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El doctor Diego Díaz Sánchez

El médico del barrio de San José fue miembro activo de la Resistencia francesa contra el nazismo - Salvó a un vecino judío de ser atrapado por la Gestapo jugándose la vida

Diego Díaz Sánchez con Carmen Revuelta Artigas. LA PROVINCIA / DLP

Diego Díaz Sánchez nació en el barrio de San José, de Las Palmas de Gran Canaria, el 1 de noviembre de 1911, y falleció en Toulouse (Francia) el 4 de abril de 1993. Fueron sus padres Isidro Díaz Bordón (1884-1967), maestro de obras, y María del Pino Sánchez Milán (1883-1964). Cursó el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de nuestra ciudad, entre 1922 y 1928, con tan brillantes calificaciones que su profesor don Gonzalo Pérez Casanova (1899-1974), director del centro educativo, animó a sus padres para que lo enviaran a Madrid a estudiar Medicina, lo que pudo realizar gracias a una beca concedida por el Cabildo de Gran Canaria, que disfrutó desde 1928 hasta 1935.

Durante esos años vivió en la Residencia de Estudiantes -que había sido fundada en 1910 por la Junta de Ampliación de Estudios y vio interrumpida de forma brusca su existencia tras la instauración del régimen franquista- y trabajó activamente en sus laboratorios de ciencia experimental.

En 1932 fue nombrado, en virtud de oposición, alumno interno de la Facultad de Medicina de la Universidad Central, adscrito al Laboratorio de Fisiología, que dirigía el doctor don Juan Negrín López, con una remuneración anual de 1.000 pesetas.

En 1934 obtuvo la licenciatura y en 1935 el doctorado en la Facultad de Medicina de Madrid. En diciembre de ese mismo año hizo la que sería por mucho tiempo -no pudo volver hasta 1954- su última visita a Gran Canaria, para pasar unos días con su familia, tras la cual embarcó para la península en enero de 1936.

Cuando se produjo el alzamiento contra la República cumplía su servicio militar en el Regimiento de Ingenieros de El Pardo y pasó los casi tres años de guerra civil en Madrid y en San Juan de Alicante, donde ejerció como capitán médico. En esta población contrajo matrimonio en 1937 con Carmen Revuelta Artigas -hija del coronel del ejército republicano Salvador Revuelta Mustienses, fallecido en el exilio mexicano en 1952- y allí nació su hijo Diego en 1938.

Finalizada la guerra, hubo de marchar al exilio y vivió en Toulouse hasta su fallecimiento, ejerciendo la medicina y viendo frustradas diversas oportunidades que se le presentaron para alcanzar mayores metas en el campo de la investigación científica. Allí también nacieron sus hijos Juan Pedro, en 1942, y Carmen, en 1944.

Miembro activo de las Fuerzas Francesas del Interior (Resistencia francesa) desde 1941, fue jefe del servicio sanitario de la 204ª división de la Agrupación de Guerrilleros Españoles, dirigió los servicios médicos durante la operación Reconquista de España o invasión del Valle de Arán en octubre de 1944, con el grado de comandante médico, cofundó el Hospital Varsovia de Toulouse y, desde 1945, fue médico de la Cruz Roja Republicana Española, en la misma ciudad francesa.

El 11 de noviembre de 1942 se produjo la invasión por tropas alemanas e italianas de la "zona no ocupada" de Francia. La seguridad interna y la policía de todo el país quedaron bajo control de la Gestapo nazi. El gobierno títere de Vichy auspició decididamente a la Milicia francesa, una fuerza paramilitar creada para apoyar la represión alemana contra la Resistencia.

En enero de 1944 Pierre Laval formó un nuevo gabinete, en un intento de conservar el control del régimen de Vichy, cuya jefatura del estado ocupaba el mariscal Philippe Pétain, pero ya entonces la Resistencia mantenía con gran eficacia su lucha contra la Gestapo y la Milicia, se producían casi diariamente atentados de todo tipo contra los intereses alemanes y se tejieron redes de apoyo a la Francia Libre en muy diversos ámbitos, incluidos los gubernamentales.

En marzo de ese año la familia Díaz Revuelta estaba ya compuesta por el doctor Díaz, su esposa Carmen -que tenían 32 y 31 años respectivamente- y sus tres hijos: Diego, de cinco años, Juan Pedro que no había cumplido dos, y Carmen que contaba menos de dos meses. Diego Díaz ejercía como médico en el Servicio de Fisiología, al tiempo que mantenía su actividad clandestina.

Residían en la planta baja de un inmueble situado en el 27 de la rue Bernard Mulé, que acogía a otros refugiados españoles, mientras que en el primer piso vivía el matrimonio formado por Richard Thieberger y su esposa Jenny, nacida Weiss, oriundos de Viena, junto a sus hijas Annie, de cuatro años, y Jacqueline, de dos meses escasos.

