El expresidente del Gobierno de Canarias y actual presidente de Nueva Canarias, Román Rodríguez; el exjugador internacional de baloncesto, Carmelo Cabrera; o el empresario Germán Suárez, son algunos de los antiguos alumnos que recuerdan su paso por el Instituto Pérez Galdós. Un libro, presentado ayer en el centro y que ha sido coordinado por el cronista de Artenara José A. Luján Henríquez, recoge sesenta testimonios de estudiantes del centro que este año cumple un siglo de vida.
El trabajo para recopilar una amplia documentación ha durado unos cuatro años, como señala Luján. "Se creó una comisión del centenario y dentro de ella una sobre publicaciones, donde nos reuníamos 8 ó 10 personas e íbamos determinando los diversos materiales que iban surgiendo", cuenta.
Uno de los proyectos que surgió de esas reuniones fue un libro que recogiera el paso de los años del centro y que estaría dividido en dos partes. En una de ellas se cuenta su origen. El Pérez, como es conocido popularmente, se convirtió en el primer instituto de la Isla después de una lucha que Luján comparó con las manifestaciones que, más de seis décadas después, se produjeron para la creación de una universidad en la ciudad. "Aquí no había centros públicos, sólo estaba el Instituto de Canarias en La Laguna, en una época en la que las comunicaciones no estaban del todo establecidas ni era una costumbre".
Otros aspectos que se recogen son los cambios de denominación. Y es que no siempre se llamó Pérez Galdós. Su primer nombre fue el de Instituto General y Técnico de Las Palmas. "El instituto fue apoyado desde la creación por Benito Pérez Galdós desde Madrid y la sociedad canaria consideró, antes de su apertura, que debería de llevar el nombre de él". Pero no se materializó hasta 1920, cuando el escritor falleció. Aún así, "todo el mundo le llamaba virtualmente el Pérez Galdós". Pero en 1939, con la finalización de la Guerra Civil, el Gobierno suprimió su nombre para denominarlo Instituto de Enseñanza Media de Las Palmas. "En el curso 68-69 se fue más tolerante y se volvió a asignar el nombre del novelista", puntualiza Luján.
Y si nunca ha llevado el mismo nombre, tampoco ha estado situado siempre en Tomás Morales. Manuel Socorro, uno de sus directores, le llamó el "instituto peregrino". "El centro tuvo una especie de itinerancia urbana", señala el coordinador. Empezó en un caserón de la calle Pérez Galdós, donde permaneció una década. Después se trasladó a la actual sede del rectorado de la ULPGC, hasta que, con la II República, se expulsó a los Jesuitas de su sede en Vegueta que fue ocupada por el centro. En 1939, con el gobierno franquista, se traslada a la calle Canalejas hasta que, ya en 1959, se construye el nuevo edificio en la actual calle, "dentro de una planificación que se llamaba la zona escolar", donde después se ubicaron varios institutos.
La segunda parte se completa con relatos de alumnos. Como la historia de Román Rodríguez, quien señala que durante tres meses tuvo que hacer todos los días el viaje de ida y vuelta de La Aldea a la capital grancanaria para asistir a las clases. "Invertía casi siete horas", apunta Luján. También aparecen Juan Manuel Suárez del Toro, presidente de Cruz Roja Española desde 1994 hasta 2015, y el exministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, entre otros, quienes, junto a los profesores, escribieron la historia del Pérez.
