la carretera del Norte y el barranco del Guiniguada y que acoge a los habitantes de San Nicolás, San Lázaro, San Bernardo y San Francisco, para comprobar in situ sus quejas.

El barrio vivió con alegría hace poco más de un año la inauguración del Castillo de Mata, reconvertido tras años de rehabilitación como Museo de la Ciudad y del Mar, por el empuje que ello podría suponer para la zona después del chasco que supuso en 2011 que Las Palmas de Gran Canaria no obtuviera la mención de Capital Europea de la Cultura.

Nada se ha movido desde entonces en el barrio a pesar de la nueva Corporación, salvo la inauguración el pasado 11 de abril de la apertura de Centro Social, que también pasó por varias vicisitudes en las corporaciones anteriores antes de abrir sus puertas. A día de hoy, sin embargo, el local está cerrado salvo un día a la semana por falta de luz y agua y de que se firme el convenio entre el Ayuntamiento y la asociaciones que se encargaran de su puesta en marcha -Cofiris y Empade-, como ya ha denunciado Unidos por Gran Canaria.

Primera parada

El punto de partida para comprobar la dejadez municipal en las zonas verdes del barrio comienza en uno de los puntos más altos del Risco, donde se sitúa el viejo Hospital Militar Juan Carlos I, hoy centro de Salud Mental, en la calle Real del Castillo.

Desde allí se contempla una panorámica de San Juan y de las azoteas de San Francisco, pero junto a la acera se extiende unos 1.300 metros de espacio libre sobre una pendiente donde los rastrojos y las hierbas crecen a su libre albedrío, mientras se perciben grandes calvas. Lo peor es cuando llueve con fuerza puesto que la zona se convierte en un barrizal y el agua mezclado con barro cae a la trasera de Gobernador Martín Acuña por un callejón.

Los vecinos tienen dificultad para subir la ladera como nos lo demuestra Margarita Quintana, vecina de San Francisco, para llegar a las paradas de la líneas 80 y 84 de guaguas municipales, que conecta la zona con el Teatro.

"Ponen una y otra vez cientos de flores en las rotondas de la parte baja y aquí no son capaces de plantar nada, ni de adecentar la zona para que al menos, cuando llueva, no corra con el agua el barro", explica el presidente de la asociación vecinal, que ha enviado varios escritos a la concejalía de distrito Centro sobre la materia.

Escorrentías que también se producen por la misma causa en San Nicolás de Bari, frente al número 3. En la Concejalía del dis-trito Centro se tomó nota de la queja de Cofiris, que solicitaba levantar un muro de parterre para sostener la tierra en esta vía, pero desde abril que le contestaron que se había dado cuenta a la empresa adjudicataria del servicio de la situación no han visto ningún arreglo.

Descendiendo por la calle Sierra Nevada hacia la ermita de San Nicolás Bari y rodeando el perímetro de la fortaleza se puede comprobar también como la maleza se ha adueñado de lo que en su día debió de ser una propuesta de jardín, y en el que todavía pueden verse las gomas del riego por goteo.

La superficie, en la que algunos vecinos han levantado un pequeño altar del que la pasada semana pendía un banderín para que el Barcelona consiguiera la Copa del Rey -se alzó con el triunfo-, no solo está descuidada, sino que hay restos de latas, papeles y otras basuras además de excrementos de perros entre las plantas que han logrado sobrevivir. A los árboles y palmeras también les falta una importante poda. "Aunque no plantaran nada, por lo menos que lo limpien y nos quiten la basura", dice Margarita.

La situación del Risco en materia de espacios verdes podría cambiar pronto en este punto del barrio si el proyecto de creación de nuevos espacios recreativos sale adelante tras la recuperación de más de 6.000 metros cuadrados de terreno que pertenecían a Defensa, y que se sitúan en las inmediaciones del perímetro del hospital.

Las dos parcelas, de 644 y 5.821 metros cuadrados, han sido cedidas al Consistorio por el ministerio sin recibir nada a cambio puesto que eran terrenos desafectados. El Ayuntamiento anunció el pasado marzo que los solares se destinaran a uso público y que la idea es construir un pequeño mirador para que la gente pueda disfrutar de las vistas sobre San Francisco.

La mosca blanca

En la vía Gobernador Martín Acuña la mosca blanca se ha instalado en los laureles de indias, lo que impide a los residentes abrir las ventanas con total normalidad porque las habitaciones se llenan de bichos. Los árboles necesitan una poda y la grasa pegajosa que sueltan se adhiere a la acera.

Lo curioso de estos árboles es que se plantaron en la ladera que cae hacia el Barranco de Guiniguada, donde las fincas de plataneras y algún que otro huerto descubren lo cerca que está el campo de la ciudad. Al ser, sin embargo, Espacio Rústico Protegido de Protección Paisajística el Ayuntamiento no tiene competencias. Así se lo han hecho saber el distrito a Cofiris tras su escrito: "Le informo que la vegetación se encuentra en SRPP (Suelo Rústico de Protección Paisajística), al no encontrarse en suelo municipal no se puede actuar".

La notificación ha dejado perplejos a los vecinos, que aseguran, que los árboles, que aún conservan los regadores, fueron plantados hace más de una década y que incluso los vecinos se encargaban de regarlos. "Desde que cortaron el agua se han llenado de bichos", puntualiza Margarita.

La siguiente parada es la plazoleta de Don José Casañas. Un laurel de indias es el único protagonista de este pequeño mirador sobre el colorido Risco de San Juan, considerado en el Plan de Ordenación General Urbanística de Las Palmas de Gran Canaria como zona viaria verde.

El árbol no solo tiene bichos, también le hace falta una poda si alguien quiere sentarse a su sombra y contemplar la panorámica.

Aunque podría correr peligro puesto que el poyo que se hizo alrededor de su tronco está resquebrajado por las raíces y el crecimiento del ejemplar. La caminata finaliza a pocos metros del centro de salud de Triana, situado en la confluencia entre Primero de Mayo y Bernardino Correa Viera.

En octubre de 2014 se acondicionó una pasarela para que lo vecinos del barrio conectarán directamente desde el barrio al centro, atravesando las escalinatas que hay justo al lado con el fin de mejorar la movilidad y accesibilidad de los vecinos. Para realizar la pasarela hubo que hacer algunos cambios como el de mover una palmera de 11 metros de altura que impedía el tránsito; la demolición de parterres y la construcción de otros nuevos para ornamentar de nuevo la zona.

Durante la actuación también hubo que mover un cactus de enormes dimensiones que tras las fuertes lluvias del pasado año no superó el trasplante. Desde entonces está tirado en un parterre sin que se recoja porque el Ayuntamiento dice que es del centro de salud y éste de Parques y Jardines, según Cofiris. Lo mismo que ocurrió en febrero con la basura de los alrededores del Insular.

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