Vicenta Matos conoció desde la infancia la peor cara de la discriminación sexual. Su padre "quiso deshacerse" de ella, que entonces era él y homosexual, mientras su madre nunca le apoyó, más bien al revés. Con este panorama familiar, donde "el insulto formaba parte de la rutina diaria", no es extraño que huyera de casa y, con el correr del tiempo, también de su país, Venezuela.

En España, Vicenta Matos halló asilo y apoyo. Si bien dio con sus huesos en la cárcel, empezó a normalizar su vida y a formar una familia, tejida con las redes de la comprensión y la tolerancia, a partir de la ayuda de la Asociación Catalana para la Integración de Homosexuales, Bisexuales y Transexuales Inmigrantes (Acathi).

La prisión fue providencial para ella porque logró los contactos que le han permitido hacer su transición de género y convertirse en la mujer que es hoy. Matos, que ni se plantea regresar a su país natal, donde sufrió discriminación como hombre homosexual, ayuda ahora en España a otros inmigrantes que, como ella, han sido víctimas de la intolerancia en sus países y que, por ello, necesitan asilo.

Anoche, Vicenta Matos compartió su historia en el Club LA PROVINCIA, en el marco del ciclo de conferencias organizadas con motivo de la Semana del Orgullo LGTB de Las Palmas de Gran Canaria por el Colectivo Gamá. Su charla fue ejemplo del trabajo que realiza Acathi en defensa de los extranjeros que llegan a España escapando de situaciones de discriminación en sus países por su orientación sexual, esos otros refugiados o asilados.

La especialista de Acathi, Pilar Leza, detalló la labor de la organización y puso de relieve el mapamundi de la discriminación y criminalización de las personas LGTB.