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Pepi Nadal:"No vale ir a una romería y comprar un traje en la tienda de los chinos"

"Mi gran ilusión es que la rehabilitación del Pueblo Canario comience durante el próximo año", confiesa la empresaria

¿Cuál es su primer recuerdo en el Pueblo Canario?

Fue justo en la inauguración oficial, que se hizo el 18 de julio de 1956 y en la que sé que yo tenía ocho años porque había hecho la comunión en mayo. Recuerdo que mi madre nos vistió a mi hermana Sole y a mí con unos trajes calados blancos de aquella época, de esos que estaban almidonados y que en la puerta de tu casa te levantaban la falda para que estuviesen más pomposos. Hasta de ese detalle me acuerdo, al igual de que cuando llegamos al Pueblo Canario, donde estaban todas las autoridades y familiares, todos se fijaron en nosotras porque nuestros vestidos eran muy bonitos.

Usted es una gran defensora del traje de Néstor. ¿Por qué?

Porque mi abuela me lo transmitió. Para mí ella ha sido la voz de Néstor en el silencio. Esto me lo dijo Pedro Almeida y me pareció tan bonito que ese va a ser el título del libro que estoy escribiendo en homenaje a ella, porque realmente mi abuela captó todo lo de Néstor. Además, yo tengo por lema una frase que dijo Néstor en 1936: "Es necesario que hagamos de toda la vida una obra de arte". Para hablar del traje típico, tenemos que empezar contando que no existía y que fue Néstor quien lo empezó. Nuestro traje salió en 1934 y él murió en el 38, así que fue mi abuela, desde la tienda del parque Santa Catalina, quien siguió ofreciéndolo y gracias a ella hoy en día tenemos nuestro traje.

Pero hay personas que no lo aceptan...

Exacto. Pero de toda la vida hay personas que no tienen visión y yo pienso que están equivocadas. Porque antes no existía el traje, los había tradicionales o los de época que se ponía la burguesía, pero yo tengo historias contadas por mi abuela de cómo Néstor iba por el campo a captar cómo vestía la gente de allí. Néstor lo captó y lo puso enriqueciéndolo con los trabajos de la Isla. Es decir, lo embellece, pero nunca falsea nada. Por lo tanto, para mí, si no existía nada antes, quiere decir que el traje típico de Néstor es el traje típico de Gran Canaria.

¿Qué opina del uso que se hace en la actualidad de la indumentaria típica?

Lo de hoy está relacionado, por desgracia, con la política. Cuando yo estaba en la tienda la gente decía que el traje de Néstor era muy caro, pero las cosas hechas a mano nunca son caras. Pero es que el traje de Néstor se puede hacer con poco dinero, de hecho, yo he asesorado a muchas gente para que se lo haga sin calado y eso lo puede confeccionar una modista. Hay que tener un poco de sensibilidad. Néstor no inventó el traje, sino que se basó en cómo vestía la gente del pueblo y fue la misma gente del pueblo la que continuó llevándolo, que es lo que él quería. Y aunque no se vea mucho, si que hay mucha gente lo tiene, como las seis rondallas que hay en la ciudad. Ellas se sienten orgullosas de llevarlo.

Hace unos meses que cerró la tienda. ¿A qué se dedica ahora?

Pues ha pasado muy poco tiempo, así que todavía no lo he asimilado. Y no he parado porque estoy terminando el libro sobre mi abuela y esto me está llevando muchas horas.

¿Cuándo lo publicará?

A mí me gustaría que saliera para el 60 aniversario de Pueblo Canario y del Museo de Néstor, que se cumple este año. Daniel Montesdeoca, el director del museo, está preparando un homenaje para el mes de julio, pero yo creo que lo publicaré a principios de octubre.

Antes hablaba de un Pueblo Canario lleno de vida, pero eso ha cambiado radicalmente. ¿Cómo lo ha vivido usted?

La verdad es que los últimos años en el Pueblo Canario han sido de una tristeza enorme recordando lo que un día fue. Esto era como la Puerta del Sol en Madrid, es decir, el punto de encuentro más importante de la ciudad. Aquí se daban fiestas, conferencias... Es más, te voy a contar una anécdota. Cuando se cerró el Canal de Suez, los barcos tenían que darle al vuelta a África y llegaban aquí con muchos turistas. El Pueblo Canario se convirtió en el sitio más fotografiado del mundo hasta tal punto que la casa Kodac mandó a alguien para ver el lugar de obligado paso para el turismo en Canarias. Hay que recordar que ante los carretes se mandaban a revelar a París o la Península.

¿Cree que se podría recuperar el esplendor?

Yo creo que estamos por buen camino. Como la tienda que yo he dejado tiene unos mueble maravillosos que están donados al museo, he estado en contacto con la concejala de Cultura del Ayuntamiento, Encarna Galván, y ya sabemos que hay un plan elaborado y presupuestado a falta de conseguir la financiación. Mi gran ilusión es que empiecen a restaurarlo a comienzos del próximo año. Es que si no, perdemos la esencia de la ciudad porque nuestra identidad pasa por Néstor y su museo.

¿Cómo ve la ciudad?

Pues la comparo con la época de regionalismo de Néstor, que fueron cuatro años, en la que no había esos piques entre islas. La unión hace la fuerza, somos canarios, pero lo somos las ocho Islas. Tenemos que ser regionalistas, no insularistas. No vale que haya una romería y comprarse un traje en los chinos cuando se puede ir más digno. Hay que basarse siempre en lo autóctono y ser canario todos los días, trabajar por tu isla y no perder la identidad.

Si tuviese que asesorar a un turista, ¿qué lugares de la ciudad le recomendaría?

La playa de Las Canteras es una maravilla y hay que visitarla. Luego tendremos que hacer un recorrido por nuestra cultura. El museo de Néstor es imprescindible, pero claro, habría que tener aquí un guía y que explicase en varios idiomas lo que hay aquí, y así la gente saldría encantada y lo mismo digo del Museo Canario. Pero es que el Pueblo Canario no se puede promocionar en el estado que está. Yo lo que pretendo es que mi tienda se convierta en un anexo del Museo donde vender todo el merchandising.

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