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Pensar para crear ciudad

El urbanista recibe el galardón a título póstumo el próximo 23 de junio - El arquitecto fue uno de los que redacataron el Plan de Protección de Vegueta y Triana

Pensar para crear ciudad

"La ciudad es la expresión más auténtica de lo que se ha dado en llamar la "memoria colectiva" y representa (toda ella y en todos los momentos) los activos ( pasados y presentes) de la comunidad que la habita. Ciudad y patrimonio son dos términos intercambiables. Por eso es tan importante que veamos y actuemos sobre nuestro entorno urbano en función no sólo de su utilidad sino de los valores integrales que representa". La reflexión del urbanista Joaquín Casariero, fallecido este mes de enero, está más de actualidad que nunca. Y no solo porque el artista recibe a título póstumo el galardón de Hijo Adoptivo el próximo 23 de junio en Teatro Pérez Galdós, sino porque el Ayuntamiento se plantea rebajar la protección de la calle Perojo y su entorno, donde se levantan algunas casonas del siglo XIX, ejemplos del crecimiento de la ciudad hacia el Puerto.

Su pensamiento (La Provincia 24/ 7/ 2015) era a colación sobre el escaso interés que había habido en Las Palmas de Gran Canaria por conservar y rehabilitar la arquitectura racionalista, construida durante los años 30 y 40 del siglo XX y convertida en una seña de identidad de nuestro territorio. Su reflexión, sin embargo, iba más allá de las edificaciones racionalistas, sino de cualquier pieza arquitectónica legada por nuestros antepasados.

El arquitecto, nacido en Santa Cruz de Tenerife (1948), Catedrático de Universidad, era consciente de que la ciudad debía evolucionar como territorio y con el devenir de sus propios ciudadanos. En definitiva, modernizarse, buscar nuevos usos a los edificios antiguos pero sin acabar con el patrimonio heredado.

De ahí que, en varias ocasiones, apostara por revisar el Pepri (Plan de Protección de Vegueta y Triana), del que fuera autor en 1987 junto a otros colegas, para que la propia protección no terminara por engullir al edificio o a la zona a la que pretendía preservar y llevarla al abandono y al deterioro.

Su argumentación al respecto era bien sencilla: "Las técnicas de protección han cambiado, y lo que antes era intocable porque afectaba a todo lo demás, ahora ya no lo es porque ha mejorado la técnica". (La Provincia 25/4/2007). En definitiva, ver si se puede hacer, debatir y luego actuar.

El que fuera director de la escuela de Arquitectura en la Universidad de Las Palmas entre 1987 y 1991 y profesor en otras universidades de prestigio como las de Harvard (EEUU) y la Metropolitana (Venezuela) no prestó atención solo al casco histórico de la ciudad, sino también a la periferia. No en vano su tesis doctoral versó sobre los barrios de la ciudad. Todo un alegato a que lo periférico y marginal pudiera formar parte también de la trama urbanística, transformando sus espacios en nuevos iconos para la ciudad. Y es que el arquitecto no entendía un proyecto al margen del espacio urbano en el que se insertaba.

De esa concepción de la Arquitectura, del Urbanismo, del Patrimonio, Casariego dejó en Las Palmas de Gran Canaria importantes obras junto a su pareja Elsa Guerra -ambos socios fundadores del Estudio de Arquitectura Casariego-Guerra-. La rehabilitación del viejo hospital San Martín en Centro de Cultura Contemporánea (2008); su apoyo en la construcción del edificio Woermann en el Puerto (proyecto de los arquitectos madrileños Ávalos y Herreros (2002-2005), entre otras edificaciones públicas y privadas, son ejemplos de esa perspectiva global de la obra como parte de la ciudad y de cómo el pasado puede modificarse para ser útil en el presente y en el futuro. Su huella también está presente en otros municipios de la Isla y del Archipiélago.

Otros proyectos se quedaron en el olvido administrativo, incluso a pesar de que fueron galardonadas con el primer premio tras un concurso público internacional como fue la reforma del viejo Estadio Insular (2009). Una idea que en síntesis planteaba un parque, una zona comercial, un área deportiva y un gran aparcamiento bajo tierra y que hoy es una simple zona verde tras la decisión del gobierno del PP.

Un motivo para que el arquitecto, director de la colección de urbanismo Exploraciones y escritor y editor de otras publicaciones, saliera en defensa de la propiedad intelectual sin pelos en la lengua y cuestionara el uso que hacen los políticos de los proyectos urbanísticos para beneficio propio y no para mejorar la ciudad. "Lo que ocurre aquí no pasa en ningún país civilizado. Te roban las ideas de la manera más impresentable y te las cambian" -LA PROVINCIA 8/4/2012-, afirmaba Casariego, que creía firmemente en la oportunidad que daban los concurso nacionales e internacionales para debatir sobre la ciudad que se quiere construir.

Sus pensamientos sobre el papel de la arquitectura y de los profesionales bien merecen ser hoy releídos en su honor en una sociedad deteriorada tras la burbuja inmobiliaria y los proyectos faraónicos.

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