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"No quiero morirme sin que el entorno de Las Canteras sea algo espectacular"

"Nunca me he sentido árbitro puro y duro, soy más abierto y me considero una persona del baloncesto", asegura Juan Carlos Arteaga, árbitro internacional de baloncesto

Juan Carlos Arteaga, Hijo Predilecto de Las Palmas de Gran Canaria

Juan Carlos Arteaga, Hijo Predilecto de Las Palmas de Gran Canaria

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Juan Carlos Arteaga, Hijo Predilecto de Las Palmas de Gran Canaria Amparo R. Montero

¿Cuándo se dio cuenta de que quería ser árbitro?

Nunca he querido serlo. Yo siempre me he definido como una persona amante del baloncesto, de hecho, me inicié en este deporte como jugador en este colegio. Después he sido entrenador y hoy en día compagino ambas actividades. Nunca me he considerado una persona del gremio, en el sentido puro y duro. Me gusta ser más abierto y sentirme una persona del baloncesto.

Comentaba antes que estuvo a caballo entre el baloncesto y el balonmano. ¿Qué le hizo decantarse por el primero?

En el colegio se practicaban ambos deportes y el profesor de gimnasia, don Tomás, me orientó y me dijo que quizá la actividad que mejor me venía y practicaba era el baloncesto. Y empecé a jugar a los ocho o nueve años y hasta la fecha.

¿Cómo se inició entonces en el mundo del arbitraje?

Fue por una lesión. Al colegio Isabel la Católica me vino a fichar el club federado Las Palmas. Fiché con ellos y ahí desarrollé mi carrera con una persona de la que guardo un gran recuerdo, Pepe Clavijo, que fue mi entrenador y me enseñó muchas cosas que, tal vez, en aquel momento no supe aprovechar. Luego vino una lesión de rodilla y había que tomar una decisión: operarme o dejar de jugar. Era complicado decidir, porque los medios que había no eran tan buenos, así que decidí no operarme. Entonces un compañero del instituto que también era árbitro y estaba en la federación me animó a que me pusiera a arbitrar. Entré con muchas reticencias, pero como venía de jugar me adapté con mucha rapidez y me ascendieron muy pronto de categoría. Así que con 17 años me vi viajando por la Península y arbitrando competiciones nacionales. Era un amante del baloncesto y pensé que así podría seguir disfrutando de lo que me gustaba y ahí me quedé.

¿Es algo común empezar a esta edad?

Sin querer inflar mi ego, tengo que decir que en su día fui el árbitro más joven que ascendió a la liga ACB y da la casualidad de que hoy en día soy el más viejo. He cumplido un largo recorrido. Creo que la etapa de jugador fue la que me hizo avanzar mucho. Por eso, todavía sigo invitando a la gente que está en el arbitraje que intente conocer el baloncesto en todos sus ámbitos porque es lo que le va a ayudar a crecer y mejorar.

¿Hay algún partido que haya sido especialmente relevante a lo largo de su trayectoria?

Pues precisamente uno que no arbitré yo. El partido que recuerdo más gratamente y con una ilusión tremenda por presenciarlo en primera persona fue el del Mundial de Japón, en el que España llegó a la final y ganó el oro. Yo creo que en ese mundial, España, como federación y país de baloncesto, cumplió todas sus metas. Para mí eso fue un hito y el poder estar allí y verlo ha sido de las cosas más bonitas que he podido vivir hasta ahora en el baloncesto. Además, tuve la suerte de que en ese mundial de estar en la medalla de bronce.

¿Considera que hay buena cantera en la ciudad?

Deberían salir si las cosas se hacen bien y se trabaja en la línea y, sobre todo, si la guía que tienen los chicos es la idónea. Porque esto es la clave de todo. Es decir, que las persona que los instruya lo haga de manera correcta. Desde luego, árbitros y chicos que juegan los hay con mucha ilusión. Lo importante es que se hagan bien las cosas desde la federación.

¿Cree que el baloncesto está lo suficientemente apoyado como para que salgan buenos profesionales?

Tenemos que ver que el deporte es algo más, es una manera de formar a la gente joven, de guiarlos, de que obtengan toda una serie de valores como yo los he tenido. Así que creo que debería estar más apoyado. Deberíamos pensar que es un valor en alza, sobre todo en la formación, porque además de la educación que reciben en los colegios, a través del deporte adquieren valores y te forman como persona. Por eso, las instituciones tendrían que instrumentalizar una serie de cosas para que el deporte fuera una guía, porque quizá se le apoya, pero no con las herramientas necesarias.

¿Y a qué equipo entrena?

Es un equipo cadete, estoy entrenando en el Colegio Canterbury. Fundamentalmente lo hice porque me divorcié y quería pasar más tiempo con mi hijo, que es allí donde estudia. Pero yo soy un enamorado de esto, tengo el título de entrenador superior y hace años entrené, así que al final me enganché. Aquí hemos sido subcampeones y estuvimos en el campeonato de España, en Andorra, y nos quedamos cuartos. La verdad es que estoy muy contengo con los chicos y para mí ha sido un año estupendo con ellos y una gran satisfacción.

Contaba que es el árbitro más mayor de la ACB. ¿Hasta cuándo tiene pensado serlo?

Las decisiones las voy tomando poco a poco. Esta temporada está terminando y, sinceramente, todavía no me he planteado lo que voy a hacer el año que viene. Pero está claro que la retirada está cada vez más cerca.

Usted ahora está en la Federación Insular de Baloncesto de Tenerife. Antes de retirarse, ¿le gustaría volver a arbitrar en su Isla?

Esta sigue siendo mi Isla, pero la verdad es que estoy muy a gusto en la Federación de Tenerife y, al final, uno está donde la gente quiere que esté. Colaboro con ellos altruistamente, para ayudar a los chicos a crecer, para que mejoren y para poder devolver lo que el baloncesto me ha dado. Allí es donde de momento quieren que esté y creo que mi carrera la acabaré en Tenerife.

¿Qué cosas hace para desconectar del trabajo?

El baloncesto me ha quitado mucho tiempo, sobre todo los siete primeros años de vida de mi hijo, porque yo estaba un día o dos en Las Palmas, como mucho, porque siempre estaba de viaje. Y hoy en día lo que me apetece continuamente es estar con él y eso es un lujo. Y luego, por otro lado, también disfruto de mis amigos, porque me he perdido muchas cosas y ahora estoy recuperando aquello a lo que tuve que renunciar por el baloncesto.

Ahora que pasa más tiempo en la ciudad, ¿qué opina de ella?

La ciudad ha crecido mucho, a veces por un camino positivo y otras negativo, porque cada vez que hay cambios políticos se dan otros cambios de todo lo que había anteriormente. Yo creo que lo importante es que sepamos hacia dónde queremos ir, es decir, hacia dónde quiere crecer la ciudad, qué tipo de ciudad queremos y qué queremos ofrecer a las personas que viven aquí para hacer una ciudad confortable, habitable, amena y más social. Me gusta el camino que estamos llevando últimamente, con menos coches, porque a eso es a lo que tienden las ciudades modernas.

¿Le gustaría cambiar algo?

Creo que tenemos una joya como la playa de Las Canteras y me gustaría verla convertida tanto a ella como a su entorno en un sitio espectacular antes de abandonar este mundo. El problema es que quizá no se ha elaborado un plan adecuado para hacerlo, y no hablo de la primera línea de playa, sino las calles paralelas.

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