El señor Thieberger, nacido en 1913, había cursado brillantes estudios de lengua y literatura alemana y francesa y desde 1934 ejerció como profesor en institutos y facultades de Reims, Caen y, por último, Toulouse, en cuya universidad era encargado de curso en la facultad de Letras, a la par que auxiliar en el instituto.

El viernes 4 de marzo de 1944, el doctor Díaz se apercibió, a través de la ventana, de que un automóvil Citroën negro había parado delante de su inmueble y sospechó inmediatamente que venían a buscar a la familia Thieberger. Dos hombres de la Gestapo llamaron a su puerta y preguntaron, efectivamente, dónde estaba el apartamento de dicha familia. Diego Díaz fingió que no comprendía y los dos alemanes fueron a intentar averiguarlo en la portería.

Tras ocultar a su hijo (Diego, de cinco años) en el hueco de la escalera del sótano, el doctor Díaz se apresuró hacia el primer piso para prevenir a la señora Thieberger, que pudo refugiarse con sus dos pequeñas hijas en una buhardilla, puesto que su esposo se encontraba en esos momentos en el instituto.

En cuestión de un minuto, Diego Díaz bajó a su casa, pero los hombres de la Gestapo volvieron y lo obligaron, apuntándole con un fusil, a ir con ellos al piso de los señores Thieberger, que encontraron vacío. Bajo la amenaza del arma, lo condujeron hacia el Citroën, sin decir palabra.

Finalmente, los alemanes, al parecer acompañados por un miembro de la Milicia francesa, terminaron por liberarlo, ordenándole que dijera al señor Thieberger que volverían y que querían hallarlo en su domicilio a las siete de la mañana del día siguiente.

Tras la marcha de la Gestapo, Jenny Thieberger confió sus hijas a Carmen Díaz y a Louise Boyer, también vecina del inmueble, y atravesó la ciudad para prevenir a su marido en el instituto y decirle que no debía volver a su casa. Ese mismo día, Jean y Louise Boyer consiguieron que el arzobispo y el director del instituto católico de Toulouse escondieran a los Thieberger. La esposa y la pequeña Jacqueline fueron alojadas en una casa de acogida para mujeres; Richard encontró refugio con los trapenses y Annie quedó al cuidado de la familia Boyer.

Posteriormente, la iglesia católica organizó la huida de la familia a Mondilhan, a cien kilómetros de Toulouse, donde vivieron clandestinamente durante seis meses, hasta la finalización de la guerra en Europa.

Desde agosto de 1944, Richard Thieberger ejerció de nuevo la docencia en Toulouse y fundó los estudios universitarios nocturnos. El destino lo condujo luego a Alemania, a la zona de ocupación francesa, donde estuvo encargado de desnazificar los medios culturales. Después fue sucesivamente responsable del departamento de publicaciones de la embajada de Francia, maestro ayudante en la Universidad de Estrasburgo y, por último, profesor en la de Niza desde 1967 hasta 1982. El matrimonio tuvo un tercer descendiente cuando se recuperó la paz. Las familias Boyer, Díaz y Thieberger conservaron siempre fuertes lazos afectivos.

Los "Justos entre las Naciones" es una distinción instituida por el estado de Israel para rendir el máximo honor a las personas que, sin ser de confesión o ascendencia judía, prestaron ayuda de manera altruista y singular a las víctimas -por su condición de judíos- del régimen nacionalsocialista. Es concedida por el Instituto Yad Vashem, de Jerusalén.

Consiste en un diploma y una medalla, que le fueron otorgados póstumamente a Diego Díaz Sánchez el 29 de agosto de 2013 (expediente 12.721) y entregados a sus hijos en una solemne ceremonia celebrada en el Ayuntamiento de Toulouse, el 16 de enero de 2015, además de la inscripción de su nombre, para que sea siempre honrado, en el Muro de los Justos entre las Naciones, de Jerusalén.

Los criterios para su concesión son tan selectivos que con anterioridad al otorgamiento al doctor Diego Díaz sólo siete personas de origen español la habían obtenido.

En la justificación de la decisión puede leerse: "Por su coraje y con peligro de su vida, Diego Díaz salvó a Jenny y Richard Thieberger, así como a sus dos hijas Annie y Jacqueline. El 29 de agosto de 2013 el Instituto Yad Vashem de Jerusalén ha otorgado el título de Justo entre las Naciones al doctor Diego Díaz".

Los hijos de Diego y Carmen Díaz mostraron su agradecimiento al recibir tal honor y expresaron, entre otras, estas palabras: "Con los años, hemos podido apreciar su sangre fría, su determinación, su rapidez y su clarividencia. [Nuestro padre] hizo algo propio de su forma de ser: generoso y humano, respetuoso con la vida; para él, aquello era evidente. En España había sobrevivido al horror y huido de la locura de los hombres; esto, para él, seguía siendo resistir?".

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