Luz y color. Esa es la primera impresión que se tiene al entrar en el hotel Reina Isabel, un referente de la playa de Las Canteras y de la ciudad con más de cincuenta años de historia, que acaba de reabrir sus puertas tras una reforma en la que aún se continúa trabajando.
La noche de San Juan fue la fecha elegida para reabrir el establecimiento, cerrado durante seis semanas a los turistas. El director del hotel, Alfredo Suchamel, explicó la pasada semana que se decidió abrir en esa fecha para "seguir con la tradición" de que los turistas y clientes del restaurante Summum, cuya carta también se ha visto reformada , disfrutaran de una noche más de voladores desde el salón con vistas a la bahía y porque un hotel "no puede estar cerrado demasiado tiempo".
La reforma ha consistido, principalmente, en rehabilitar los baños de las habitaciones, cambiar las luminarias, la lencería de la estancias así como la tapicería del mobiliario. También se han rehabilitado algunas zonas comunes como el aseo público, a la entrada del establecimiento, las alfombras de los corredores y el bar de la piscina, situada en la última planta del establecimiento. El objetivo: rejuvenecer y modernizar las estancias además de dotar de máxima comodidad los baños.
La renovación del hotel, perteneciente a la cadena Bull Hotels, es la tercera que se realiza en los últimos años y ha supuesto una inversión de más de un millón de euros.
El cambio de imagen todavía se sigue efectuando en el hotel, que cuenta con 233 habitaciones, 19 de ellas suites. De momento se han abierto las dos últimas plantas, de las seis destinadas a alojamiento que dispone el hotel. En la última se encuentra la piscina, el restaurante, el spa y el gimnasio.
"Las dos plantas de enmedio están prácticamente finalizadas y amortiguarán el ruido que pueda haber en las primeras, donde se está trabajando", indicó Suchamel ante las posibles molestias que una obra podría causar a los clientes. El director anunció que la reforma estará completa a finales de julio.
El ambiente colorista resalta nada más entrar en el hotel, de cuatro estrellas. No solo por las tulipas rojas de las lámparas del techo y cuadros que cuelgan de sus paredes, sino también por el tapizado de terciopelo de los muebles y las alfombras. La cromática de rojo, azul, amarillo y lila recrea espacios diversos para el encuentro y la conversación de los clientes. Dos sillas con el respaldo en forma de caracol frente a las puertas giratorias de entrada ofrecen un guiño al viajero de que el mar está cerca.
En el baño público, a la entrada del hotel, se ha optado por un diseño vanguardista. Un lavabo central para compartir a modo de fuente es la pieza central de este espacio, revestido de gres en tonos lilas y marrones que incrementan la espectacularidad del aseo, en el que se esconde una venus de Boticelli y un Muhammad Ali como iconos para las mujeres y los hombres, respectivamente.
Los aseos de las habitaciones se han trasformado totalmente para buscar la comodidad del cliente. En estas estancias se ha optado por el blanco marmolado, se han cambiado las bañeras por duchas y se han puesto accesorios y griferías nuevas.
En las habitaciones, la lencería y la tapiceria juega con los tonos blanco, beis y anaranjada. Mientras que las alfombras que recorren los pasillos iluminan con la variedad de azules, verdes y amarillos.
