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"En materia de reforma legislativa se da marcha atrás pocas veces"

"El poder judicial es un poder del Estado y el legislativo otro. A nadie le puede parecer mal que alguien quiera ejercer la soberanía popular y hacer leyes", asegura Humberto Guadalupe Hernández, presidente de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Canarias

Humberto Guadalupe, ayer, en la plaza de San Agustín, donde se ubica el Palacio de Justicia. YAIZA SOCORRO

De La Palma a Gran Canaria como juez, ¿cómo llegó aquí?

La isla de La Palma tiene mucha tradición de jueces. El anterior presidente del TSJC, Antonio Castro, es palmero; Manuel Alcaide. Ahora mismo habrá ocho o diez. Estudié en La Laguna y hubo un juez que me dio clase, me llamó la atención y ahí nació mi vocación. Cuando acabé la carrera fui a Madrid y me preparé las oposiciones.

¿No iba para juez?

No, lo decidí al final de la carrera. No tenía ninguna idea preconcebida y, como le digo, me llamó mucho la atención la personalidad de este hombre -Roldán-, presidente de la Audiencia Provincial de Tenerife. Me impactó cómo hablaba de los jueces, de la Justicia, y me decidí por esta profesión. Ingresé con 26 años.

¿Cuántos años como juez?

Camino de los cuarenta.

¿En estos años de oficio ha cambiado mucho la Justicia?

Tiene poco que ver con la de hoy. Entonces era pobre y rural, acorde con la sociedad. No había medios y los sitios eran infames. A mí me daba vergüenza recibir en el despacho a la gente en mi primer destino: La Bisbal (Gerona). Eran los bajos del edificio del Ayuntamiento y estaban llenos de humedad. Por suerte, todo eso ha cambiado, la sociedad y, por tanto, la Justicia. Ahora tenemos un Palacio de la Justicia magnífico, aunque yo sigo trabajando en la sede del TSJC en la plaza de San Agustín.

¿Cómo era la ciudad cuando llegó por primera vez?

Llegué en 1994, aunque como juez había estado destinado antes en Telde durante dos años. Nunca había estado antes en Las Palmas salvo de paso, y cuando llegué en 1977 recuerdo Triana llena de ferreterías y de tiendas de textil de las de toda la vida. Cuando volví en el 94 se había producido un cambio importante y en estos más de veinte años que llevo aquí la transformación ha sido tremenda. La mejoría ha sido notable; en toda la ciudad y en Triana, donde vivo.

¿Cómo recibe este premio?

Es un honor que la ciudad me acoja de esta manera. Aquí conocí a mi pareja actual, nacieron mis hijas. Estoy encantado.

¿Verá la Eurocopa?

No, soy aficionado al tenis; lo practico siempre que puedo. Soy presidente del Club de Tenis de Gran Canaria, que está dentro del recinto del hotel Santa Catalina.

¿Cómo está el tenis en la Isla?

Ha pasado por un momento muy duro por la crisis y la competencia del padel. Todos los clubes tienen problemas de subsistencia. Está luchando por sobrevivir.

¿Le da tiempo a practicarlo?

Lunes, miércoles y viernes me escapo al mediodía y vuelvo luego al trabajo. Me desconecta absolutamente, me despeja la cabeza fresca, me cansa y además duermo estupendamente (ríe).

¿Se lleva los casos a la cama?

He aprendido a no hacerlo con los años. Esto es un oficio como otro cualquiera y se aprende a situar los problemas en su sitio. A no sufrir con cada uno de ellos.

Los años de la crisis habrán sido duros.

Han sido durísimos. Hemos visto despidos, despidos y despidos por causas económicas y, por tanto, problemas personales y familiares muy duros. Afortunadamente, eso se acabó en gran medida; digamos que las empresas han reorganizado sus plantillas.

¿El que haya menos pleitos no tiene que ver también con que los trabajadores tengan miedo?

El trabajo ha bajado. Primero, porque no hay tantos despidos. Hubo meses en donde la sala no veía otra cosa. Y, segundo, porque en épocas de bajas gordas todo el mundo está dispuesto a litigar porque hay trabajo en la calle y, en época de vacas flacas, el trabajador evita el conflicto y aguanta. También se han incrementado los pleitos contra la Seguridad Social por las prestaciones y el desempleo.

¿La última reforma laboral ha sido la peor que ha habido?

Si le pregunta a la patronal, dirá que no, porque ha permitido flexibilidad en la gestión de las plantillas. Si le pregunta a los sindicatos, dirán que sí porque ha facilitado los despidos y ha rebajado los derechos de los trabajadores.

Se lo pregunto como juez.

Desde el punto de vista de los derechos de los trabajadores se han hecho importantes recortes en defensa de otros conceptos: el empleo, la seguridad, y otros. Se han facilitado los despidos colectivos económicos, la negociación de los convenios en la empresa en detrimento de los sectoriales y sin apoyo sindical. Según los expertos era para que la economía saliera para adelante pero el problema es que no acaba de salir (ríe).

¿Cree que los que están en contra de ella la cambiarán si ganan estas elecciones?

Marcha atrás se da pocas veces. Lo que sí es cierto es que la reforma del 2012 supuso una modificación cualitativa más que cuantitativa. Siempre se modifica menos de que lo que se dice.

¿Cómo ve que compañeros suyos como Victoria Rosell y Salvador Alba estén cuestionados por su trabajo?

Aunque los dos casos que ha citado nada tiene que ver uno con el otro, le diría que ese no es el modo normal de proceder, ni la forma de hablar, ni de comportarse de los 5.000 jueces que hay en todo el Estado. Y, por supuesto, de los jueces canarios [en relación al caso de Alba]. Lo que me gustaría trasmitirle a la ciudadanía es que nosotros trabajamos desde la legalidad y la imparcialidad y que ese comportamiento aislado, que es muy grave, no tiene nada que ver con el normal proceder de los jueces. Lo importante es que todos los mecanismos legales de control están funcionando y que hay expedientes abiertos. En el caso de Rosell, es una querella criminal que le abierto Soria y que está funcionando igual. Pero eso es normal. También me puede ocurrir a mí, o a otro compañero, que alguien nos ponga una querella por prevaricación. Lo importante es que los mecanismos de control están funcionando.

¿Qué opinión le merece el que la jueza del Supremo, Margarita Robles, pierda su plaza tras pedir una excedencia para ir en las listas del PSOE? ¿No pierden los jueces su imparcialidad al entrar en política?

El poder judicial es un poder del Estado y el legislativo otro. A nadie le puede parecer mal que alguien quiera ejercer la soberanía popular y hacer leyes. Me parece nobilísimo con su formación y experiencia. Lo que ocurre es que la gente tiene una mala visión de los partidos políticos.

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