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Entrevista

Savané: "La distinción me ha llegado tanto como la carta que recibí de Bill Clinton"

"Soy un yonki de la información y paso mucho tiempo viendo noticias en diferentes idiomas", afirma el jugador de baloncesto senegalés

Sitapha Savané, el viernes, frente al Centro Insular de Deportes. JUAN CARLOS CASTRO

De pequeño no le gustaba el baloncesto. ¿Cómo terminó con un balón naranja en las manos?

Como muchos chicos en África, empecé jugando al fútbol, porque no necesitábamos canasta ni nada. Mi hermano mayor sí jugaba al baloncesto, pero eso casi que me hizo odiarlo más porque nos peleábamos más por la tele. Yo empecé a interesarme por este deporte por los Juegos Olímpicos del 92, con el Dream Team. Ahí me llamó la atención y mis amigos y yo empezamos a dejar un poquito más de lado al fútbol. Y hasta ahora.

Fuera del trabajo, ¿qué cosas le gusta hacer?

Me ha encantado leer desde siempre, tanto libros como periódicos. Soy un yonki de la información, así que en ese sentido en casa siempre paso mucho tiempo viendo las diferentes noticias. Al tener la ventaja del idioma veo las españolas, las francesas, las inglesas, las americanas y cuando te das cuenta, como te quita tiempo, tienes que volver a empezar [se ríe]. También me gusta estar con mis amigos. Soy de estar con personas y no a solas porque me gusta mucho relacionarme con todas aquellos que he conocido a lo largo de mi vida.

Y cuando se retire, ¿a qué le gustaría dedicarse?

Siempre he tenido claros un par de campos en los que voy a ser activo después de dejar el baloncesto. Uno está relacionado con lo que he estudiado, Ciencias Económicas. Siempre he tenido claro que una de las necesidades de mi país de origen, Senegal, es el desarrollo económico para poder evitar sucesos, por ejemplo, como los de los cayucos y la emigración obligada de todos nuestro jóvenes. Siempre digo que todos los que hemos tenido la oportunidad de salir fuera para formarnos y trabajar tenemos la responsabilidad de participar de alguna manera en el desarrollo de nuestro país. Puede ser como mi hermano mayor, volver y montar una empresa y crear puestos de trabajo. O también se puede hacer desde fuera. Luego está la vertiente social, es decir, no es solo hacer negocio. Ser solidario, colaborar con asociaciones y trabajar con gente para ayudar a los que han tenido menos fortuna en al vida.

Creó la Fundación Canaria Yakaar. ¿A qué se dedican?

La fundación fue creada por mí y por mi colaboradora principal Nayra Monzón para formalizar lo que ya se venía haciendo desde antes. Básicamente se trataba de aprovecharse de la proyección que tiene un deportista profesional para dar luz para muchísimos proyectos, asociaciones y gente que lo merece y ayudarles a lograr sus metas.

Ha vivido en muchos sitios y ha elegido su país y Canarias para residir. ¿Ha encontrado aquí esa 'teranga' de su tierra?

Lo cierto es que tiene muchísimo que ver. He vivido en Ginebra, en Francia, en Estados Unidos y, la verdad es que aquí en Canarias he encontrado lo más parecido a lo que había dejado atrás y siempre añoro de mi país: ese calor de la gente aquí, esa teranga, como lo llamamos en Senegal. De hecho, total son 12 años de mi vida los que he pasado aquí, no solo por la situación deportiva sino porque me he sentido muy cómodo con la gente, con el ritmo de vida que quieren llevar, las prioridades que tienen.

¿Qué opina de las relaciones que tiene la ciudad con África?

El potencial lo tiene, esto está clarísimo y se sabe desde antes. Ya el futuro depende de cómo se lleven las cosas. Antes, muchas veces fui algo crítico con la falta de esfuerzos reales, porque una cosa es decirlo y otra poner los medios para que pueda ser así. Un ejemplo son las conexiones con África. Un billete para ir de vacaciones de verano en Senegal desde aquí vale casi lo mismo que para ir al Caribe. Si hay que pagar 500 euros por un vuelo de dos horas, ¿cómo un pequeño empresario se va a plantear hacer negocio allí? Un gran empresario igual sí, pero si realmente queremos ser una plataforma con África, se tienen que mirar estas cosas para lograr que se cree esta plataforma a través de la cual Europa y Estados Unidos puede llegar mejor a África.

Ha crecido con la política en casa. ¿Cómo ve las elecciones? ¿Cree que los emergentes tienen más posibilidades esta vez?

En muchos países al norte nuestro, como mi querida Francia, hay fuerzas de extrema derecha, que eran residuales antes y ahora están en posición de hacerse con el poder y esto es fruto de la crisis y del enfado y el miedo que vienen con ella. Pero aquí en España, el resultado ha sido la emergencia de otras fuerzas como Podemos y Ciudadanos y yo, en ese sentido, estoy muy orgulloso de ser español.

Ahora es también un canarión. ¿Qué le ha hecho más ilusión, recibir la carta de felicitación de Bill Clinton o ser Hijo Adoptivo?

[Se ríe]. Esta es una pregunta muy difícil. La carta de Bill Clinton también fue una enorme sorpresa y cuando llegó, al principio, pensé que se trataba de una broma porque yo estaba en la Navy y llegué a las oficinas de baloncesto y me dijeron que tenía una carta de la Casa Blanca. No pude evitar reírme y bromear y resulta que sí que era de era de Bill Clinton. Obviamente, a esa edad, te hace una ilusión tremenda que el presidente de Estados Unidos te escriba. Pero es que luego, además, al año siguiente viajó a Senegal y me nombró en su discurso y ahí ya fue el éxtasis total. Así que bueno, solo diré que este nombramiento es una de las cosas que se ha acercado muchísimo a este momento así que da una idea de todo lo que me ha llegado.

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