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Perfil

La hija adoptiva del arte canario

Licenciada en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid y en Historia de Arte por la Universidad de La Laguna, fue comisaria de arte y curadora independiente

La comisaria de arte Clara Muñoz en una foto retrospectiva. LA PROVINCIA / DLP

La cultura canaria perdía las pasadas navidades prematuramente a uno de los referentes más lúcidos y sensibles de una disciplina tan ambigua como es, a veces, el arte. Hablamos de Clara Muñoz Jiménez, comisaria de arte y colaboradora habitual del suplemento Cultura de LA PROVINCIA / DLP, a quien la ciudad concede en su 538 aniversario el título de hija adoptiva a título póstumo. Curiosamente, la historiadora tuvo el honor de pregonar las Fiestas Fundacionales de Las Palmas de Gran Canaria en su edición de 2012. Dicha coincidencia permite hoy rescatar de la memoria sus palabras para que sea ella misma quien describa a la capital que la acogió "porque es la urbe el lugar desde donde intentamos comprender el mundo y a nosotros mismos".

"No nací en Las Palmas de Gran Canaria, mi acento me delata, pero me siento igualmente canaria porque he vivido aquí toda la vida", aclaraba a la concurrencia nada más comenzar su discurso la santanderina, licenciada en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid y en Historia del Arte por la Universidad de La Laguna aquel 15 de junio de hace cuatro años en la plaza de Santa Ana. Mientras prometía un discurso jovial y esperanzador que hiciera reflexionar a todos sobre la capacidad de los canarios para "unirnos ante las dificultades y promover grandes empresas juntos" dada la situación de crisis económica del país.

La historiadora del arte, que también fue curadora independiente, señalaba que la ciudad "no es un simple mecanismo habitable sino un lugar estructurado de forma compleja en el que coincide diversas actividades y formas diferentes de concebir la vida y de percibir el mundo", sino que está viva, en continuo movimiento y transformación y al que no se le pueden poner etiquetas.

"La ciudad habla de sus habitantes y también es expresión de los procesos sociales existentes", apuntaba Muñoz, quien recurría al poeta argentino Borges para subrayar al público que preguntarnos sobre cómo es la ciudad es también reflexionar sobre "qué y cómo deber ser y cómo podemos dar sentido a nuestras acciones".

Muñoz, que desarrolló una importante trayectoria profesional como comisaria de diversos proyectos culturales; entre los que cabe destacar las Bienales de Dak ART, Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje de Canarias (2006-2011), Fotoarts y Bienal de Lanzarote, enhebró al conquistador Juan Rejón con algunos de los artistas canarios al destacar el llamativo nombre de Las Palmas que eligió el castellano para la urbe, que invita a la alegría y al júbilo. "No es lo mismo llamarse Las Palmas que llevar la cruz a cuestas aunque sea santa".

Y también con los ingenieros que, con su obra, ampliaron los límites de la ciudad según ésta iba creciendo y progresando. No en vano, la pregonera era también una experta en arquitectura.

"Todos los elementos -el aire, la luz, el agua, la tierra- parecen confluir de una manera prodigiosa en el entorno en el que esta ciudad está construida. Sin embargo, estas circunstancias que debieron servir de premisas arquitectónicas no han sido siempre contempladas en el desarrollo de la ciudad y a veces vemos con melancolía lo que la urbe pudo haber sido", reflexionaba la que fue directora de la Sala de Exposiciones del Gabinete Literario de 2003 a 2012 y miembro del Consejo Asesor del Centro Atlántico de Arte Contemporáneo (CAAM) entre 2000 y 2002.

Y en ese devenir por la ciudad desde sus orígenes al siglo XXI de la mano de artistas y arquitectos que dejaron su impronta en la ciudad, Muñoz advertía de los "grandes retos" a los que todavía Las Palmas de Gran Canaria tendría que enfrentarse en un futuro próximo y que incluso "podrían dar un giro importante a la relación que siempre debió vincular ciudad y entorno".

En este sentido, la comisaria expresaba "la urgencia y necesidad de un tratamiento del litoral" de la ciudad, que tantas veces se ha proyectado y que en tantas otras ha caído en saco roto. "Puede que este punto de vital importancia dote al fin a Las Palmas de Gran Canaria de una idea de ciudad que en su apresurado desarrollo, se ha perdido".

La historiadora, que también colaboró en diversas revistas especializadas de arte y arquitectura como Atlántica, Revista de Arte y Pensamiento, Art.es, Sublime Contemporánea y Basa, creía que la función más importante del arte y de la arquitectura "debería ser la de sugerir más que la de revelar" y tiró de las orejas a las personas encargadas de tomar decisiones en los ámbitos sociales políticos y económicos para "crear expectativas" en lo que debiera ser el futuro de la ciudad.

Su pareja Juan Espino, quien recogerá el día 23 el premio en su nombre, reconocía ayer que vivió con especial emoción el que la eligieran como pregonera de la ciudad ya que se sentía querida en la capital, a la que llegó con tres años, "y en toda Canarias. "Para ella era un reconocimiento de que pertenecía a este lugar; sin duda alguna el título de hija adoptiva también le hubiera gustado recibirlo".

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